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Pequeña agricultura se suma a la reconversión frutícola

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Existe coincidencia sobre la necesidad de una renovación varietal en especies frutícolas como arándanos y cerezas, en respuesta a las mayores exigencias de los mercados en materia de calidad, pero también como una forma de contar con variedades más resistentes al estrés hídrico, más productivas, que la fruta tenga una mayor vida postcosecha y ampliar la ventana productiva, para extender periodos de cosecha.

En ese contexto, los productores locales están en un proceso de renovación de variedades, que representa elevadas inversiones y, asimismo, están apostando por incrementar las superficies para satisfacer la creciente demanda de los mercados internacionales.

A nivel de pequeños productores, sin embargo, dicho recambio no es posible sin el apoyo del Estado o sin el acceso a financiamiento de largo plazo, razón por la cual Indap Ñuble lanzó un concurso especial enfocado a los rubros de cerezas, berries y castaños, que apoyará a los pequeños productores en la compra de plantas en viveros certificados, para lo cual se destinarán $371 millones, con recursos del Gobierno Regional.

Con esto se busca, por un lado, aumentar la superficie de frutales a través de la reconversión de los cultivos actuales por especies más rentables y, por otro lado, acelerar el recambio varietal.

Mejorar retornos

Según explicó la directora de Indap Ñuble, Tatiana Merino, el concurso tendrá un aporte máximo del 90% por parte de Indap, con un máximo de $5 millones por usuario, para líneas de apoyo de establecimiento de huertos frutales, considerando el aumento de superficie o el recambio.

“Nuestra región tiene una vocación agrícola, donde la mayor parte pertenece a la agricultura familiar campesina, por lo que es muy relevante apoyar a nuestros agricultores a desarrollar el rubro frutícola en buenas condiciones para acceder a mejores rentabilidades”, destacó Merino. “Extendemos la invitación para que postulen sus proyectos, principalmente para la renovación de huertos y derivar así hacia variedades de exportación, con mejores márgenes de comercialización”.

En 2020, con recursos del Gobierno Regional, se invirtieron $223 millones en 124 proyectos de frutales y un marco de acción en 51 hectáreas, donde las mayores superficies corresponden a frambuesas, cerezos, frutillas y limones. También se incorporaron nogales, papayos y paltos.

En el caso de la cereza, Merino se reunió con pequeños productores de Quinchamalí y de Quillón, en la localidad de Peñablanca, para conocer el trabajo tanto individual como asociativo, donde algunos ya han iniciado el recambio de la variedad Corazón de Paloma a otras para exportación en fresco, principalmente Lapins.

En el caso del arándano, Gonzalo Salinas, socio y analista de la consultora iQonsulting, destacó el incremento de las exportaciones de Ñuble en la reciente temporada y recalcó la focalización por la calidad en la oferta de Chile. “Se está tornando un escenario cada vez más competitivo, por lo tanto, hay que seguir con el recambio hacia variedades de mejor calidad y de condición de destino considerando los tiempos de viaje”.

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