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Productores de frutillas enfrentan la peor crisis de las últimas décadas

CNR

Los productores de frutillas de Ñuble, así como de la zona central y centro sur del país, enfrentan la peor crisis de las últimas décadas, una crisis de origen sanitario, debido a la detección por primera vez en Chile, a fines de julio pasado, del nemátodo del enanismo de primavera de la frutilla (Aphelenchoides fragariae), microorganismo que produce deformaciones en hojas y frutos, así como un menor rendimiento.

Así lo reconoció Óscar Avendaño, asesor técnico en frutillas y berries, quien lleva 23 años trabajando en el rubro, quien hoy asesora a productores de la agricultura familiar campesina, quien explicó que, debido a que la plaga también fue detectada en el vivero que abastece de plantas de frutillas al 90% de los productores, la entrega de plantas para esta temporada está prácticamente paralizada, un tema no menor si se considera que esta especie es productiva solo por dos temporadas, razón por la cual los agricultores van rotando la mitad de sus cultivos cada año, en el caso de Ñuble, la primera quincena de septiembre, lo que este año no ocurrió. [bg_collapse view=”button-orange” color=”#4a4949″ expand_text=”Leer más” collapse_text=”Menos” inline_css=”width: 100%” ]

De esta forma, anticipó el profesional, se estima que la producción esta temporada caerá entre un 40% y un 50%, una cifra que desde el Ministerio de Agricultura esperan que sea menor, planteó el seremi de Agricultura en Ñuble, César Rodríguez. De hecho, en virtud de la declaración de emergencia agrícola que decretó a inicios de agosto el ministro Esteban Valenzuela, se dispuso de recursos extraordinarios para enfrentar los impactos de la plaga, lo que permitirá apoyar a los pequeños agricultores, mejorando la fertilización de las plantas para mantener altos rendimientos, adoptando las medidas de vigilancia y control de la plaga y mitigando los impactos económicos en la agricultura familiar campesina.

El seremi de Agricultura coincidió en que se trata de la peor crisis sanitaria del sector frutillero, que en la región bordea las 450 hectáreas que se concentran principalmente en la precordillera y en el valle central, principalmente en El Carmen, San Ignacio, Bulnes, Coihueco, Ñiquén y San Carlos, así como también en la costa, aprovechando los microclimas y variedades más tempraneras, principalmente en Cobquecura y Trehuaco. Acotó, sin embargo, que las estadísticas suelen esconder un número no menor de pequeñas superficies (inferior a 2 mil metros cuadrados) de agricultores que no son contabilizadas.

“Estamos hablando de más de 300 productores comerciales en la región, la gran mayoría de la agricultura familiar campesina, usuarios Indap pero con un perfil más comercial, con 1-3 hectáreas, aunque también hay productores medianos. Conviene destacar que cerca de la mitad tienen certificación orgánica”, detalló Rodríguez.

De corto y mediano plazo

Óscar Avendaño explicó que la irrupción de esta plaga en el país tiene impactos en el corto como en el mediano plazo. En el corto plazo, “esta plaga, al estar presente en el único vivero en Chile que nos vende las variedades que nosotros plantamos en la región, que son variedades con royalty y que solo viveros Llahuén las puede vender, disminuyó la superficie a plantar esta temporada. En el caso de Ñuble, donde tenemos entre 400 y 500 hectáreas, se plantan entre 200 y 250 hectáreas al año, incluyendo los huertos orgánicos, que representan la mayor concentración del país, cerca del 90%”.

De esta forma, el vivero, donde hay plantas infectadas, ha debido reducir sus partidas, bajo la estricta vigilancia del SAG.

Y como consecuencia directa, la producción, que se destina principalmente a la agroindustria (congelados para exportación) y al mercado local, se reducirá entre 40% y 50% en la temporada venidera -la cosecha en esta región ocurre entre noviembre y abril-, reafirmó Avendaño.

En lo inmediato, el SAG autorizó partidas de plantas libres de la plaga desde el vivero, que comenzaron a ser distribuidas esta semana, priorizando a productores de Ñuble, pero con un tope del 50% de la reserva, en un proceso que se extenderá hasta mediados de octubre, lo que significa plantar con un mes de atraso.

En tanto, en el mediano plazo, el efecto “es que nos vamos a ver enfrentados a una situación que nunca habíamos tenido en los más de 20 años que llevo en el rubro, y es que vamos a tener que convivir con una plaga que nos afecta fuertemente la producción y el rendimiento del cultivo, es decir, si no recibimos buen material del vivero, con presencia de esta plaga, que afecta al crecimiento y la floración de la planta, y por tanto, los frutos, se va a mermar la producción del cultivo en términos de rendimiento, lo que reducirá la rentabilidad del negocio. Si estábamos acostumbrados a producir, en promedio, 45-50 mil kilos por hectárea, con la plaga puede disminuir en 30% en promedio la producción, y sabemos que puede llegar a 60% según plantean expertos”.

En ese sentido, al asesor recordó que el año pasado algunos huertos mostraron caídas bruscas de rendimiento, lo que no pudieron explicar hasta ahora, cuando se reconoció oficialmente la presencia de la plaga. “La plaga ya la teníamos presente el año pasado y quizás, hace dos años, lo que pasa es que nadie la había detectado, ni el SAG, ni el vivero ni nosotros como asesores y menos los agricultores. Nunca pensamos que podíamos estar en presencia de una nueva plaga, que es invisible al ojo humano, se introduce en la célula de la hoja, por lo tanto, hay que detectarla con análisis de laboratorio”.

