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Ñuble declaró 59 sectores prioritarios frente a incendios forestales

El domingo se declaró la primera alerta roja de la temporada de verano 2019-2020, a raíz del incendio registrado en el sector de Quinchamalí que quemó 25 hectáreas de matorrales y pastizale, poniendo, además, a viviendas cercanas en riesgo (ver página 5).

“Esa fue la primera Alerta Roja y esperamos que sea la última, al menos se ha estado trabajando todo el año en contención, prevención y monitoreo”, dice Gilda Grandón, directora regional de Onemi Ñuble.

A menos de 24 horas de finiquitado el siniestro, gracias al trabajo de brigadistas de Conaf y Bomberos en conjunto con el Sistema Nacional de Protección Civil, se realizó el simulacro de coordinación más grande de los realizados este año y tuvo, lógicamente, como escenario las dependencias de la Onemi, organismo encargado de coordinar el trabajo de todas las entidades llamadas a combatir los incendios forestales, lo que contempla las brigadas de las empresas forestales.

El simulacro se realizó en cinco posibles escenarios y con la participación de todos los servicios involucrados, partiendo por la Intendencia, los gobernadores y sus encargados de Emergencia, seremis, el MOP, el Servicio de Salud, Transportes y Telecomunicaciones, Energía, Desarrollo Social, Agricultura y Educación; más Carabineros, PDI, Bomberos, Ejército, Conaf y la propia Onemi.

La simulación planteó la simultaneidad de incendios forestales, lo que habría obligado a decretar Alerta Amarilla regional y Alerta Roja en las comunas de San Nicolás, Quirihue y Quillón.

Durante el desarrollo del ejercicio se entregó información técnica para analizar la amenaza y se establecieron los recursos que se requerían para hacer frente a la emergencia.

Gilda Grandó detalló que “el ejercicio tuvo como principales objetivos: ejercitar el proceso de toma de decisiones a las que debe enfrentarse un COE Regional, identificando con claridad los roles y funciones, visualizando la multiplicidad de situaciones derivadas que se deben resolver desde la movilización y priorización de recursos hasta el manejo de las comunicaciones, entre otros.”

Agregó: “estamos muy satisfechos con esta actividad que junto a otros ejercicios que hemos realizado durante el año contribuyen sin duda a fortalecer la preparación de las instituciones para enfrentar emergencias complejas o desastres”.

El actuar ante rumores

Durante el simulacro se trabajó en escenarios ficticios de situaciones extremas para medir el nivel de respuesta de esas emergencias.

Uno de los primeros escenarios que tuvieron que enfrentar los diferentes organismos fueron rumores de desaparecidos, fallecidos, y un fuego incontrolable que consumía una decena de viviendas.

Posteriormente, se sumó un elemento distractor, como el accidente de un vehículo de emergencias con fallecidos y heridos de gravedad, a lo que se sumaban más incidentes graves.

Todos estos casos se generaban mientras continuaba el incendio por el que fue convocado el Comité de Operaciones de Emergencias (COE), por lo que permitió “medir tiempos de respuesta, conocer la infraestructura disponible, disponer de los puestos de comando, ejercitar la coordinación entre las autoridades participantes e identificar problemas a resolver”, detalló Grandón.

En cuanto a los preparativos y la coordinación desplegados en Ñuble, el director regional de Conaf, Domingo González, dijo que se pudo apreciar su eficiencia en el mismo incendio de Quinchamalí.

“Ese fue un incendio bastante complejo, hay indicios que se originó a raíz de un problema eléctrico en uno de los generadores y, tal como lo vimos el año pasado, la gran amenaza era que se dirigía hacia sectores construidos, pero gracias a la coordinación existente, a la pronta alerta de incendio y el despliegue de todas las brigadas disponibles, se logró controlar antes que pasara a mayores”, ejemplifica.

Por esta razón, González valora el que sigan desarrollando simulacros como el realizado en la mañana de ayer en la Onemi.

El intendente Martín Arrau, también presente en el simulacro de emergencia, añadió que “este año quisimos anticiparnos a los posibles escenarios que como región podemos vivir en cuanto a incendios forestales y realizamos un ejercicio de simulación que nos permitió evaluar nuestra respuesta, coordinación y recursos con los que podemos contar en cada una de las provincias”.

Las zonas de prevalencia

Dentro de las capacidades de monitoreo y patrullajes preventivos con que Ñuble cuenta desde el sector público y privado, se debió establecer algunos puntos de mayor prevalencia o prioritarios debido o a que están aledaños a sectores habitados o bien porque han registrado un histórico de casos en las últimas temporadas en la que, lamentablemente, nuestra región suele ser parte de la contingencia nacional por incendios forestales de gran magnitud.

En total son 59 los sectores prioritarios.  De ellos, hay 11 en la Provincia de Punilla: Ñiquén (1), San Carlos (4), Coihueco (3), San Fabián (1) y San Nicolás (1).

Otros 21 son de la Provincia de Itata: Ninhue (3), Trehuaco (5), Cobquecura (3), Portezuelo (3), Coelemu (3), Ránquil (3) y Quirihue (1).

En tanto, para la Provincia del Diguillín, se estableció un total de 27 sectores prioritarios: Chillán Viejo (9), Quillón (6), Pemuco (4), Chillán (2), Bulnes (2), además de Yungay, El Carmen, Pinto, Portezuelo y San Ignacio, con un lugar de alto riesgo, cada uno.

“Las prioridades de protección siempre tienen jerarquías, y la primera siempre será la vida de las personas, luego a la vivienda y a la infraestructura crítica, pero también se debe tener un especial cuidado con las áreas silvestres protegidas por el Estado, las que también pueden motivar una Alerta Roja, por protocolo”, advirtió Gilda Grandón.

Más de 110 kilómetros de cortafuego construidos se cuentan hoy en Ñuble con trabajos realizados por la Conaf y el Ministerio de Obras Públicas (MOP, entidad que facilitó los servicios de un bulldozer con el que, precisamente, se hacen estas líneas de finiquito.

Hay otros proyectos de próxima resolución, gracias a financiamentos de proyectos FNDR, que permitirá el realizar aún más cortafuegos, los que unidos a los ya ejecutados por las empresas forestales, sumarían más de 450 kilómetros.

“Estos cortafuegos se realizarán en Quillón, Bulnes, Ránquil y Chillán Viejo, donde haremos unos nuevos y también se repasarán otros antiguos para que sigan cumpliendo con su funcionalidad” apuntó el director de Conaf.

Gracias a estos mismos fondos, llegaría un skidder, que es una máquina forestal especial para mover troncos y hacer remoción de material combustible de gran volumen.

“También llegará gracias a los FNDR una brigada mecanizada, que incluye desde el personal técnico que va en el camión, lo que incluye al chofer, 12 brigadistas y un jefe de cuadrilla, los que estarán utilizando el skidder”, agregó.

Intencionalidad

Si bien en el siniestro de Quinchamalí se habría descartado preliminarmente la intervención humana, sí se habría confirmado en el incendio que se declaró la semana pasada en Coelemu, donde se encontró material acelerante.

“Nuestro llamado es a colaborar, a dar aviso cuando se vea fuego, no tratar de apagarlo sin ayuda de los organismos especializados y también avisar cuando se adviertan situaciones extrañas, recordemos que casi siempre hay intencionalidad en sectores donde se declaran demasiados incendios”, advirtió Gilda Grandón.

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