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La oportunidad que se juega la intercomuna como polo de servicios de la región

La creación de la región de Ñuble, el fuerte dinamismo agrícola de la zona y la elección, por primera vez, de un gobernador regional, configuran un contexto único en la historia de la ciudad de Chillán, a lo que se suma el cambio de autoridades en las comunas de Chillán y Chillán Viejo, lo que es interpretado como una irrepetible oportunidad de crecer y desarrollarse, consolidando su rol como capital regional, centro comercial, financiero y de servicios de una región agrícola, lo que también supone configurar un polo logístico, tecnológico y agroindustrial de proyección internacional y desarrollar el turismo histórico-patrimonial.

Sin embargo, para alcanzar dichos objetivos y reducir los altos niveles de pobreza y desempleo, los expertos coinciden en que se requiere que ambas comunas trabajen de manera coordinada en temas como la formación y fortalecimiento del capital humano, el mejoramiento de la infraestructura y de la conectividad vial y digital y el desarrollo de un ecosistema favorable para el emprendimiento.

Según la Encuesta Casen 2017, Chillán es la capital regional con el salario promedio más bajo del país, con un ingreso promedio de $433.675 (en pesos de 2017), más cercano a Valparaíso ($452 mil) y a Arica ($453 mil) que a Concepción ($537 mil) y Talca ($511 mil), y lógicamente, muy por debajo del promedio nacional de $572.568.

La misma Casen 2017, junto con el Censo de Población aplicado ese año, también revelan una alta tasa de fuga de talentos, una variable clave para proyectar el desarrollo, pues sin capital humano la ciudad pierde atractivo para recibir nuevas empresas y disminuyen las posibilidades de que emerjan emprendimientos de alto valor. Al comparar a Chillán con el resto de las capitales regionales, se observa que exhibe una tasa de 228 personas que migraron por cada 100 mil habitantes, la sexta tasa más alta, ubicándose en la medianía de la tabla, cercana al promedio nacional de 249, pero muy por encima de ciudades como Talca (147), Rancagua (131) y Temuco (191).

Asimismo, el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) 2019, que elabora el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica, en conjunto con la Cámara Chilena de la Construcción, ubicó al área metropolitana Chillán-Chillán Viejo en el último lugar en comparación con las demás áreas metropolitanas del país, donde se observan preocupantes resultados en las categorías “Ambiente de Negocios” y “Condiciones laborales”. En el caso del primero, la intercomuna se posicionó penúltima, con 27,14 puntos, muy cerca de los 26,99 que arrojó Temuco-Padre Las Casas, y muy lejos de los 43,17 de Talca-Maule, de los 37,15 puntos del Gran Concepción, y de los 41,1 de Rancagua-Machalí.

En el indicador “Condiciones laborales” del ICVU la realidad no es muy distinta, pues Chillán-Chillán Viejo, con un puntaje de 59,81, también se ubica penúltimo, superando únicamente a Temuco (56,48), y por debajo de los puntajes de Talca (64,14), del Gran Concepción (66,81) y de Rancagua (74,52).

Vocación de Chillán

El director de la Dirección de Desarrollo Económico y Productivo (Didepro) de la Municipalidad de Chillán, Renato Segura, comentó que “desde que Ñuble pasó a ser región, Chillán ha asumido el rol de capital regional, y eso se refleja en que la ciudad está creciendo, hay construcciones, dispone de mejor capacidad hotelera; lo que va a ocurrir es que la urbe se va a transformar en una ciudad de servicios en virtud del desarrollo que se genere en el entorno, estoy pensando en todas aquellas empresas que prestan servicios al agro y al emergente polo productivo en Chillán Viejo. Es una ciudad que tiene un acceso directo a la Ruta 5, está en una posición privilegiada en materia de desarrollo. No le quepa duda que luego va a empezar a cambiar la cara del comercio, sobre todo, cuando empiece a haber más inversiones en Chillán Viejo, donde ya se está notando un polo industrial importante, de logística y agroindustria, y Chillán le prestará servicios en un proceso natural, porque tiene la infraestructura para eso.

“Veo una evolución de Chillán y Chillán Viejo, que son comunas hermanas, y que tienen el gran desafío de buscar la integración”, planteó Segura, quien apuntó a la oportunidad de desarrollar el turismo cultural, lo que sostuvo, hasta ahora no se ha aprovechado. “Abordar esto tendría un impacto relevante en la economía local, porque dinamiza el comercio; esta zona tiene una identidad patrimonial muy potente, con un largo listado de próceres y artistas. El desafío es cómo lograr que Chillán y Chillán Viejo se unan en torno al patrimonio, la cultura, la actividad económica y el turismo, porque hasta ahora los esfuerzos se han hecho por separado, y eso ha tenido un efecto negativo en términos de que la comunidad no se ha identificado con este valor turístico patrimonial que tiene la zona y tampoco lo ha ligado a la actividad económica; yo creo que la ciudad debería tener un gran museo que reúna la historia y la cultura de Chillán y Chillán Viejo, y eso se puede ligar con la actividad agrícola de la región, con los vinos del Valle del Itata, por ejemplo. Todo esto atrae gente y contribuye a desarrollar el turismo, a crear más emprendimientos en ese sector, a generar empleos”.

