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Los doce meses que comenzaron con un estallido y culminarán con plebiscito

Hace exactamente un año, mientras en Ñuble abría sus puertas el primer hotel 5 estrellas (Marina del Sur) en Chillán; en la Región Metropolitana se iniciaba un proceso histórico para el país, que en pocas horas, llegaría a la región.

El Metro debió suspender el servicio en sus principales líneas tras masivas evasiones protagonizadas principalmente por jóvenes estudiantes, quienes protestaban por el alza de $30 en la tarifa.

Ya el sábado 19 de octubre de 2019, la capital de Ñuble se hacía parte de lo que más tarde se denominaría “estallido social”.

Más de tres mil personas -que con el correr de los días llegarían a más de 20 mil-, salieron a las calles a protestar en Chillán. La palabra que más se repitió fue “abuso”, manifestado en altos costos de los servicios básicos, salud, educación y las bajas pensiones.

La situación del país se fue complejizando con el correr de los días. Se declaró estado de emergencia y toque de queda, y las manifestaciones pacíficas dieron paso a algunas acciones violentas. La institucionalidad peligró.

Fue el 15 de noviembre cuando al alero de parlamentarios y dirigentes de partidos de todos los sectores, se firmó el acuerdo que permitirá el próximo domingo 25 de octubre, iniciar un proceso constituyente.

A un año del despertar de la calle, diversos actores locales evalúan la importancia que este proceso tendrá en la historia del país.

Sentimientos encontrados

Para la abogada y vocera de la mesa social que se activó en Ñuble tras los acontecimientos de octubre de 2019 y del Movimiento No+AFP, María Elena Hellman, este primer aniversario de la “revuelta popular”, como la llama, le produce sentimientos encontrados.

“Por una parte, la gran y verdadera alegría de ver al pueblo de Chile despertar del letargo social, de este ensimismamiento frente a tanto abuso, desigualdad e injusticia social. Eso nos alegra a quienes siempre hemos tenido el ideal de poder disminuir la enorme brecha de desigualdad en nuestro país. A nosotros nos alegra que no obstante seguir viviendo una pandemia desastrosa en muchos sentidos, se continúa en la movilización pacífica, en la protesta contra los desaciertos de los gobiernos que hemos tenido durante treinta años”, afirmó.

Agregó que “la dictadura nos dejó una Constitución prácticamente pétrea, que hoy tenemos la oportunidad de cambiar por una nacida en democracia. Eso no es menor, para algunos no tiene relevancia, pero para muchos sí la tiene, y en ese sentido, vamos a seguir en este camino”.

Sin embargo, advirtió, “en esta fecha también hay bastante dolor y tristeza frente a más de 2 mil jóvenes que se encuentran hace un año en prisión preventiva, a quienes se les imputaron delitos contra la seguridad del Estado. La criminalización que se ha hecho de la protesta en este país es virtuosa: se dictaron leyes entre gallos y medianoche para tratar de prevenir y sancionar cualquier elemento válido y legítimo de protesta callejera. También lamentamos las 32 personas que fallecieron durante el ciclo de protestas, y la enorme cantidad de personas mutiladas, quienes perdieron sus ojos, y quienes fueron vejados y torturados en centros de detención”, manifestó.

María Elena Hellman sostuvo que “hemos retomado la calle con los cuidados respectivos, y continuaremos manifestándonos hasta que la dignidad se haga costumbre en este país, y vivamos una vida con ideales, no como autómatas. Invito a reflexionar en esta conmemoración de la primavera de octubre, y ver con ojo crítico qué es lo que pasó en este país. Esperamos que los resultados sean satisfactorios, y el próximo domingo aprobemos el camino para una nueva Constitución, marcando además AC”, sentenció.

Cambio de modelo

Gina Hidalgo, presidenta regional del Partido Socialista, dice tener la certeza que el estallido social será recordado en la historia “como el comienzo del fin de un Chile, que creció, que tuvo estabilidad económica y política, pero que no logró satisfacer las necesidades más básicas de todos sus habitantes. Se convierte el movimiento de octubre de 2019 en el impulso definitivo del cambio de modelo, que en Chile trajo profundas desigualdades y muchas ventajas económicas para una élite que controla el poder económico y también el poder político. La nueva Constitución que aprobaremos este 25 de octubre, será el instrumento que siente las bases para un Chile donde todas y todos se sientan parte del desarrollo, donde garanticemos derechos sociales para cada uno de los habitantes, donde nuestros niños tengan un futuro equitativo independiente de la cuna donde nacieron”, afirmó la dirigenta, quien dijo tener fe que “el Chile que viene será mucho mejor, que nos enorgullecerá con el pasar de las décadas, y cuya piedra angular será el movimiento ciudadano y su lucha”.

