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Plan Bicentenario

Cristian Cáceres

La realidad política es siempre multifacética, y en la dinámica de su actividad pueden distinguirse dos caras, una táctica y otra arquitectónica. La primera comprende lo vinculado con la lucha por alcanzar el poder; del otro lado, la cara arquitectónica se refiere a la tarea que se lleva a cabo desde el poder para diseñar y ejecutar políticas que beneficien a las personas, impulsando el desarrollo y una mejor calidad de vida.

Actualmente, existe en la ciudadanía una generalizada percepción de que en la capital regional prevalece la primera y hay más lucha por la conquista de parcelas de poder de determinados actores políticos, que la discusión de proyectos y propuestas que tengan como meta un mejor futuro para Chillán y su gente.

Cuando todo se reduce a la táctica política, a cuántos partidarios puedo ubicar o favorecer, se desnaturaliza el servicio al bien común que define a esta noble actividad. Por el contrario, los chillanejos reclaman, en este particular momento de su historia, que predomine la dimensión arquitectónica y en ella se inscribe el Plan Chillán Bicentenario 2035-2039, iniciativa que impulsa el Municipio y que busca planificar la ciudad de la próxima década.

La instancia permitirá principalmente elaborar una propuesta de acciones y proyectos estratégicos que permitan una transformación de Chillán a mediano y largo plazo, enfrentar situaciones críticas y avanzar en la construcción de una imagen de futuro consensuada con la sociedad civil, que ponga en valor la historia, tradición y el patrimonio de la capital regional.

Este ejercicio de pensar un porvenir, sin duda mejor, también está matizado por el realismo que sugiere analizar las posibilidades de alcanzar esas metas y los eventuales obstáculos que hay que enfrentar para efectivamente conseguirlas.

En este sentido, si bien hay que realizar esfuerzos, en algunos casos más importantes que otros (en ámbitos como empleo, ingresos, capital humano, transporte y conectividad), lo que parece vital es la voluntad de atreverse a dar esos pasos necesarios para estar a la altura del desafío.

Ser la capital de la Región de Ñuble es también ser un referente social, cultural y económico de todas las comunas y provincias del nuevo territorio, además de un centro de servicios eficiente y especializado.

La ciudad, que ya tiene 200 mil habitantes, posee las condiciones para convertirse en un modelo de desarrollo urbano y calidad de vida, lo que sumado a su rica historia y tradición nos hace justificadamente soñar con una ciudad sostenible ambientalmente, educada y tolerante socialmente y productiva económicamente.

Una combinación virtuosa que requiere un alto grado de gestión pública y también liderazgo e involucramiento ciudadano, pues no todo puede recaer en el municipio y el gobierno regional, pese al innegable protagonismo que tienen. Se requiere que los chillanejos también tomen partido y ayuden a construir su ciudad.

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