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Oportunidades de la expansión frutícola

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Se consolida un rubro que representa una genuina oportunidad de desarrollo para Ñuble, tanto en materia de generación de empleos, como de inyección de dinamismo a la economía local, lo que se confirma en el hecho que los encadenamientos productivos de la fruticultura bordean el 80%, vale decir, que aquello que se factura en la puerta del campo genera cuatro veces más valor entre los packing, el transporte, la logística y todos los servicios relacionados.

Tal como ya se venía anticipando por parte de los gremios agrícolas, los resultados del Catastro Frutícola 2022, que elabora el Ministerio de Agricultura, confirmaron el fuerte aumento de la superficie de frutales en la región de Ñuble, que este año alcanzó las 19.221 hectáreas, lo que representa un incremento de 35,5% respecto al catastro anterior, realizado en 2019, cuando registró 14.181 hectáreas.

La región viene mostrando un aumento sostenido de los cultivos frutícolas en los últimos diez años, de hecho, en el Catastro anterior Ñuble registró un alza de 31,4% de la superficie, mientras que en el Catastro de 2016 anotó un aumento de 30%.

Entre los factores de este dinamismo, marcado por la reconversión de algunos agricultores y las inversiones de empresas de otras regiones, se mencionan como elementos clave la disponibilidad de suelos de calidad a precios competitivos y la mayor disponibilidad de agua en términos comparativos.

Ñuble muestra la mayor expansión de las nueve regiones catastradas este año y las principales alzas se observan en avellano europeo, que creció 122% al pasar de 2.943 a 6.558 hectáreas, posicionándose como la especie más plantada en la región, desplazando a los arándanos al segundo lugar; en almendros, que aumentó 102%, al crecer de 6,1 a 12,2 hectáreas; en cerezos, que subió 85,8% al incrementarse la superficie plantada desde 1.600 a 2.973 hectáreas; y en nogales, con un aumento de 31,8%, al pasar desde 1.497 a 1.974 hectáreas.

La superficie de arándanos americanos, en tanto, experimentó un discreto crecimiento de 3,0%, desde las 4.023 hectáreas en 2019 a 4.142 hectáreas en 2022. Con esto, pasaron desde el primer al segundo lugar entre las principales especies plantadas en Ñuble. En tanto, los cerezos se mantuvieron en el tercer lugar.

A nivel comunal, Coihueco (4.091 hectáreas) tiene la mayor superficie frutícola en la región, seguida por San Carlos (2.531), Bulnes (2.470), Ñiquén (2.088), Chillán (1.975), San Nicolás (1.764), El Carmen (1.113), San Ignacio (956) y Quillón (708).

Se consolida así un rubro que representa una genuina oportunidad de desarrollo para Ñuble, tanto en materia de generación de empleos, como de inyección de dina- mismo a la economía local, pues los encadenamientos productivos de la fruticultura bordean el 80%, vale decir, que aquello que se factura en la puerta del campo genera 4 veces más valor entre los packing, el transporte, la logística y todos los servicios relacionados.

Es, en definitiva, un rubro que agrega valor, pero que además genera impactos sociales que también merecen ser destacados, como por ejemplo, la contención de la migración campo-ciudad. Adicionalmente, el crecimiento del sector puede hacer una contribución importante a la captura de carbono, en el contexto del desafío de reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Con todo, aún hay un amplio espacio para seguir creciendo e incorporar a pequeños agricultores que podrían mejorar sus ingresos y sus condiciones de vida, en la medida que exista una herramienta de fomento de largo plazo que sea accesible para todos.

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