En Chile operan doce bandas criminales que han demostrado bastante ingenio para llamarse, así como también los alias de sus integrantes. Tenemos a Los Gallegos, uno de cuyos líderes es “el ruso”, seguramente inspirado en Putin; luego está el Tren del Coro, que se descolgó de los Gallegos, se suman Los Piratas liderados por “Yoel y Portu”. Los Espartanos es una banda con tinte histórico, liderada desde Colombia por “Diego Rayo, mano derecha del “ Mapayo”. Los Pulpos, liderada por el “Pacolo” desde el interior de una cárcel porque está preso, los Shottas, cuyo jefe -también preso- es “el Carachi”. Luego están los Hijos de Dios, una facción del Tren de Aragua más religiosa, y cuyo líder se apoda “ Mamut”, por su gruesa contextura. A su vez, Los Trinitarios, peligrosa banda transnacional de origen dominicano, es liderada por “Onnys “. Completan la lista Nueva Generación, de origen mexicano, Bang de Fujian, mafia china que opera en el sur de Chile y el famoso Tren de Aragua.
A este selecto criminal grupo hay que agregar una banda más, el Tren de Nicolás de Miraflores-Caracas, con lo cual el total de las bandas criminales que operan Chile no son doce, sino que suman el fatídico número de trece.
El tren de Nicolás, encabezada por un sujeto cuyo alias es “Maduro”, es secundada por un tal “Diosdado” y otro personaje apodado “Gigi el Amoroso”, especialista en hacer desaparecer actas y adulterar resultados electorales. Por eso también le dicen “el mago Amoroso”. De amoroso tiene poco y de mago, mucho.
¿Cómo opera el tren de Nicolás? Muy simple, tienen una alianza ferrocarrilera con el Tren de Aragua, estos hacen el trabajo sucio en Chile, y el tren de Nicolás les da protección nacional e internacional, como fue el caso del secuestro y asesinato del teniente Ojeda, disidente de Nicolás.
Pero “Nicolas” cree tener algunas gracias, además de robarse elecciones y perseguir a sus adversarios, le gusta hacer unos pasitos de baile cuando va a hablar en alguna manifestación. Parece imitar a Donald Trump, pero Nicolás tiene más ritmo que él, no cabe duda.
Otro de los líderes de esta banda es un tal Tarek, fiscal encargado de perseguir opositores, fue el que culpó a Chile de estar detrás del crimen del teniente Ojeda y ahora seguro que le sopló en el oído a Nicolás que los que derribaron las estatuas de Chávez son terroristas entrenados en Chile.
Así opera el tren de Nicolás, expandiendo sus tentáculos por América latina y el mundo, en sociedad con el Tren de Aragua, para luego inculpar a los países en que se han infiltrado.
¿Cómo protegerse de estas bandas criminales de nombres tan ingeniosos, pero de tan siniestras consecuencias para los países donde operan?
La gran diferencia del Tren de Nicolás con las otras bandas criminales que operan en América Latina es que se ha apoderado de un Estado.
El Tren de Nicolás pone a prueba el espíritu democrático de todo un continente. Es el primer peldaño que debemos subir, el de la democracia sin apellidos.