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¿Qué falta en Chile? ¿Más poder, autoridad o liderazgo?

Señor Director:

Dentro del contexto de la discusión sobre los méritos morales para la adjudicación de los poderes públicos, compartos algunas reflexiones:

1)Aprovechando que está nuevamente de moda el universo creado por JRR Tolkien, podríamos recordar que el problema del libro “El Señor de los Anillos” no era “quién” portaba el anillo (del Poder), pues era absolutamente irrelevante: El anillo corrompía a cualquiera. El quid era-simple y derechamente- eliminarlo.

2) “Los problemas de la democracia se solucionan sólo con más democracia”. Esta expresión que, durante mucho tiempo, me ha parecido una frase huera (más un arma arrojadiza a conveniencia, que un argumento de fondo), tiene más contenido que el que le pueden atribuir muchos de los mismos que la enarbolan y creo que dialoga bien con la pregunta planteada por Reyes.

3) En este sentido, citando dos conceptos que he aprendido de Roberto Gargarella, necesitamos que la “sala de máquinas”esté estructurada de tal modo que nos libere de la situación actual de “chantaje del voto”.

Dicho de otro modo, que podamos votar más incisivamente, no constreñidos por el corsé que conviene a la clase política, que nos obliga a votar por “corpóreos” y que nos fuerza a dividirnos y etiquetarnos unos a otros, acusándonos recíprocamente que “si votas por este, apruebas necesariamente aquella monstruosidad” y “si votas por aquel otro, estás respaldando esa abominación” (pues en el closet de cada uno podemos encontrar cadáveres). Así, el pueblo no se puede unir, porque a los políticos les conviene mantener vivas diferencias artificiales que le dan el poder a uno u otro.

4) En este sentido, pese a la aparente complejidad que pueda revestir, la idea que propusiera el profesor Waissbluth para el plebiscito de salida, en torno a que la Constitución hubiera podido ser votada por capítulos separados, sigue siendo un estándar democrático que ha de ser buscado, tanto respecto de la Carta Fundamental, como de otros textos legales que se dicten a futuro.

5) Comenzábamos esta misiva recordando una obra literaria. Terminemos, parafraseando otra: no necesitamos más conceptos para legitimar el poder, necesitamos redescubrir y experimentar, como decía Vaclav Havel, el “poder de los sin poder”.

Eduardo Salinas Venegas

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