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Forestal y alimentos

No es ningún secreto que las exportaciones son claves para el crecimiento económico de Ñuble, tanto las forestales como de alimentos, y los números lo siguen confirmando. Los envíos silvoagropecuarios de Ñuble totalizaron US$994,7 millones entre enero y agosto del presente año, lo que representa un incremento de 66,5% en comparación con igual periodo de 2020, según estadísticas de la Oficina de Políticas Agrarias, con información de la Dirección Nacional de Aduanas. El salto es enorme y de hecho, los datos nos ubican como la región con la mayor expansión de sus exportaciones silvoagropecuarias. De hecho, a nivel nacional se observó un incremento moderado, de 7,5% promedio.

De acuerdo al Boletín regional de exportaciones, los embarques forestales sumaron US$735,1 millones, registrando un crecimiento de 70% respecto a los primeros ochos meses de 2020. Este sector concentró el 73,9% del total de envíos de Ñuble, que se posiciona como la segunda mayor exportadora forestal del país, después de Biobío.

En tanto, las exportaciones agrícolas, que representan un 26% del total de envíos regionales, alcanzaron US$258,6 millones en enero-agosto de 2021, lo que significó un aumento de 56,7% respecto a igual periodo del año pasado.

Por sector, forestal sigue teniendo la centralidad, con 728,6 millones, pero los rubros frutas procesadas y fruta fresca anotan 118,4 millones y 81,8 millones de dólares, números que confirman una tendencia al alza en la demanda de productos alimenticios, que en algunos rubros la demanda supera la capacidad de producción local, lo que muestra claramente las posibilidades de crecimiento del sector en una región que tiene condiciones climáticas y de suelo ventajosas para convertirse en agroexportadora.

Sin embargo, el aprovechamiento de este potencial está limitado por la deficiente infraestructura vial y de telecomunicaciones, por la alta concentración de los envíos en grandes empresas y por la escasa diversificación de la matriz exportadora que aún es dominada por productos de bajo valor agregado. Además, las altas exigencias de calidad, fitosanitarias y de trazabilidad en los mercados imponen desafíos cada vez mayores, donde la rapidez para adaptarse no ha sido la óptima, lo que se observa, por ejemplo, en el combate de plagas o en la introducción de nueva genética.

Por su parte, las Pymes, que podrían ser un actor relevante en segmentos como los agroprocesados, los orgánicos, los gourmet y el comercio justo, se enfrentan a problemas como el acceso a financiamiento y limitaciones para establecer canales directos de comercialización con el exterior, temas donde el Estado no siempre llega a tiempo con el apoyo, pero que por sobre todo requieren una mayor cultura asociativa. Mientras ello no ocurra, será muy difícil avanzar. Por ello, no es antojadizo decir que una vez superada la pandemia, y en la medida que Ñuble logre resolver los problemas estructurales de su economía -muchos de los cuales son también las limitantes para su internacionalización- podrá sumar más actores al desafío de exportar y así aprovechar su gran potencial. 

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