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Las experiencias de familias de acogida en la Región de Ñuble

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El martes 25 de abril recién pasado se conmemoró el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, una fecha que pone en relieve el buen trato en la crianza y la reflexión sobre la vulneración de derechos de niños y adolescentes. No solo por aquella que deja cicatrices físicas, sino por situaciones de carencia que dificultan el desarrollo y el bienestar del menor.

En ese contexto, surgen iniciativas que persiguen estos fines como el programa de “Familias de Acogida”, del Servicio Mejor Niñez, una medida de cuidado alternativo para lactantes, niños y adolescentes separados de sus familias, por orden de un tribunal. Con ello se evita que sean derivados a residencias de protección, quedando a la espera de conocer la resolución de la justicia para su mantención definitiva, ya sea con la familia de origen, extensa o adoptiva.

En ese proceso está el ingeniero civil industrial Gerson Rodríguez (30) y su esposa Constanza, quienes se inscribieron en el programa y tras una superar una serie de etapas recibieron en su hogar, en camino a Las Mariposas, a un niño, de 12 años.

Desde junio del año pasado se transformaron en padres temporales, tras ser evaluados y capacitados para esa función. Si bien valoran la experiencia, admiten que en un principio no estuvo exenta de preocupaciones ante la inexperiencia parental, ya que tras tres años de matrimonio aún no tienen hijos.

“Tal vez el mayor miedo que pudimos haber tenido, era como si el niño que llegara a nuestra casa fuese totalmente disfuncional, que uno respetara reglas, o le dieran pataletas y empezará a quebrar cosas. Ese era como un miedo, como qué tan disfuncional podría ser el comportamiento del niño. Pero no, en este caso, fuimos bendecidos porque él es muy bacán y respetuoso”, expresa Gerson.

La razón que los llevó a seguir ese camino a partir de mediados de 2021 tiene su origen en las raíces de Constanza.

“Desde pequeña siempre quise adoptar y hace un tiempo nos enteramos en mi familia que mi mamá fue adoptada. Esto le da mucho sentido a la situación con Luchito, bueno no es adopción, pero le da un sentido súper importante. (…) Las familias de acogida les da la oportunidad de la misma forma que se las da a un niño adoptado. La idea es que este niño vuelva con su familia, pero que él conozca otra realidad, donde no existe violencia, donde hay una familia rodeada de amor y que él pueda volver a su familia con ese nuevo aprendizaje”, expresa.

Como ambos trabajan solicitaron que el menor cursara la etapa escolar para compatibilizar las rutinas familiares y favorecer el proceso de acompañamiento.

“Es un chiquillo súper chistoso, muy respetuoso y simpático. Él tenía muchas carencias, tal vez afectivas, que de alguna manera le hacían ser mucho más retraído. Muy callado y sin muchos hábitos. Pero, a través del tiempo, gracias a Dios, ha podido ir avanzando y hemos podido ver sus progresos”, sostiene Gerson.

Según señala, el nuevo integrante llega a la familia permanecerá al menos un año y medio bajo su cuidado. En este tiempo la pareja reconoce que se han enfocado en entregar momentos de felicidad y las herramientas necesarias para que pueda desempeñarse adecuadamente en cualquier contexto social.

Como padres temporales relatan que han tratado de abrirle una ventana a nuevas experiencias para que las atesore como recuerdos imborrables. Junto a ellos, por primera vez “Luchito” conoció la nieve y el mar.

Al ser consultado por mejoras que debieran aplicarse en este tipo de políticas dirigidas a menores víctimas de vulneraciones, a juicio de Gerson se debe emplear una política de mayor difusión sobre el programa de acogida.

“Conversamos con personas que saben que somos familia de acogida, y nos dicen, pero ¿cómo lo van hacer, porque ustedes se van a encariñar y después el niño se tiene que ir? Lo que siempre decimos es que, en este caso, las familias de acogida dan un poco lo mismo, porque lo que importa es que el niño esté bien. Y siempre el niño va a estar mejor, ojalá, si es que vuelve con su mami y su familia se recuperó, pero finalmente el bienestar del niño es el más importante. Y si más personas pueden entender esto, que el bienestar del niño es lo más importante, seguramente más personas van a estar dispuestas a ser familia de acogida, y así podríamos cortar este círculo vicioso que se da, de muchas veces violencia a los niño, maltrato y vulneración”, explica.

Padres transitorios por segunda vez

Yessica Angermayer y Andrés Contreras son oriundos de San Carlos. Hace más de 5 años decidieron acoger a Belén, de más de 1 año de vida, tras una etapa previa de análisis y evaluación, antes de poder optar a esa alternativa. Luego de un tiempo, de conocer a la niña y acompañarla en el proceso, desde la entidad que los seleccionó a ellos, vieron la opción de que la pequeña se fuera en adopción y ahora está viviendo con una familia en Hualpén. A pesar de eso, mantienen contacto con la familia, porque no han perdido el vínculo.

Sin embargo, su historia como familia acogida no termina ahí. Maximiliano, con 5 años, llegó en el verano a la vida de Yessica y Andrés, quien ha tenido una estrecha relación en las primeras semanas del acogimiento.

