Señor Director:
A propósito de lo ocurrido a la presidenta del Senado Ximena Rincón, al hablar sin percatarse de que el micrófono seguía encendido, y señala que ante las dificultades que tendrá el gobierno de Boric, “voy a tomar palco”(sic), no se puede sino pensar en que lo que dijo -suponiendo que nadie la escuchaba- es realmente lo que siente y piensa. Y lo mismo pasa con todas aquellas autoridades y no autoridades que han incurrido en las mismas actitudes. De nada valen las disculpas que, irremediable y majaderamente devienen después de haber dicho lo que dijeron. Los ejemplos han abundado en este último tiempo. Lo único que queda, finalmente, es que dijeron lo que sentían o pensaban, y que las disculpas ya no sirven, pues van contra una verdad tan ostensible como irredargüible.
Al respecto, cabe recordar un célebre pensamiento del dramaturgo español Jacinto Benavente: “Cuando no se piensa lo que se dice, es cuando se dice lo que se piensa”
Raúl Gutiérrez Quintana