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Marcados a fuego por el rojo de Ñublense

“Ñublense fue el club donde yo renací como jugador. Marcó mi vida. De ahí salté a la ‘U’ por todo lo que pude demostrar”, reflexiona Manuel Villalobos, tercer goleador histórico del club y protagonista del ascenso a Primera A en 2006.

Para “Villagol”, el club de todo Ñuble, que este jueves festeja 104 años de vida en el fútbol chileno, tras gestarse en el corazón del Liceo de Hombres, bajo la mirada visionaria del profesor Manuel Lara, marcó su vida a fuego.

Es que luego de ser desechado por Copiapó, llegó al cuadro rojo con sobrepeso y creyendo que iría por el ascenso directo, pero se enteró en Chillán que el club actuaría el 2005 solo como invitado. Quiso irse, pero se quedó para levantar su vuelo, aportar al ascenso y transformase en inolvidable.

Marcados a fuego

No es el único futbolista que quedó marcado a fuego por el club. En más de 100 años de historia, muchos quedaron prendados del Rojo.

Luis Venzano fue el primer portero de la era profesional del club que en abril de 1959 debutó en el fútbol rentado con una goleada de 4-0 sobre Iberia en Santa Laura, tras pasar solo un año en el Campeonato Regional y más de 40 en el fútbol amateur local.

“Vine de la Cuarta Especial de la Universidad de Chile por un año y me quedé para toda la vida. Me emociona recordar ese estreno y todo lo que significa Ñublense en mi vida”, resalta el ex golero de 82 años.

Óscar Romero, incansable lateral derecho que llegó de Santiago para meterse en la piel de los ñublensinos entre 1959 y 1966, en su última entrevista a La Discusión en 2016, confesó la razón de su amor.

“La gente me quería tanto porque yo jugaba con amor a la camiseta, con el corazón, hasta no dar más. Después entré a la municipalidad y me quedé para siempre”, evocó, el legendario ex guerrero de la banda, quien con 82 años, sobrevivió a un infarto y vive bien cuidado por sus hijos, sobrellevando un alzheimer y ceguera, que no mermaron su amor por el Rojo.

Su amigo, Rómulo Oses Brito, puntero izquierdo del 60’, revela que llegó de Fernández Vial a reforzar a Ñublense y se quedó para siempre en Chillán.

“También marcó mi vida. Jugué con grandes compañeros como Romerito’, Miguel Angel Stella, el “Chino” Guajardo, Mamani, Esaú Bravo y como trabajaba en Ferrocarriles, mi  jefe me obligó a dejar el fútbol y me cortó las piernas”, recuerda con nostalgia el ex puntero izquierdo de 82 años.

Inolvidables

“Imagínate viejo que la gente me recuerda siempre por el penal que devolvió al club a Primera después de 26 años.

¿Cómo no va a ser importante este club para mí?. Se me pone la piel de gallina recordando esas tardes cuando jugábamos con 10, 12 mil personas”, confiesa Néstor Zanatta.

“Mi peak de rendimiento comencé a tenerlo en Ñublense. Me ayudó a madurar y a llegar a la Selección Chilena sub-20 para jugar el Mundial de Holanda. Agradezco mucho el cariño del hincha que hasta hoy me recuerda”, confiesa Ricardo “El Pescado Parada, goleador y campeón de Tercera División el 2004.

“Ver a la gente dando la vuelta olímpica después de tanto esfuerzo para mí es inolvidable. Yo un portero chillanejo que saltó de Río Viejo al club”, comenta Antonio Muñoz, calificado como el mejor portero de la historia roja.

“Hicimos una gran campaña”, rememora el zaguero Germán Rojas“, “se armó un equipo muy competitivo”, evoca Manfredo González.

La lista es interminable en 100 años de historia, pero para un grupo de ex jugadores y ex entrenadores, Ñublense significó una etapa clave en sus vidas.

Es lo que espera contar años más adelante Jaime García y sus “diablos rojos”, que el 28 de agosto, bajo estrictas medidas sanitarias, volverán a la cancha para honrar a los que construyeron este camino. 

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