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“Participación ciudadana es importante para propiciar diálogos transversales”

El 13 de septiembre de 1973, dos días después del Golpe de Estado que derrocó al Gobierno del Presidente, Salvador Allende, la Junta Militar sostuvo una reunión cuya acta informa su propósito de promulgar una nueva constitución, que fue plebiscitada, y aprobada, en 1980. La carta fundamental que nos rige en la actualidad.

Sin embargo, dos años antes del mencionado plebiscito, 24 hombres se constituyeron como el Grupo de Estudios Constitucionales, luego conocido como “el Grupo de los 24”, con el objetivo de oponerse a una propuesta constitucional que juzgaron ilegítima y para disputar a la dictadura cívico militar el concepto de democracia.

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La anterior, es la base en la cual se sustenta el libro “Los 24. El primer NO a Pinochet” escrito el por el doctor en Historia, Danny Monsálvez, y el administrador público y candidato a doctor en Historia, León Pagola, donde se desarrolla la historia de este particular grupo entre cuyos integrantes estuvieron Patricio Aylwin, Edgardo Boeninger y Manuel Sanhueza. En este último, ex militante del Partido Radical y dueño de una enorme trayectoria que lo llevó a ser distinguido como profesor emérito de la Universidad de Concepción, se centra la narración.

Tras el triunfo del Rechazo en el Plebiscito de Salida, y el nuevo proceso constitucional en curso, la historia sigue vigente. Y, justamente, sobre ello conversamos con uno de sus autores, León Pagola.

“La compleja situación pos 4 de septiembre nos coloca frente a algunos desafíos no menores: establecer cómo lograr los consensos necesarios para plantear temas importantes de ser consagrados en una nueva carta fundamental, quiénes serán las personas a cargo de llevar a cabo dicho proceso y su representatividad o legitimidad”, comentó el administrador público.

De hecho, y consultado el respecto, Pagola cree que el trabajo desarrollado junto a Monsálvez cobra “un valor especial”.

“Nuestro trabajo muestra una manera concreta en que sectores políticos, de distinto color, coincidieron en alternativas para enfrentar el proyecto constitucional de la dictadura cívico-militar. Es decir, nos acerca a realidades que sirven para entender nuestro presente desde el pasado y, a la vez, proyectar salidas efectivas que favorezcan el encuentro entre chilenas y chilenos”, manifestó.

Pagola, también autor de otros cuatro trabajos de contenido histórico, dijo que la obra “nos permite hacer un ejercicio de reflexión crítica sobre qué tipo de proceso constitucional queremos y cómo comprender este presente y el futuro que se construye día a día”.

– ¿Cuál es el valor que debe tener la participación de la ciudadanía?

– La participación de las personas es fundamental. Durante años existió una separación entre el mundo político y el “ciudadano de a pie”. El momento constitucional que se abre desde octubre de 2019, en cambio, nos permite establecer vasos comunicantes entre distintos movimientos sociales y la política oficial, creando canales de comunicación diferentes a los que estábamos acostumbrados, dotados de una cuota importante de realidad y pragmatismo. Justamente esto último hace que la participación ciudadana tome importancia a la hora de propiciar diálogos mucho más transversales, junto con otros sectores de la población que habitualmente no se han visto representados. A su vez, devuelve a la discusión política una dimensión humana determinante, sacando los temas desde la esfera de los “expertos” y aterrizándola a contextos específicos que no siempre son relevados por quienes están a cargo de hacer política.

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