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El contagio de los Fondos de Pensiones

Los fondos de pensiones representan el seguro de calidad de vida futura para millones de trabajadores, quienes mes a mes contribuyen con sus cotizaciones para incrementarlo. En ocasiones, dicho esfuerzo se ve mermado por la rentabilidad negativa asociada al rendimiento de la cartera de inversiones de los mismos. Para un joven cotizante, las pérdidas transitorias se recuperan con creces con las mayores rentabilidades de largo plazo que generan los fondos más riesgosos. Sin embargo, para quienes están próximos s jubilar y/o reciben su pensión mes a mes, las rentabilidades negativas les afecta directamente al ver mermado el monto de su pensión mensual.

La pandemia del COVID-19 ha generado el derrumbe del mercado de renta variable ¿un resfriado o una enfermedad grave para el natural contagio de los fondos de pensiones de las chilenas y chilenos?

En febrero 2020, el fondo A muestra una rentabilidad negativa de -4,5%. Dicho fondo es el más riesgoso, con porcentaje de inversión en renta variable que fluctúa entre un máximo de 80% y un mínimo de 40%. Sin perjuicio de lo anterior, es el fondo que muestra la mayor recuperación cuando los mercados retoman la normalidad. Esto significa que, para eventos transitorios, el contagio del Fondo A presenta las menores secuelas en el largo plazo, sobre todo si se considera que, en dicho nivel de riesgo, se ubica la población joven cuyo horizonte de tiempo, hasta la fecha de jubilación, les otorga mayores opciones para recuperar lo perdido. Es decir, un resfrío.

En el otro extremo del espectro de riesgo, está el fondo E que, en teoría, es el más conservador dado que su límite de inversión va de 0% a 5% en renta variable y de 95% a 100% en renta fija. Sin embargo, dicha composición no le da inmunidad frente al negativo comportamiento del mercado de capitales, en especial con el riesgo asociado a la tasa de interés. En febrero de 2020, dicho fondo, obtuvo rentabilidades negativas cercanas al -3%. En este caso, las secuelas de corto plazo son más significativas, toda vez que dichas pérdidas se materializan en los fondos de las personas próximas a jubilar y los pensionados de las AFP. Es decir, un cuadro de contagio con riesgo de complicaciones mayores.

Es paradojal que la legislación considere que, a partir de los 56 años en el caso de los hombres y de los 51 años en el caso de las mujeres, se les condene a tener rentabilidades negativas, como ocurre en la actualidad con los fondos C, D y E. A las personas afectadas le cuesta entender que, a pesar de estar obligados a mantener sus fondos de pensiones en tramos más conservadores, la pandemia amenaza con afectar negativamente el monto que perciben periódicamente contra sus fondos de la AFP. Esta realidad genera una desafección mayor al actual sistema de administración de fondo de pensiones, frente a la demanda de un sistema de seguridad social que se haga cargo de lograr un mayor bienestar para la población pasiva.

En este sentido, urge que la ley considere un fondo F que elimine los retornos negativos y permita capitalizar los retornos positivos, instrumento que está disponible en el mercado de derivados con el nombre de opciones financieras.

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