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Rehabilitados por drogas cuentan sus experiencias

La ONG Corporación Padre Chango lleva adelante una tarea social en la que mediante sus programas para diversos grupos, ofrecen ayuda a personas adultas y jóvenes para su rehabilitación de consumo de sustancias y drogodependencia.

Entre sus programas de apoyo a la comunidad se encuentra la población general adulto residencial PR-PG, siendo divididos en secciones de hombres y mujeres. Es en el programa masculino donde se encuentra Pablo Reyes, de 34 años, usuario que cuenta su camino desde antes de la llegada a la ONG hasta el presente.

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Era un “consumidor funcional” en su empleo, pero no en su vida familiar. No buscó ayuda hasta tres años después. Su arribo al programa se debe al poli consumo de sustancias como cocaína, alcohol y pasta base en un caso severo, agravado durante el periodo de pandemia. Pablo relata las etapas del plan desde su ingreso; la primera fase contempla adaptación y vinculación al programa y sus componentes, durante el primer mes no hay autorización de salida, pasado este periodo solo son admitidas los fines de semana para visitar familiares y poner en práctica los aprendizajes y avances realizados con especialistas. Fue en esta etapa en la que el usuario relata “no poder dormir a causa del insomnio provocado por la abstinencia”.

Lo siguiente es la etapa dos, la cual considera la apertura del proceso, mediante la búsqueda de la razón del consumo en el interior de cada persona, mediante investigación de su historia de vida, con la finalidad de que al término del análisis el usuario pueda adoptar objetivos personales. Finalizando con la tercera etapa, a la que Pablo avanzó el jueves de la semana pasada, con el fin de retomar rutinas sanas, sus actividades familiares con sus hijos y empleo fuera de la comunidad. Pablo Reyes afirma que “es una enfermedad para toda la vida”, recalcando la importancia de la honestidad y transparencia con uno mismo.

Otro grupo es la población general adulto ambulatorio PAI-PG. Como usuaria de la sección mujeres Agustina Roa de 35 años accedió a relatar su testimonio. Su ingreso al plan se debe a su madre, quien investigó sobre la corporación para luego comentarle su tarea social. Ante eso Agustina accede a ser inscrita en el programa, siendo evaluada y asignada al programa ambulatorio por su nivel de consumo moderado. Relata que la ayuda del programa fue mediante estudios de su historia desde la niñez a la adultez, así como intervenciones que dieron como resultado que lograra su alta hace dos semanas. Se desempeña actualmente como manipuladora de alimentos en el programa para menores de la Corporación Padre Chango, mientras recibe seguimiento a su tratamiento.

“Soy lo que soy gracias al programa”

También la corporación cuenta con el Programa Infractores de Ley Sección Juvenil PAI-SJ, en el que adolescentes son ingresados a causa de la ley 20.084 por consumo problemático u otros trastornos. El programa consta de 12 meses de duración, con la finalidad de impulsar la integración de los jóvenes a la sociedad. Este es el caso de A.C., de 15 años, usuaria del programa a partir de septiembre de 2021 luego de una causa judicial y el acercamiento de la ONG. Ingresó al programa asistiendo dos veces por semana a terapias, talleres de fotografía y manualidades con la finalidad de motivarla y distraerla de sus problemas. A un mes de haber sido dada de alta se encuentra cursando segundo medio, con planes de realizar “un curso de asistente aérea al terminar su enseñanza media” y posteriormente realizar estudios de Obstetricia. Destacó “el amor propio inculcado por el plan: soy lo que soy gracias al programa”. 

Texto: Sofía Ormeño

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