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Reactivación aún lejana

El turismo en Ñuble es una de las actividades económicas que más ha sufrido con la pandemia. Fue de las primeras en verse afectadas por las restricciones impuestas por el Gobierno, y será una de las últimas en recuperar su ritmo habitual.

Por estos días, diferentes actores de lo que llaman el “ecosistema del turismo” en Ñuble han sostenido reuniones, con el propósito de reunir distintas miradas que permitan avanzar en la elaboración de una hoja de ruta que les sirva de herramienta en las diferentes fases de la reactivación de este rubro.

Hasta ahora han llegado a dos conclusiones elementales, pero decisivas. La primera, que el año está prácticamente perdido para el turismo de invierno, y la segunda, que la estrategia de los servicios turísticos tiene que cambiar.

Garantizar la seguridad sanitaria será un factor clave, como también la capacidad de adaptación e innovación frente a un mercado que presentará nuevos hábitos de consumo y que probablemente dejé muchos heridos en el camino, propiciando la concentración de empresas, en un sector en el que abundan los negocios pequeños.

¿Será diferente nuestra forma de vacacionar post-virus? Sí. La mascarilla será tan indispensable como la cedula de identidad DNI o el pasaporte. El lavado de manos a repetición y el distanciamiento social serán la norma. ¿Más? Declaración jurada sanitaria en el check in y cierre de sectores (las barras de los bares, por ejemplo) para impedir la interacción entre comensales.

De seguro, el turismo de negocios y el turismo urbano -que tienden a ser masivos- se contraerán en el corto plazo. Sin embargo, el turismo de naturaleza, en el que Ñuble tiene bastante que ofrecer, se podría convertir en alternativa para el escape y el reencuentro con la naturaleza que añoran millones de viajeros luego de los periodos de confinamiento.

El agroturismo sobre el cual tenemos enormes oportunidades, o las oportunidades de empaquetamiento de destinos menos populares que han estado más alejados de los estragos de la pandemia podrían ser alternativas para innovar y armar planes de corta estadía.

De seguro los turistas plantearán nuevas exigencias que estimularán ajustes, como también tendrán nuevos deberes para garantizar la sostenibilidad de la actividad. Veremos con frecuencia el uso de mascarillas, principalmente en el transporte y alojamiento, se fortalecerán los medios de pago electrónicos y habrá que implementar nuevas prácticas de chequeo en los hoteles.

Las personas no dejarán de viajar y tan pronto se empiece a facilitar la conectividad, los turistas comenzarán a analizar qué destinos representan mayor confianza. Ese debe ser el objetivo de todo cuanto se haga en Ñuble antes de esa esperada y aún lejana fecha.

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