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Futuro agropexportador

Archivo LD

No es ningún secreto que las exportaciones son claves para el crecimiento económico de Ñuble, tanto las forestales como de alimentos y por lo mismo, hay que observar con atención los últimos números que revelan una realidad distinta para ambos rubros.

Si bien en enero las exportaciones agrícolas y agroindustriales tuvieron un buen desempeño, en términos generales, los envíos de la región anotaron una caída de 34,9% en comparación con igual mes de 2022, lo que se explica, en gran medida, por la disminución de los embarques de celulosa, el principal producto exportado por Ñuble.

Según el informe del INE, en enero pasado las exportaciones de la región totalizaron US$77,9 millones, anotando una disminución interanual de US$41,7 millones, consolidando una tenencia que se viene observando hace más de 12 meses, marcada principalmente por la contracción sostenida de los envíos forestales, principalmente pulpa. De hecho, el 2022 cerró con una caída acumulada de 18,4%.

La otra cara de la moneda es la fruticultura , que registró un crecimiento interanual de 17,1%, confirmando una tendencia al alza en la demanda de productos alimenticios, que en algunos rubros ha llegado a superar la capacidad de producción local, lo que muestra claramente las posibilidades de crecimiento del sector en una región que tiene condiciones climáticas y de suelo ventajosas para convertirse en agroexportadora, y reducir la centralidad que ha ido adquiriendo la actividad forestal, que en números macros aparece muy relevante, no así cuando se evalúa su real impacto en la reducción del desempleo o en el aumento de las oportunidades de empleo y en los ingresos de las personas. De hecho, se ha demostrado que en las comunas donde se ha experimentado un aumento de plantaciones forestales, la pobreza y la desigualdad de ingresos ha aumentado.

Pero el aprovechamiento del potencial agrícola de Ñuble está limitado por la deficiente infraestructura vial y de telecomunicaciones, por la alta concentración de los envíos en grandes empresas y por la escasa diversificación de la matriz exportadora que aún es dominada por productos de bajo valor agregado.

Además, las altas exigencias de calidad, fitosanitarias y de trazabilidad en los mercados imponen desafíos cada vez mayores, donde la rapidez para adaptarse no ha sido la óptima, lo que se observa, por ejemplo, en el combate de plagas o en la introducción de nueva genética.

Por su parte, las Pymes, que podrían ser un actor relevante en segmentos como los agroprocesados, los orgánicos, los gourmet y el comercio justo, se enfrentan a problemas como el acceso a financiamiento y limitaciones para establecer canales directos de comercialización con el exterior, temas donde el Estado no siempre llega a tiempo con el apoyo, pero que por sobre todo requieren una mayor cultura asociativa.

Mientras ello no ocurra, será muy difícil avanzar. Por ello, no es antojadizo decir que una vez superada la pandemia, y en la medida que Ñuble logre resolver los problemas estructurales de su economía -muchos de los cuales son también las limitantes para su internacionalización- podrá sumar más actores al desafío de exportar y así aprovechar su gran potencial.

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