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Expectativas

Agencias

En el imaginario de chilenos y chilenas, las políticas públicas siguen representando una oportunidad para cambiar la realidad social. Sin embargo, la realidad de los últimos 25 años nos muestra que esa aspiración conceptual no se ha concretado, o solo lo ha hecho a medias.

Razones hay varias para explicar esta incapacidad de las políticas públicas para producir el bienestar esperado por la mayoría, pero hay dos que son clave. Primero, el volumen y el tipo de investigaciones que suelen avalar las políticas públicas y que serían un aspecto bastante deficitario, pues de acuerdo a indicadores internacionales, la producción general de conocimiento social en Chile es baja, y más baja todavía es la capacidad para producir conocimiento cualitativo y comprensivo sobre la realidad a mejorar.

Y en segundo lugar, el fundamento epistémico-teórico, que suele ser frágil, bien porque los autores de dicha política no son expertos en el contenido que trazan o bien porque los argumentos teóricos empleados son sesgados o parciales. En el caso de políticas educativas, por ejemplo, en los últimos 20 años fueron muy pocos los pedagogos autores de políticas o convocados a aportar al rediseño o argumentación de una política pública.

El lema “a problemas complejos, soluciones simples”, cuya versión se ha llamado focalización, tan común desde los años noventa, no dio los resultados esperados, y para una gran mayoría de personas no hizo más que mantener las cosas como siempre, sin transformación.

Luego de cinco administraciones de centroizquierda y dos de centroderecha, con más convergencias que divergencias, sin grandes diferencias entre sí en la formulación de políticas públicas, el nuevo gobierno que encabezará el Presidente Gabriel Boric arriba cargado de expectativas. Las mismas que le dieron un rotundo e histórico triunfo en diciembre pasado y las mismas que también necesita para gobernar, pues un progresista, por definición, es elegido para que el futuro sea distinto al presente.

Desde su equipo han dicho que más que una estrategia para reducir las expectativas o buscar excusas en la responsabilidad que tiene el poder legislativo, lo que harán será sincerar los tiempos que se demorarán en el contexto actual, con un Congreso fraccionado, sin grandes mayorías y donde el Senado empatado promete ser un lugar de muy difícil negociación. Y el futuro mandatario lo sabe y, por lo mismo, ha manifestado reiteradamente que para avanzar serán necesarios los acuerdos y las negociaciones.

Mantener el horizonte de reformas, como también producir una confianza generalizada de que los cambios son posibles, pero que en algunos casos tomarán un tiempo que incluso podrían exceder a su período de Gobierno, asoman como los dos grandes desafíos, político y comunicacional, del Presidente Gabriel Boric y su equipo.

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