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Entre las demandas sociales expresadas en las marchas callejeras destaca el clamor por frenar el alza del costo de la vida en Chile y mejorar las remuneraciones de los trabajadores chilenos, donde el alza del salario mínimo se ha tomado parte de la agenda.
En ese contexto, mientras desde la CUT plantean que el salario mínimo debiese rondar en torno a los $450 mil, el empresario Andrónico Luksic volvió a sorprender ayer al anunciar a partir de 2020 que en todas sus empresas del grupo Quiñenco el sueldo mínimo de los trabajadores directos será de $500 mil, medida que aún no ha sido imitada por los gremios empresariales.
En tanto, anoche el Presidente Sebastián Piñera anunció una agenda social, con un paquete de medidas que intentan dar respuesta a las demandas, entre las cuales destaca el Ingreso mínimo garantizado (sueldo base) de $350 mil, una herramienta que complementará los salarios inferiores a esa cifra (jornada completa).
El tema cobra especial relevancia en la Región de Ñuble, donde un 50% de los trabajadores dependientes percibía en 2017 un ingreso líquido igual o inferior a $272 mil, cifra que contrasta fuertemente con el contexto nacional, según datos de la Encuesta Casen 2017.
Aumento diferenciado
Consultado por el debate que se viene en esta materia, el académico y director del CER Regional, Renato Segura, aseveró que “el salario del trabajador debiese ser el reflejo de su nivel de contribución a la generación de riqueza del empleador. En este sentido, para los trabajadores más jóvenes, con menor experiencia y/o de menor calificación, los salarios se han indexado al salario mínimo. Esta realidad ha generado un foco enorme de injusticia en el mercado laboral, toda vez que, dichos trabajadores no son medidos por su nivel de contribución a las utilidades del empleador, sino por el salario mínimo vigente en el mercado”.
Segura sostuvo que la fijación del salario mínimo debiese guardar una correspondencia con el tamaño de la empresa.
“El salario mínimo no afecta igual a un pequeño comerciante que a las empresas del retail. Sin embargo, en ambos casos, los salarios de los trabajadores de ambos tipos de empresas están indexados al salario mínimo. El salario mínimo que en la actualidad es de $301.000, puede ser muy relevante para un pequeño comerciante, pero es irrelevante para el retail”, explicó.
El académico manifestó que “me parece de toda lógica que el salario mínimo considere el nivel de facturación de las empresas. Hoy día, es muy probable que un salario mínimo de $350 mil puede ser absorbido con relativa estrechez por un pequeño comerciante, pero un salario mínimo de $500 mil puede ser absorbido con holgura por una cadena del retail”.
Más allá de la discusión, para el investigador, “fijar un monto mínimo, como ocurre hoy, beneficia a las grandes empresas en la fijación de los salarios a los trabajadores más vulnerables y debilita la capacidad de negociación de los salarios”.
Y añadió que “es una herramienta efectiva para hacer precario el mercado laboral y justificar lo injustificable. Para los trabajadores que no son de confianza, existe un abismo de diferencia entre lo que ganan las empresas y la retribución que reciben sus colaboradores”.