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Ex diablos rojos evocan el espíritu de lucha del inolvidable Roberto Rosales

“Roberto fue mi primer amigo en Ñublense cuando llegué de Llanquihue y me orientó en Chillán. Una persona extraordinaria. Nos iniciamos juntos en la primera infantil del club. Nos costó mucho. No teníamos nada, pero con el amor que le teníamos a la camiseta salimos adelante para llegar al primer equipo y luego ser nominados a la Selección Chilena Juvenil que dirigía Carlos Campos y Raúl Angulo”.

Así recuerda el otrora volante de Ñublense, Hugo Bello, quien jugó además por Colo Colo y Universidad de Chile, a su amigo entrañable y ex compañero, Roberto Rosales, incansable mediocampista, quien fue su socio en la zona media del Rojo de 1981 y dejó de existir a los 59 años en Talca, a raíz de un infarto.

Debutó con 16 años

Rosales debutó junto a Bello y otros canteranos de los diablos rojos, como Óscar Villablanca, Nelson Parra, Eduardo ‘Camión’ Sepúlveda y Luis Moya, tras la huelga del plantel profesional por problemas económicos y en cuyas filas estaban valores como Mariano Puyol, Juan Rodríguez Vega, Sergio Nichiporuk, entre otros.

Ambos saltaron a la Selección Chilena Juvenil y Rosales después de estar tres años, hasta 1983, siguió su derrotero para brillar en Rangers de Talca, donde se radicó, aunque también vistió las casaquillas de Wanderers, La Serena, Huachipato, Santa Cruz, Colchagua, Arica y Linares.

“En la Selección Juvenil fuimos compañeros de Jaime Pizarro, Jaime Vera, Juan Gutiérrez, Ricardo Lee, entre otros. Nos reencontramos en La Serena, pero Roberto no se adaptó y retornó a los dos meses a Rangers Estoy schokeado con la noticia. Dejó muchos amigos en la tierra. Está descansando en paz, se le recordará como una gran persona y deportista. Me cuesta asumir que un amigo de pequeño haya partido”, sentencia Bello, afectado”.

Su hermano Luis, también fue jugador de Ñublense. Lateral derecho incansable del plantel de 1980 y 1981, que hoy con 68 años, está golpeado por la partida de su hermano.

“Agradezco el apoyo de toda la gente del fútbol”, esbozó, Luis, quien al cierre de esta edición, arribaba a la Población Rosita O’Higgins, con los restos de su hermano, para concretar este miércoles su funeral.

Ernesto Ponce, ex volante del Rojo, campeón en 1985 y 1992, asegura que el sello de Roberto en la cancha jamás se olvidará.

“Lo pasaba a buscar a Rosita O’Higgins, junto a su hermano que fue nuestro maestro. Un chico encantador, alegre, con grandes virtudes que lo llevaron a la Roja. Emprendió vuelo para seguir su carrera en Talca, en Rangers, que sí lo cobijó, porque no fue profeta en su tierra. En la cancha todo lo hacía fácil. Tenía un remate indominable. Marcó muchos goles de tiro libre. Me quedo con su recuerdo de niñez. Lleno de ilusiones”, sentenció impactado Ponce.

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