Señor Director:
El 17 de mayo de 1990, en el marco de la 43 Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud se decidió remover la homosexualidad dentro del listado de enfermedades mentales, siendo ésta la primera de múltiples acciones para hacer frente contra la discriminación, la violencia y el odio que sufren las personas de la Comunidad LGBTIQ+ y sus familiares.
En América Latina se han documentado diversos estudios sobre vivencias de acoso y agresión homofóbica entre niños, jóvenes y adultos, los que tienen efectos adversos sobre la calidad de vida, aumentando la sensación de tristeza, deteriorando la salud mental e incrementando las ideas suicidas.
En una reciente investigación liderada por la Universidad del Bío-Bío se encontró que el 34% del personal sanitario tienen actitudes homofóbicas. La investigación incluyó a 490 funcionarios de seis Centros de Atención Primaria de Salud municipalizados de la ciudad de Chillán.
Las actitudes negativas hacia las personas LGBTIQ+ aumentan las probabilidades de experimentar desigualdad en salud, afecta la relación paciente-facultativo y por tanto, a la atención médica-asistencial y el tratamiento a la que tienen derecho el sujeto vulnerable. La homofobia constituye una importante barrera para una correcta promoción de salud y prevención de enfermedades.
Lo anterior demanda la instalación y monitoreo de los programas de capacitación en materia de diversidad sexual, así como de acciones para fomentar y apoyar, con recursos económicos, de información y humanos, el desarrollo de investigaciones que permitan profundizar en las causas que subyacen a las actitudes homofóbicas en el personal sanitario local.
Eduard Maury-Sintjago / Oscar Oyarce-Vildósola