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Participación laboral femenina

Mauricio Ulloa| Referencial

La participación laboral de las mujeres en la región de Ñuble ha venido mostrando una paulatina recuperación, luego del impacto que significó la crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19. Según el INE, en el trimestre noviembre 2022-enero 2023 la participación femenina alcanzó un 45,2%, todavía lejos del 50,7% del trimestre noviembre 2019-enero 2020.

Y si bien la pandemia significó varios años de retroceso en materia de incorporación de la mujer al mercado laboral, la posición lograda en la prepandemia distaba mucho de ser óptima. Basta ver que la tasa de participación de los hombres, en noviembre 2019-enero 2020, era de 69,7%, una brecha de más de veinte puntos que responde a diversos factores, y que no solo en el Día Internacional de la Mujer, sino que todos los días del año debe ser vista como un desafío clave en materia de equidad.

Es sabido que durante la crisis sanitaria un gran número de mujeres estuvo en casa a tiempo completo a cargo del cuidado de los hijos o de adultos mayores, saliendo del mercado laboral en un proceso que también estuvo marcado por la entrega de bonos del Gobierno y el retiro de fondos de las AFP. Sin embargo, la crisis terminó, los colegios volvieron a las clases presenciales y la gran liquidez dio paso a la inflación, por lo que gradualmente esas mujeres se han ido reincorporando a la fuerza de trabajo.

Si se parte de la base que es el empleo la clave para superar la pobreza, se deducirá que la pobreza tendrá rostro de mujer en la medida que el mercado laboral no sea capaz de sumar más trabajadoras, principalmente jefas de hogar.

Lamentablemente, en este periodo de reincorporación de las mujeres al mercado laboral el escenario económico no es muy favorable, pues el país y la región atraviesan una recesión, caracterizada por un crecimiento negativo, una elevada inflación y bajas tasas de inversión, lo que se traduce en preocupantes niveles de desempleo que están mostrando una tendencia al alza.

En esta ecuación también juega un papel la ocupación informal, cuya tasa regional en mujeres alcanzó un 38,3% en noviembre 2022-enero 2023, tres puntos más que en la prepandemia, y superior al 36,3% en hombres, lo que significa que ha sido en el mercado laboral informal, como los pequeños emprendimientos, donde muchas mujeres han encontrado un espacio para generar ingresos.

Estos números llevan a concluir que el mercado laboral no está preparado aún para incorporar a un mayor ritmo a las mujeres, tanto por factores culturales como por bajos niveles de desarrollo, con rigideces en la legislación laboral que tampoco contribuyen a facilitar su acceso.

Curiosamente, el oficialismo, que se define como feminista, lejos de impulsar políticas tendientes a la flexibilización laboral, que permitan a empleadores y trabajadores, hombres y mujeres, acordar jornadas, horarios, remuneraciones y condiciones que se adapten a las necesidades de ambos, insiste en promover más rigideces y normas que están encareciendo el trabajo y disminuyendo el potencial de crecimiento y de creación de nuevos empleos.

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