Señor Director: ¿Es Airbnb una empresa que ofrece un servicio hotelero de calidad? La Asociación de Hoteleros de Chile ha cuestionado Airbnb, aparentemente, sólo por motivos comerciales. Sin embargo, no es así. También ha puesto sobre el tapete la falta de supervisión del servicio que ofrece, cuestión en la que, me temo, está en lo correcto. A la manera de esta última, los usuarios de Airbnb también deberíamos formar una asociación de usuarios o huéspedes para así poder exigir un servicio de calidad y el cumplimiento de normas mínimas de seguridad, conforme a la Ley de Protección al Consumidor y demás leyes atingentes, de manera de no quedar a merced de esta empresa, que gana millones, y aún así no cumple con lo prometido en su página.
Está claro que Airbnb Chile acepta a cualquier persona como anfitrión y no supervisa a quienes le entregan el supuesto servicio hotelero, entre otros. Cabe recordar que, hace un tiempo, una familia de Brasil murió a causa de un escape de gas en uno de sus departamentos. No es un caso aislado. La mayoría de los lugares ofrecidos en su página web no cuentan con una certificación ad-hoc. Otras personas que conozco han pasado por situaciones de riesgo u otros problemas no menores. Esta vez soy yo la afectada. Me encuentro en un departamento que, a su vez, pertenece a VacationRentals, el cual arrendé sin saber que sería víctima de publicidad engañosa en un tema clave: la seguridad. Las ventanas no cierran y el departamento se encuentra en un segundo piso, con vista a la calle. Uno de estos días, al volver al lugar, encontré la puerta abierta –a la que sólo se accede por clave– y muchas cosas fuera de lugar. Personal de VacationRentals se apersonó con el objeto de cambiar la clave, pero finalmente no lo hizo y se fue sin que a la fecha se haya solucionado mi situación.
Es decir, mi seguridad y la de mi familia están en riesgo. Por si fuera poco, hay una construcción en curso en el edificio en que me encuentro. De ello, tenía pleno conocimiento el representante de VacationRentals. En otras palabras, desembolsé una considerable suma de dinero –en tiempos de vacas flacas– para estar en un sitio con cero seguridad y en medio de una construcción que interfiere con mi trabajo y las clases online de mis hijos.
A la indiferencia del anfitrión, se suma el hecho de que Airbnb no quiera reubicarme, ni hacer un reembolso. Es parte de su “política” aseguran. Abogados consultados señalan que se está violando ostensiblemente la Ley del Consumidor y que debería presentar una demanda. Sin embargo, no dejo de pensar que si formamos una asociación de usuarios y la ley se aplica en estos casos, Airbnb tal vez empiece a respetar y proteger a los millones de chilenos que la eligen en razón de sus precios, desconociendo, claro está, lo que les espera. En tiempos como los que vivimos, esta clase de abusos no puede quedar sin respuesta.
Michelle Chapochnick