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La ecuación sanitaria y económica no resuelta

“El 2021 comienza repleto de incertidumbre y dudas respecto a qué nos depara este año con una pandemia por Covid-19, donde tras casi 10 meses desde que se propagó en Ñuble aún no existe certeza de cuánto tiempo más debemos batallar contra el virus que ha dejado casi 11 mil contagiados y 219 fallecidos en la región” era el desalentador análisis de La Discusión de Chillán en su edición del 3 de enero de 2021.

El temor manifestado por la línea editorial del principal medio informativo de la Región de Ñuble, se fue confirmando con el pasar de las semanas. Las cifras oficiales del Ministerio de Salud del 13 de abril de 2021 (un poco más de 3 meses después) reveló que el número de contagiados y el número de fallecidos se habían duplicado.

Frente a este desolador panorama, las medidas sanitarias se endurecieron a nivel tal que prácticamente la actividad económica de la región se paralizó. Salvo la industria de bienes esenciales, donde están radicadas las grandes empresas de la región, la industria de bienes no esenciales, mayoritariamente conformados por empresas de menor tamaño, debieron bajar sus cortinas sumando pérdidas millonarias. En efecto, solo en lo que va transcurrido del presente año 2021, alrededor de 2 mil empresas de las industrias gastronómica, comercio y servicios han visto reducido sus ingresos por ventas en cifras cercanas a los 6 millones de UF, arriesgando de paso la estabilidad de cerca de 14 mil puestos de trabajo.

En los tiempos actuales, ¿es posible compatibilizar la actividad económica con la protección de la población frente a la pandemia? Presionados por la opinión pública – que da cuenta de estar confundida frente a las zigzagueantes medidas sanitarias de la autoridad – se ha optado por privilegiar las medidas sanitarias por sobre la actividad económica. La política de la autoridad de reducir la movilidad como medida prioritaria para contener la pandemia, ha contribuido en que la política fiscal privilegie el sustituir el ingreso laboral por subsidios directos a los hogares. Dicha medida se sustenta en la expectativa de que un calendario acotado de vacunación masiva contra el Covid-19 permita alcanzar prontamente la ansiada inmunidad de rebaño.

¿Pero qué ocurre si dicha estrategia falla y se prolonga las actuales restricciones sanitarias? El daño al sistema productivo se transformará en permanente. En este escenario, será endémica la dependencia de los hogares de los subsidios fiscales, generando una fuerte presión sobre el endeudamiento fiscal. El mayor costo de los intereses de la deuda, aumentará el déficit fiscal afectando el equilibrio macroeconómico que el país ha logrado durante los últimos 30 años de esfuerzo fiscal.

La Organización Mundial de la Salud ha advertido que los efectos de la pandemia se mantendrán por un largo tiempo. En este escenario, sin que ello signifique un daño estructural a la economía chilena, mantener la prevalencia de las restricciones sanitarias por encima de la actividad económica es inviable. Debemos ser capaces de aprender a vivir y producir en un ambiente con pandemia. Es la única forma razonable para enfrentar el incierto escenario sin daños colaterales a la actividad económica y la capacidad de generación de empleos en el país.

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