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Impacto generan vehículos todo terreno en la costa de Ñuble

Entre diez mil y quince mil turistas recibe la costa de Cobquecura una vez se abre la temporada de verano, según su alcalde Julio Fuentes. Las altas temperaturas, ya características de la Región de Ñuble, hacen movilizar a la población de las urbes cercanas a la localidad costera.

Capear el calor frente a La Lobería, refrescarse con la brisa y el agua salada son un clásico veraniego. Y sin duda, el valor turístico de la zona reside justamente en el paisaje natural que los visitantes pueden contemplar y disfrutar durante su estadía.

Es por ello que se torna inevitable preocuparse cuando se es testigo del mal cuidado y la poca conciencia que existe en la conservación y preservación de los recursos naturales. Turistas que ingresan con sus vehículos particulares a la playa, que dejan su basura contaminando el lugar o que no tienen respeto por las especies que allí habitan abundan.

Cristóbal Bustos, vocero de Todos Somos Cobquecura, se refiere a una de las principales demandas: “lo que decimos como movimiento, y por ley, es que no se permiten vehículos motorizados en las dunas. Para nosotros es prioridad hacer conciencia a la comunidad completa que llegue a Cobquecura sobre la prohibición de meter automóviles a la playa”.

Y es desde ese frente que se han coordinado y movilizado como agrupación comunitaria, ya que “estamos tomando más conciencia de lo que significa proteger nuestra playa”, asegura Cristóbal. Conciencia que se ha traducido en acciones concretas, a través de la confección de carteles en puntos claves como La Lobería, Iglesia de Piedra y Rinconada, para así señalizar y visibilizar el impacto que generan los vehículos.

Uno que pocas veces se logra dimensionar. Para Romilio Espejo, bioquímico, vecino de Buchupureo y Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas 2018, existe una profunda falta de educación ambiental que no permite reconocer estos efectos. Para el “hay un impacto principalmente en las dunas por la anidación de aves que están en la playa. Los zarapitos, pilpilenes y gaviotas se ven afectados por el tránsito vehicular”.

Romilio enfatiza en que existe un daño tanto en las dunas como fuera de ellas, ya que “cuando el vehículo entra y anda en la parte más dura de la playa aplasta y mata a los pulgones, crustáceos pequeños que son el alimento de estas aves. Cuando después andan en la parte más seca, destruyen nidos y en muchos casos, matan a las crías”.

Es necesario que se comprendan los efectos en su totalidad. En torno a ello el bioquímico hace hincapié en que “no es que pasen por ahí espantando, si no que realmente afectan la alimentación y finalmente la vida de las aves que están en la costa. Sobre todo, en este tiempo que es cuando las aves migran y se instalan aquí para reproducirse”.

Una vez comprendidos los efectos del problema, es que se puede discutir sobre las medidas concretas para prevenir y fiscalizar que se cumpla la normativa actual, pero para el vocero del movimiento Todos Somos Cobquecura, “la comuna aún esta al debe, se necesita que haya fiscalizadores o que las instituciones cumplan con la labor que se les solicita, tenemos solo un retén para 52 kilómetros de costa, no alcanza a cubrir todo, Carabineros no da abasto”.

En tal sentido, Julio Fuentes, alcalde de Cobquecura, enfatizó en que “si las leyes en este país se hacen para ser cumplidas, alguien tiene que hacerlas cumplir, y precisamente no el municipio. Las instituciones tienen que funcionar, tanto Carabineros como la Armada tienen que cumplir con este empoderamiento que el Estado hoy les está otorgando”.

A modo de solución ante la escasez de personal policial, desde el municipio el alcalde enfatiza en que “hemos estado peleando para que exista una Capitanía de Puerto en la costa de la Región de Ñuble”. Demanda que también levanta Todos Somos Cobquecura al hacer hincapié en que “nos encantaría como comunidad una Capitanía de Puerto como hay en Pichilemu, en donde no hay puerto, solo botes como Cobquecura”.

Sin embargo, el alcalde anticipa que “nuestros deseos solo quedan en eso, deseos y sueños. Nuestra realidad es otra, nosotros como municipio con el presupuesto que tenemos y la cantidad de personal que hay nos gustaría abarcar mucho más. Durante este tiempo de pandemia estamos patrullando preventivamente con los dos funcionarios de seguridad ciudadana hasta el toque de queda, porque somos conscientes de la escasez, pero insisto no es la solución”.

Texto: Tamara Jara

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