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El legado de Luz Montecinos será divulgado gracias al trabajo de su familia

“Luz no era una mujer que pasara desapercibida, si hasta andaba con revólver”, dice Juan Carlos Gacitúa, uno de los nietos que la poetisa tuvo y que hoy guarda en sus manos el desconocido legado de uno de los personajes culturales más entretenidos del siglo pasado. Clasificar, investigar y difundir el legado de Luz era un anhelo familiar que se concretó hace algunos meses, cuando en el marco de la mudanza del padre de Juan Carlos, aparecieron entre sus pertenencias cartas, poemas y fotografías que él había guardado como un tesoro por décadas.

Juan Carlos cuenta que este verano, la familia fue invitada a un homenaje que San Fabián de Alico le hizo a su abuela, en el marco de una acción que tiene por objeto rescatar su figura. “Se hizo una lectura poética en el cementerio y en la Casa de la Cultura y para nosotros fue todo un evento, pues sentimos que desde ese minuto había que abrirse a la idea de publicar el material. Entre las cosas que mi papá tenía, encontramos cerca de 200 poemas, cuentos, manuscritos, cartas, fotografías, tallados en madera. Todo esto nos ha servido igualmente para reencontrarnos entre nosotros, revisar nuestro origen”, explica.

Con el material en la mano, Juan Carlos comenzó un recorrido por los lugares y las personas que compartieron con Luz (él tenía seis años cuando su abuela partió). Así llegaron, por ejemplo, hasta Daniel Sepúlveda, ex gerente de La Discusión, quien aportó más antecedentes gracias a la cercanía que Luz tuvo con él  y con el ex propietario del matutino, Alfonso Lagos. “Ya tenemos el material clasificado y varias entrevistas hechas. He estado conversando con autoridades de la Universidad de Concepción, en donde yo trabajo, y con el municipio de San Fabián y de Chillán. La idea es poder editar un libro con este material”, indica Juan Carlos.

“El libro es una biografía con antología poética; por ejemplo, cuando conoce a mi abuelo, encontré decenas de poemas de amor. También hay poemas que la definen en otras situaciones de la vida, cuentos infantiles, poemas dedicados a personajes y muchos sobre temática campesina y de su pueblo San Fabián. Hay algunos muy curiosos dedicados a la vida escolar y a los maestros. Sin ir más lejos, es la autora del himno del colegio La Purísima. En el fondo es contar su vida a través de los poemas, mezclado con un poco de ficción, porque hay algunas historias que se han ido diluyendo o cambiando con el tiempo”.

Una de esas historias dice relación con que Clarisa Sandoval y Nicanor Parra (los padres de Nicanor y Violeta),  quienes se habrían puesto de novios en la casa de Luz en San Fabián, cuando ella era una niña. “Clarisa trabajaba en la casa de mi bisabuela Clotilde Matamala. Ella era la encargada de las costuras y de hacer los mandados en San Carlos o Chillán, y en una de esas, conoció al profesor Parra. Se enamoraron y mi bisabuela le habría dicho que tenía que llevarlo a la casa para que se comprometieran ahí, delante de ella. Y así al parecer ocurrió”, cuenta con entusiasmo.

Una vida en el arte

Cuando Luz se casó con Carlos Gacitúa en la década del ‘30,arrendaron una casa en calle El Roble 525 (donde hoy existe un restaurante vegetariano). En esa casa, las visitas de personajes como Pablo Neruda, Margot Loyola o David Alfaro Siqueiros se hicieron recurrentes.

La amistad epistolar de Luz con Gabriela Mistral, también es una historia que hoy intenta ser rescatada. En la visita que la Premio Nobel hizo a la ciudad en 1938, también visitó a Luz en su casa, puesto que la poetisa local era una de las encargadas del comité de bienvenida. “Luego en el año 1954, mi abuela se enteró que Mistral volvería a Chile de visita y le mandó una carta para invitarla de nuevo a Chillán. Gabriela le contestó, le dijo que por agenda no podía, pero que la invitaba a ella a una recepción en el Vapor Santa María de Valparaíso. Diario La Discusión publicó una nota en donde cuenta que mi abuela va como delegada provincial a esta recepción y desde todos lados le dan recados y mensajes para Gabriela Mistral. Encontramos una carta en donde mi abuela le cuenta a Mistral que al verla en Valparaíso se puso tan nerviosa que le había olvidado todo lo que tenía que decirle. Mi abuela le dice en la carta: ‘Me comporté como una campesina, pero eso es lo que soy’”, cuenta entre risas.

“Me gustaría que, a través de su obra, también se pudiera redescubrir el tremendo valor cultural que Chillán tuvo entre las décadas 40 y 70”, finaliza Juan Carlos, pidiendo a los lectores que lo contacten si cuentan con más datos, historias o material para reconstruir la vida de su abuela Luz (al correo jcgacitua@gmail.com)

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