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Enanismo empresarial en Ñuble

Todas las políticas públicas que gobiernan el quehacer de las regiones de nuestro Chile unitario tienen el mismo origen: la capital, Santiago. En esta realidad no debe sorprender la enorme brecha de equidad que se manifiesta en el desarrollo del territorio nacional.

Fundamentaré mi análisis en la composición del tejido industrial. El 56% de las empresas del país tienen residencia en la región Metropolitana (SII, 2018); el 70% de las grandes empresas pertenecen a la región Metropolitana; el 60% de las empresas de tamaño mediano, tienen su residencia en la región Metropolitana; el 64% del número de trabajadores informados tiene su origen en las empresas radicadas en la región Metropolitana y, finalmente, el 77% de los ingresos por ventas lo originan empresas radicadas en la región Metropolitana.

A la luz de dichas cifras es inverosímil pensar que no existe sesgo en la planificación del gasto público de organismos relevantes responsables del fomento de la actividad empresarial, como lo son Corfo, cuyo presupuesto para el año 2020 bordea los $185 mil millones, Sercotec, cuyo presupuesto alcanza los $43,5 mil millones y Sernatur, que ronda los $8,4 mil millones.

A partir de una rápida mirada a los objetivos de dichos organismos públicos que operan en la región de Ñuble, se pueden destacar las siguientes miradas a nivel de las oficinas regionales: “articular en forma colaborativa ecosistemas productivos” (Corfo, región de Ñuble); “apoyar a las micro y pequeñas empresas y a los emprendedores del país, para que se desarrollen y sean fuente de crecimiento” (Sercotec, región de Ñuble) e “incentivar la especialización, la calidad y la competitividad de la industria turística” (Sernatur, región de Ñuble).

Ninguno de los programas de los organismos mencionados se hace cargo del problema de “enanismo empresarial” que aqueja al tejido empresarial de Ñuble. Dicha patología induce a que las empresas nazcan con una baja escala de producción y evidencien una baja dinámica de crecimiento. El déficit de productividad que caracteriza a dichas empresas, las hace refractarias al estímulo fiscal que busca activar su desarrollo.

El análisis del comportamiento del “tramo según ventas” para 230 empresas que iniciaron actividades en la región de Ñuble el año 2005, evidencia claramente dicha patología. En efecto, el 60% de las empresas que mantienen su actividad el año 2018, están en el mismo tamaño que registraron el primer año de actividades (2005). Dentro de dicho tamaño, las microempresas muestran la mayor dinámica con un sesgo a disminuir de tramo. Las pequeñas empresas muestran un bajo dinamismo y, las que se mueven, disminuyen de tramo. No son más de 8 empresas, de un total de 230, que mantienen sus actividades durante el período analizado y que cambian de tamaño a niveles de mediana o gran empresa.

En resumen, el tejido empresarial de Ñuble está aquejado por una grave enfermedad cuyo tratamiento no está considerado en la política pública regional y, peor aún, es desconocida por la autoridad regional. Para hacer frente de forma efectiva a dicha enfermedad, se requiere de un fuerte liderazgo regional, que permita alinear el esfuerzo de los diferentes organismos públicos responsables del fomento de la actividad productiva local.

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