En materia agroindustrial, reiteró su propuesta de generar una zona con beneficios tributarios que atraiga la instalación de industrias. “La agregación de valor pagaría con creces los ingresos fiscales que no se percibirían por las exenciones tributarias”, explicó. En ese contexto, postuló que, si bien la zona tiene ventajas comparativas, se debe implementar una política de atracción de inversiones orientadas a las exportaciones, con beneficios tributarios, como la depreciación acelerada de activos.

Para ello, sin embargo, reconoció que se requiere fortalecer el capital humano local, a través de la formación técnica y las capacitaciones para contar con mano de obra especializada, y generar las condiciones para evitar la fuga de talentos.

Finalmente, destacó la oportunidad que representa el trabajo coordinado de los nuevos alcaldes de Chillán y Chillán Viejo y del gobernador regional que, además, tienen afinidad política. “Si se ponen de acuerdo, se puede lograr”, sentenció.

Asociatividad

En Chillán Viejo, la jefa del Departamento de Desarrollo Productivo del municipio, Pamela Vergara, recordó que “hace aproximadamente dos años se conformó la mesa del territorio Diguillín, donde se ha trabajado en forma asociativa para potenciar las siete comunas del territorio en los diferentes ámbitos, principalmente turístico, apoyando a la postulación de los diferentes fondos concursables. Actualmente, estamos presentando un FNDR al Gobierno Regional para potenciar la ayuda económica a empresas y emprendimientos; no es ajeno que con la pandemia se han visto muy afectados económicamente, las necesidades son muchas y los recursos insuficientes”.

En esa línea, la profesional planteó que “en la comuna de Chillán Viejo se ha observado un gran crecimiento en el rubro gastronómico, el cual se va a ir potenciando a través del tiempo, por el aumento de emprendedores orientados a este rubro”.

Añadió que “también existen convenios con emprendedores, en la plaza de armas con cinco agrupaciones de artesanos y otros, y también con la Cámara de Comercio de la comuna, donde participan activamente de la postulación a proyectos y otras actividades que generemos para activar el comercio y economía local”.

Asimismo, destacó “el trabajo asociativo que se realiza entre las diferentes comunas del territorio y los diferentes emprendedores con los municipios en general, eso potencia el trabajo”.

Entre los atributos de la comuna que se deben potenciar, subrayó el crecimiento agroindustrial, el rol de los sectores rurales como proveedores de alimentos y depositarios de la cultura y patrimonio campesinos, así como los hitos históricos de la comuna, los que tienen un potencial turístico cultural.

“Hemos realizado reuniones de trabajo con Chillán para trabajar en conjunto y elaborar una ruta turística que recorra ambas comunas , esto es algo que se ha querido concretar hace mucho tiempo, pero han fallado las voluntades políticas, las que al parecer ahora sí existen”, concluyó.

Oportunidades

El decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío Bío, Benito Umaña, enfatizó que el desafío es “cómo se puede atraer y generar oportunidades a las personas, atraer y retener capital humano. Y hoy la pandemia nos ha hecho ver que el tema tecnológico es vital, que efectivamente puedes hacer teletrabajo, puedes hacer e-commerce, requieres tecnología y requieres una nueva estructura de formación y capacitación”.

En el rubro del comercio, advirtió que ya ha comenzado una transformación, en que se reducirá la fuerza de ventas de manera presencial, de la mano del avance de las ventas por internet, “lo que significa que no necesariamente habrá una pérdida de empleos, sino que una reconversión. Eso requiere de trabajadores más capacitados”, acotó.

Y también se requiere de mejor conectividad física y digital, ambos parámetros al debe en la ciudad y en la región, pues aseguró que existe una tendencia creciente a migrar desde Santiago a regiones, “lo que representa una oportunidad para nuestra zona”.

En ese sentido, destacó el rol que podría jugar el gobernador regional, para que exista una coordinación de los municipios frente a estos desafíos, como el de la conectividad, por ejemplo.

“Nosotros hemos planteado que esto tiene que llevarnos a la diversificación de la matriz productiva, pero ahí tiene que haber política pública que haga que eso sea real, porque o si no, se queda en las propuestas. Creo que una gran herramienta es la Estrategia regional de desarrollo, por lo que un desafío es hacer una bajada de la ERD a nivel comunal, que sea algo articulado, y eso hay que llevarlo a proyectos concretos”, afirmó el académico.

En ese contexto, aseguró que “desarrollar el sector tecnológico tiene varias aristas positivas, como el e-commerce o la aplicación de tecnologías en el agro, por lo que la capacitación, la formación de técnicos es fundamental; y lo que nosotros vemos también es que hay posibilidades de negocios, de empresas que se pueden instalar, por ejemplo, en desarrollo de software. Nosotros hemos planteado que se podría desarrollar un centro de innovación y desarrollo, pensando en la industria agroalimentaria, aprovechando que la región tiene condiciones favorables para la experimentación”.

Para ello, agregó, se deben generar políticas de incentivos y se deben abordar los desafíos pendientes en materia de conectividad y de formación de capital humano.

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