Revolución de los sin vergüenza

Según Álvaro Valencia, consejero regional de Revolución Democrática, “el 18-O nos dejó como lección que no se puede hacer política sin la gente. El movimiento de los estudiantes en el Metro de Santiago, que partió con una menospreciada mirada de la clase política y del mismo ex director del Metro, con la famosa frase ‘esto no prendió cabros’; fue la llave y el detonante para millones de chilenos, que al mirarse unos a otros, se dieron cuenta que tenían los mismos problemas, independiente del lugar donde vivían”, aseveró.

“A esto yo le llamo la Revolución de los sin vergüenza”, sostuvo Valencia, “ya que la gente perdió la vergüenza de gritar públicamente que hay mucha desigualdad e injusticia en Chile, y lo único que les quedaba era eso, la vergüenza, y hasta eso lo perdieron. El pueblo abrió el proceso constitucional y empujó a la clase política a que dejaran de hacerse las cosas en la medida de lo posible, y que el poder radica en el máximo mandante de un Estado, que es su gente”, manifestó.

“Estamos a días de un hito histórico para nuestro país, solo esperamos que sea una verdadera fiesta democrática, con un gran triunfo del Apruebo y la Convención Constitucional, y así comenzar a cambiar los cimientos de nuestro país”, concluyó Álvaro Valencia.

Grupos radicalizados v/s demandas legítimas

Para el diputado de la UDI, Gustavo Sanhueza, hay dos aspectos que se deben separar en torno a lo ocurrido en Chile el último año.

“Por un lado, la insurrección de grupos radicalizados de izquierda, y otros anárquicos, que a través de la violencia han querido imponernos a la fuerza una visión extrema de sociedad, que no reconoce, respeta, ni valora lo que otros hicieron por nosotros durante décadas. Es volver a revivir esa catarsis tan característica en los ciclos históricos de las sociedades que progresan en democracia, que son capaces de disminuir la pobreza en magnitudes muy relevantes, pero que aun así sus componentes manifiestan malestar”, planteó.

Pero, por otro lado, añadió, “hay un segundo aspecto que debemos atender, que son las demandas legítimas manifestadas pacíficamente, especialmente en materia de pensiones, salarios, demandas en salud, entre otras. Todo este proceso ha permitido visibilizarlas más, sin embargo, los métodos institucionales no son los adecuados. La solución está a la vuelta de la esquina si impulsamos reformas consensuadas entre los actores que formamos parte de la discusión política. Lamentablemente, la excesiva polarización que exhibe el país hace que el foco de atención hoy esté en las acusaciones constitucionales, en la crítica destructiva, populista, y en un ambiente muy crispado donde priman los personalismos”, advirtió.

Sanhueza reafirma que tanto él, como su sector, seguirán sosteniendo “con mucha convicción, que Rechazar en el Plebiscito no es oponerse a los cambios, es querer que Chile lo haga de forma segura, sin saltos al vacío y sin improvisación. Necesitamos hacer reformas, pero necesitamos hacerlas bien. Y más allá de los análisis que cada sector pueda hacer de lo ocurrido el 18 de octubre de 2019, nuestro deber es asumir los nuevos desafíos del país con responsabilidad, en un proceso que sea ordenado, pacífico y de genuina voluntad para llegar a acuerdos sostenibles en el tiempo”, manifestó.

Momento histórico

Jorge Ávila, presidente regional de Evópoli, resaltó la importancia de haber logrado el acuerdo para realizar el plebiscito, luego que la ciudadanía se movilizara.

“Estamos en un momento histórico, en que la ciudadanía podrá decidir sobre algo tan importante como es la cuestión de si queremos una nueva Constitución o no para nuestro país. Independiente de la opción que tomemos, éste debe ser un proceso que venga a fortalecer la democracia y nuestras instituciones. Tenemos que ponernos a disposición para trabajar porque sea un proceso participativo y transparente”, afirmó.

Sin embargo, destacó, “de los cambios que demanda la gente, no todos tienen que ver con este proceso y debemos seguir insistiendo y trabajando por modernizar el Estado y acercar las instituciones a la gente. La política está cuestionada por tener poca capacidad de estar en sintonía con las necesidades de nuestras comunidades. Esperemos que este proceso restablezca las confianzas, y la gente vuelva a confiar en la política como una herramienta de transformación social, y que sea una nueva etapa donde podamos construir un relato que le dé sentido a los próximos cuarenta años de nuestro país.

Tenemos que participar”, sentenció.

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