“Lo que sí observamos -continuó-, fueron los síntomas visuales, como baja en el crecimiento, pérdida en la cantidad de flores o de fruta cuajada, o flores deformes, o puntos de crecimiento con síntomas de reducción de hojas o deformación de hojas”.

A partir de esta situación, y de cara a lo que ocurrirá en el mediano plazo, Óscar Avendaño planteó que “lo que tenemos que lograr, como asesores, es presionar al vivero y al SAG para que podamos tener alta certeza de que las plantas que vamos a recibir todos los años están libres del nemátodo”.

“Tenemos absoluta incertidumbre, no sabemos lo que va a poner a disposición el vivero el próximo año, y eso, además, lo tiene que certificar el SAG. Si no tenemos disponible la cantidad a la que accedíamos todos los años, nosotros estamos obligados a comenzar a hacer gestiones para que aparezcan viveros importando nuevas variedades, ya no serán las de UC Davis, porque Llahuén tiene la franquicia de esas variedades, entonces, necesitamos que otros actores entren al mercado con variedades distintas, pero hay que evaluar ese material y eso toma, por lo menos, dos a tres años, y esperanzados de que algunos viveros ya han hecho contactos para importar nuevas variedades y tener mayor oferta de plantas; porque si el vivero no soluciona el problema en el corto plazo, podemos tener 2-3 años con baja oferta de plantas, y aquí estoy en el ámbito de la especulación”, reflexionó.

Para el próximo año, además, se estima una caída más profunda de la producción, derivado de una menor superficie plantada. Un factor es la entrega limitada de plantas por parte del vivero este año, pero otro factor fue la decisión de muchos agricultores, ante esta crisis, de no plantar.

Avendaño expuso que esta crisis afecta directamente el bolsillo de la agricultura familiar campesina. “Para los agricultores que están acostumbrados a vivir de este rubro, les genera gran incertidumbre, porque no van a tener los mismos ingresos. El rubro de frutillas es muy rentable, me atrevo a decir que en baja superficie es el de mayor rentabilidad, se habla de 5-12 millones de pesos por hectárea, un rango amplio porque el rendimiento puede ir de 30 a 60 mil kilos por hectárea; por eso es un rubro manejado por la agricultura familiar campesina, porque eso les permite vivir todo el año”, precisó. En ese sentido, mencionó que buscaron alternativas, como la papa, algunas hortalizas y cereales como avena y trigo, aunque ya es muy tarde para estos dos últimos. Asimismo, algunos dieron pasos más permanentes hacia la diversificación, incorporando frambuesas en sus campos, un camino que imitarán otros en los próximos años.

Respuesta del Minagri

El seremi de Agricultura recordó que, al ser un nemátodo que no estaba en Chile, el SAG la clasificó como una plaga cuarentenaria, cuya detección se debe denunciar obligatoriamente y se exige aislar los predios infectados. “Y por lo menos vamos a estar varios años en esta condición”, anticipó.

En ese sentido, Rodríguez destacó el despliegue de los funcionarios del SAG inspeccionando predios con el objetivo de detectar la presencia de la plaga en huertos sospechosos o donde existan denuncias, así como también entregando recomendaciones de bioseguridad para evitar que se siga propagando. En ese contexto, a partir de este mes el SAG ha autorizado el uso de cuatro productos para el control químico del nemátodo en los predios infectados.

En el caso de Ñuble, indicó que, a la fecha, hay 13 predios infectados, una cifra que probablemente seguirá subiendo, reconoció.

A partir de esto, el seremi explicó las medidas que ha adoptado el Ministerio: por un lado, las medidas de diagnóstico y control que está realizando el SAG, en segundo lugar, definiendo un sistema de control más permanente, idealmente, incluyendo el control biológico y el manejo integrado de plagas, un trabajo donde está participando el INIA, enfocado principalmente en los cultivos orgánicos.

Además, confirmó que “vamos a trabajar en algunos apoyos de emergencia para los agricultores, que permitan que aquellos huertos que entran en su segundo año de producción, tengan un mejor tratamiento, porque eso significa un mayor costo, lo que permitiría subir los rendimientos en estos huertos de segundo año”, una medida que fue analizada al interior de la mesa de trabajo público-privada regional que se constituyó en agosto, que lidera el seremi, y en la que participan los productores SAT y medianos, los asesores técnicos y los servicios del agro, como el SAG, el Indap y el INIA, la que ya ha tenido tres jornadas. Al respecto, la autoridad destacó que esta mesa ha permitido hacer seguimiento de la evolución de la plaga a partir de los sistemas de control, intercambiar información, promover la denuncia y definir las características de la ayuda que entregará el Estado. De igual forma, está funcionando una mesa a nivel nacional en la que también participa la agroindustria.

En el mediano plazo, además, no descartó que se generen incentivos desde el Estado, que apunten a diversificar la oferta de plantas de frutillas de la mano de viveros que deseen participar en este rubro, de manera de reducir la actual dependencia.

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