Yessica Angermayer, quien actualmente trabaja en la Seremi de Vivienda y Urbanismo en la región de Ñuble, comenta que existen una serie de mitos y falta de información en cuanto al proceso. “Para nosotros ha resultado una gran experiencia, y es un proceso distinto al de adopción, al cual se puede optar y eso es lo que hicimos, entendiendo que tiene un carácter transitorio la estadía del niño o niña en la casa”, comentó.

Desde su visión, uno de los desafíos que plantea el proceso, es poder generar una legislación más robusta, para que puedan tener el tiempo de estar con el niño o niña, al momento en que llega a la casa. “En el caso de Andrés (su cónyuge), tuvo que pedir licencia para poder estar algunas semanas con él, ahora en este segundo momento de acogimiento, porque decidimos el año pasado volver a estar inmersos en el proceso y en enero de este año nos entregaron a Maxi de 5 años, con quien estamos vivenciando nuevas historias y dándole mucho amor y cariño”, comentó.

Además, la familia de Jessica y Andrés, valoran el trabajo que realizaron con el FAE Ayún, por el acompañamiento que existió en todo momento, dado que, al cabo del año, vieron opción de un niño que era parte del Fae Adra, que funciona desde octubre y donde los profesionales de esa entidad se pusieron al servicio de la familia y del pequeño.

Ella se siente orgullosa de la opción de vida que tomaron y la recomiendan totalmente. “Es muy importante saber del tema y si existe la inquietud, poder tomarla en caso de que tengan una buena evaluación de parte de los equipos de psicólogos”, puntualizó.

Madre temporal

Hace un año y medio, Rocío Carvajal (33) acogió a una adolescente, de 16 años, en su hogar ubicado en Parque Lantaño. Por una necesidad de ayudar, tomó la decisión de ser su “madre temporal”, tras ver en redes sociales una campaña de “familias de acogida”. Previo al proceso sentía que no tenía esperanzas de ser elegida, ya que era soltera y sin hijos, sin embargo, tras cumplir las evaluaciones, fue aceptada y tuvo que esperar un año para recibir a la menor.

En una primera instancia, surgieron temores asociados a la inexperiencia maternal, ya que solo había cuidado a su sobrino pequeño y no adolescentes. Sin embargo, el tiempo se encargó de lograr una conexión especial con “Ale”, con quien espera extender el vínculo más allá del papel.

“Es la adolescente más inteligente que yo conozco. Es súper estudiosa y responsable. He sido súper bendecida en recibirla, porque para mí más que tener a alguien de quien hacerse cargo, llegó a ser un aporte completamente a mi vida”, valora.

Durante la estadía en su hogar, Rocío, cuenta ha tratado que la joven se sienta cómoda y feliz en su entorno que comparte con sus mascotas y ahora con su pololo de quien se encuentra embarazada de cuatro meses.

“Ale es súper creativa. Le hacíamos inventar historias para contar en la fogata. En el verano también nos fuimos a Santiago porque es fanática de Harry Potter, igual que la hija de mi pololo, y nos fuimos a un restaurante temático, donde recreaban la magia de Harry Potter”, recuerda.

Al evaluar el programa, Rocío expone que hay ciertos “vacíos”, como mayor transparencia y apoyo psicológico a la hora de cerrar los ciclos.

“Hacen tres o cuatro capacitaciones que son muy cortitas y muy a grandes rasgos. Es como, el niño puede tener ciertos rasgos de personalidad y cómo afrontarlo frente a esta situación. Te dicen de qué realidad puede venir el niño, cómo era la familia de origen, pero no te dicen que se puede presentar que la familia de origen nunca se rehabilite y que jamás vuelva. Entonces ahí tú tienes una carga psicológica gigante porque tú no vas a querer que ese niño se vaya a una residencia. (…) Entonces, imagínate que tú ingresas como familia transitoria, que de pronto te digan, eres la única alternativa que ella tiene”, sostiene.

Cifras

Según el Servicio de Mejor Niñez, la región cuenta con un total de 332 niños, y adolescentes, que están siendo atendidos por “Familias de Acogida Externas”, de los cuales 75 son sobrecupo, teniendo una plaza total de 257 casos.

En palabras del director (s) del Servicio de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia, Jean Paul Cárcamo, “durante los últimos años se ha visto mayor relevancia de los Programas Familias de Acogida y tiene que ver con el realce de la política pública para estos efectos y como el Estado se ha comprometido a dar garantía a los derechos de los lactantes, niños, niñas y adolescentes a vivir en un entorno seguro y protector. Desde ahí se ha ido potenciando una nueva línea de intervención, donde se ha incorporado la figura de una dupla psicosocial encargada del proceso de difusión, captación, evaluación y capacitación de Familias de Acogida Externas”.

La meta es tener al menos un centenar de familias, con la finalidad de absorber la demanda frecuente que tiene la región, cubriendo además la necesidad creciente de niños y adolescentes que requieren de una familia acogedora.

“En la Región de Ñuble se cuenta con una mínima cantidad de Familias de Acogida Externas, en relación a los menores que se encuentran esperando a vivir en una familia que les entregue un espacio donde pueda crear vínculos afectivos que les permita sentirse seguros, amados, confiados y en donde sus heridas puedan empezar a sanar”, dijo el directivo.

Entre los principales desafíos que se plantean son masificar está iniciativa a través de campañas que generen impacto y contar con los recursos para generar procesos rápidos y dar respuestas pertinentes en forma y tiempo a las familias solicitantes.

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