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Inflación y escasez de mano de obra marcaron la recuperación

A medida que la economía nacional y mundial se fue recuperando de los estragos que generó la pandemia, durante 2021 se observaron los efectos indeseados del rebote postrecesión, como la inflación, los quiebres de stock, el aumento de los costos y la escasez de mano de obra.

Paralelamente, la reactivación del consumo interno, ha permitido empujar la economía, con impactos positivos en el comercio, los servicios, el turismo, la gastronomía y la entretención, entre otros sectores, varios de los cuales resultaron muy perjudicados por los confinamientos durante la crisis sanitaria.

Dicho sea de paso, de haber sido por el exitoso plan de vacunación emprendido por el Gobierno, la recuperación de la economía habría tardado mucho más en llegar.

Inflación

En el aumento del costo de la vida convergieron factores internos, como el fuerte incremento del circulante en el mercado nacional, provocado por los retiros de los fondos de pensiones y las transferencias del Estado, como el IFE Universal; pero también factores externos, como el alza de los precios internacionales de los commodities, principalmente alimentos, minerales, combustibles, materiales de construcción e insumos agrícolas, entre otros, razón por la cual no son pocos los que sostienen que la inflación “es importada”, lo que se ve reforzado con el impacto que ha tenido el salto experimentado por el tipo de cambio en 12 meses, que pasó de los $700 a los $860, aunque en los últimos días el dólar se ha acercado más a los $850.

Productos como el pan, la carne y los combustibles han sufrido aumentos sostenidos de sus precios durante el año, incididos por el alza de las materias primas y del dólar y el aumento de los costos en general. Según el INE, en los últimos 12 meses el IPC acumulado alcanza a un 6%, muy por encima del rango de tolerancia del Banco Central, de 2% a 4% anual, y las proyecciones apuntan a que podría alcanzar un 7%.

En ese contexto, el Banco Central ha debido tomar medidas para enfriar la economía, reduciendo los estímulos monetarios a través de sucesivas alzas de tasas de interés. Precisamente, el pasado 14 de diciembre, el instituto emisor resolvió aumentar nuevamente la Tasa de Política Monetaria en 125 puntos base, para llegar a un 4%, el mayor nivel en ocho años. En octubre ya había subido la TPM en 125 puntos, desde el 1,50% resuelto en agosto pasado, a 2,75%.

De esta forma, el Banco Central busca retornar a una inflación en torno a 3% hacia 2023, pues con el alza de tasas se encarecen los créditos, y con ello, se reduce el circulante en la economía y el consumo. Sin embargo, esto también tiene un impacto negativo en el otorgamiento de créditos hipotecarios -que ahora son más caros y más restrictivos- y en la inversión, ya que al alza de tasas se suma la incertidumbre por los procesos políticos y la evolución de la pandemia, con lo que no son pocos los que sostienen que se avecina un frenazo en la inversión.

Reactivación económica

La OCDE proyecta un crecimiento del PIB de Chile durante 2021 en torno al 12%, un guarismo histórico que se explica, en gran medida, por la baja base de comparación que representa el 2020, que cerró con una contracción de 5,8% y con algunos meses en que la actividad tuvo caídas de dos dígitos; sin embargo, tampoco se puede desconocer que durante 2021 hubo sectores, como el comercio y los servicios, que experimentaron incrementos sustantivos en un contexto de aumento del consumo, favorecidos por la mayor liquidez de los chilenos.

En el caso de la Región de Ñuble, las estadísticas de exportaciones muestran en niveles récord, superando por primera vez los mil millones de dólares  en envíos. Según Odepa, con datos de la Dirección de Aduanas, durante el período enero-noviembre de 2021 las exportaciones de Ñuble alcanzaron los US$1.355 millones, lo que es una cifra un 66,6% mayor que la registrada en el mismo período de 2020, la mayor variación experimentada por una región.

Dinamismo del empleo

Gracias a la reactivación de todos los sectores económicos, también se dinamizó el empleo, y si bien aún no se recuperan los 2,4 millones de puestos de trabajo que se perdieron durante la recesión de 2020, ya se comenzaron a observar rigideces en el mercado laboral, como la escasez de trabajadores y el alza del costo de la mano de obra, principalmente en sectores como el comercio, la agricultura, la construcción y el transporte.

El proceso de recuperación del empleo se ha dado, sin embargo, con una fuerte incidencia de la informalidad laboral. En la Región de Ñuble, la tasa de desocupación superó los dos dígitos en tres mediciones trimestrales consecutivas, sin embargo, en los últimos dos reportes se han informado tasas de 8,6% y 7,4%, lo que se atribuye a la recuperación del empleo en el contexto de reactivación económica y también a factores estacionales. En cuanto a la tasa de ocupación informal, el INE informó que se situó en 33,4% en el trimestre agosto-octubre, registrando un aumento de 3,8 puntos en 12 meses.

Pero el fenómeno más relevante en materia de empleo ha sido la escasez de trabajadores. Si bien el año pasado hubo serias dificultades para llenar vacantes en algunos empleos, como consecuencia de las restricciones a los desplazamientos por la emergencia sanitaria, este año el problema se mantuvo, pese a que las cuarentenas desaparecieron.

Según expertos, las ayudas estatales y los retiros de las AFP contribuyeron a generar un “salario de reserva” para miles de ñublensinos, quienes han optado por no trabajar o bien, iniciar algún emprendimiento. Ello ha derivado en un lento retorno de las personas a la fuerza laboral y ha significado para las empresas enfrentar severas dificultades para contratar personal. En la presente temporada de cosecha de frutas, por ejemplo, los agricultores estiman un déficit de mano de obra en torno al 30%, lo mismo para la agroindustria, por lo que también se han reforzado las inversiones en mecanización y automatización, de manera de ir reduciendo el uso de mano de obra en ciertas labores.

Fue precisamente la preocupación por el alza sostenida de los trabajos informales y la escasez de trabajadores para empleos formales lo que llevó al Gobierno a potenciar los subsidios a la contratación, como el llamado IFE laboral, que complementan el salario pagado por el empleador, y que en la región ya suma más de 40 mil beneficiarios.

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