Señor Director:
No puedo dejar de sorprenderme al escuchar al Presidente de Chile, nuestro Presidente, considerar que el mal llamado “estallido social”, sea una buena noticia. Dice que “representa una democracia y una ciudadanía viva, vital que quiere expresarse y nos va a dar la oportunidad de mejorar el rumbo para tener un Chile más justo, más solidario, más pacífico y también, ojalá, más próspero”.
¿Quién en su sano juicio, puede considerar que la democracia avala la destrucción?
Ayer vivimos la quema de dos iglesias y hubo gente tan desatinada que celebró la caída de la cúpula de la Parroquia de la Asunción. Da lo mismo si pertenecen a alguna religión o son ateos, destruyen patrimonio privado y público con el mismo entusiasmo. Su odio y su falta de cultura cívica es tan grave, tan deprimente. Son personas -si se les puede llamar así- tan influenciables, tan carentes de pensamiento propio y muy autodestructivas.
Pero aún más lamentable es que estemos siendo gobernados por un señor que parece estar tan desesperado por ser querido, que se olvidó de gobernar.
María Constanza Parr Guzmán
