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Llegan las vacunas

Agencias

El Presidente Sebastián Piñera entregó ayer los detalles de la llegada a Chile de la vacuna contra el coronavirus de los laboratorios Pfizer y BioNTech, y de los pasos a seguir, luego de que el miércoles el Instituto de Salud Pública (ISP) autorizara su uso de emergencia en el país. El mandatario reiteró que la inoculación será voluntaria y gratuita, y que el plan que tiene el Gobierno contempla la vacunación de toda la población objetiva, que alcanza a cerca de 15 millones de personas en nuestro país.

Las primeras 20 mil dosis llegarán la próxima semana y serán para las personas que trabajan en las Unidades de Cuidados Intensivos en las regiones con mayor incidencia de coronavirus, es decir Bío Bío, Araucanía, Magallanes, y parte del personal de la región Metropolitana.

En enero será el turno del resto de las trabajadoras y trabajadores de la salud de unidades de cuidado intensivo y pacientes críticos, y luego –durante todo el primer trimestre de 2021- vendrá el resto de las personas que también están desplegadas en el combate contra la pandemia del coronavirus, los adultos mayores y los que sufren enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y cáncer. Un grupo que corresponde a alrededor del 20% de la población del país.

En este momento el país tiene garantizadas solo 10 millones de dosis con el Pfizer-BioNTech y 10 millones de dosis con el laboratorio Sinovac, pero el Gobierno informó que están muy avanzadas las negociaciones con AstraZeneca o Johnson y Johnson y la alianza con Covax, que en total dotarían a Chile de más de 30 millones de dosis de vacunas que serán aplicadas a los diferentes grupos de población, según nivel de riesgo, durante todo el próximo año. A fines de 2021, se estima que deberíamos tener inoculada a lo menos al 70% de la población, habiendo alcanzado así la inmunidad de rebaño.

El Gobierno ha dado pasos seguros en términos de negociación y financiamiento de las vacunas, pero tan importante como la compra es su distribución y aplicación, lo que debe fundamentarse en la mejor información disponible, con discusiones participativas en los ámbitos técnicos y académicos, y en un marco de transparencia absoluto.

Es importante que la población conozca, a través de un proceso permanente de ilustración simple pero efectiva, todos los detalles de las vacunas, incluidos eventos adversos. Esto para que, a modo de un consentimiento informado, se pueda acceder voluntaria y autónomamente a este recurso.

Por último, no sobra decir que la priorización en las primeras fases de vacunación debe estar blindada de corruptela y politiquería y, en cambio, definida en rigurosos parámetros epidemiológicos y de derechos humanos. 

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