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Modificación de ordenanza prohibirá acampar en espacios públicos urbanos de Chillán

Limpiaban, desinfectaban y pintaban. Y cuando todo parecía volver a la normalidad, de un día para otro aparecía otra carpa. Y ropa colgada, frazadas ventilándose, zapatos esparcidos entre medio de platos y vasos sucios, en el odeón de la Plaza de Armas, el centro mismo del corazón urbano de la capital regional de Ñuble.

Todo, ante la impotencia del personal de Aseo y Ornato, de la Inspección Municipal, de Carabineros y de todo los transeúntes que no podían entender que ese espacio público admitiera ese acontecer.

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Y ante las exigencias de los vecinos para que retiraran a los campistas, la respuesta era una sola e incontestable: nadie tenía facultades legales para desalojarlos, por lo que solo les quedaba invitarlos a acudir a las hospederías locales estrechándose generalmente con un rotundo “no” como respuesta. “Porque si nos vamos nosotros, después llegan otros y nos ganan el lugar”, completaban.

Y era cierto. Por eso y porque si en Chillán las carpas aún se contaban con los dedos, lo que se empezó a observar como fenómenos nacional es ver cientos de carpas (sino miles) en lugares como plazas, bandejones, parques o afuera de los terminales de buses,.

“Y hasta a solo un par de cuadras de La Moneda”, como observó el concejal Patricio Huepe. “O en Concepción, que vi la semana pasada a una familia entera viviendo en una carpa a la salida de un restorán”, comentó la edil Quenne Aitken.

Ambas experiencias fueron comentadas en la última reunión de Concejo Municipal, cuando se abordó esta problemática que ha ido en escala y repitiéndose en diferentes ciudades del país.

Entonces, y por unanimidad, el concejo decidió realizar una derogación al decreto municipal 202/2446 del año 2014, para así modificar la ordenanza (ahora, artículo 44) que regula y protege el Medio Ambiente y la Salud Ambiental de la comuna de Chillán.

La modificación prohíbe de manera expresa el acampar en cualquier espacio de uso público en la comuna, ordenanza que -por lo tanto- se transforma en la nueva herramienta legal que sí le entrega facultades a la Inspección Municipal para infraccionar a quienes incumplan; y a Carabineros para proceder al desalojo en caso de oposición.

Respecto a esta ordenanza, “es una herramienta que nos va servir para que se siga impactando negativamente a la seguridad de las personas, al derecho de hacer sus vidas en espacios limpios, tranquilos y ordenados. Entonces el cumplimiento de esto será fiscalizado por los inspectores municipales, y su incumplimiento significa una multa de hasta 5 UTM”, explicó el alcalde, Camilo Benavente.

Fenómeno estacionario

De acuerdo a información, recopilada por los distintos actores de la comuna de Chillán, que trabajan en favor de las Personas en Situación de Calle (PSC), actualmente hay 163 PSC formalmente encuestadas, considerando a su vez que este número es mayor, ya que existe un porcentaje que rechaza ser registrado.

Paralelamente, las entidades gubernamentales de la región realizaron un catastro que arroja la existencia de 22 puntos en la ciudad donde se cuentan carpas, chozas, rucas o tomas. De ellas, 11 están dentro de las cuatro avenidas.

“Hay que dejar en claro que lo que se busca es que la fiscalización se haga con ciertos criterios, porque esta ordenanza no va en contra de personas que se encuentren con alguna condición de salud mental o de consumo problemático, si no lo que se busca es evitar que se repita lo que ya se ve en otras ciudades, es decir, gente o familias enteras viviendo en espacios que están hechos para todos y no para el uso individual”, apuntó la concejal Aitken.

La edil apunta que “por tratarse de un fenómeno estacionario, vemos que muchos llegan en los meses de más calor y para los meses fríos o lluviosos se van para el norte”. Y de hecho, hoy ya no se ven carpas en ninguna de las cuatro plazas del centro de Chillán.

De todas formas, para el concejal Patricio Huepe, es clave el aplicar criterios antes de desalojar.

“Lo que esperamos es que más adelante también se refuercen los trabajos con otras entidades para apoyar a quienes tienen problemas sociales o de salud mental, independiente que muchos de ellos no suelen aceptar ayuda, nosotros debemos al menos ofrecerla”, dijo.

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Felipe Ahumada

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