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“El ciclismo para mí es todo, aún no me bajo de la bicicleta”

R. Oses

Un montón de bicicletas de todos los modelos y dañadas ruedas de motos, que solo él sabe reparar, repletan el pequeño, pero emblemático taller de Don Luis “Checho” Rosales, el gran referente y símbolo del ciclismo chillanejo.

Con casi 78 años, pero una vitalidad que asombra, el ciclista eterno de Chillán y maestro de varias generaciones, confiesa que el deporte de los pedales marcó su vida.

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“Para mí el ciclismo es todo. Desde que comencé, no me he bajado de la bicicleta, siempre he estado andando. Lo llevo en la sangre. Todavía salgo a andar”, reflexiona, mientras arregla una rueda de motocicleta y su fiel hijo Andrés Rosales (46), eximio pedalero de los 90’, lo ayuda a reparar otras bicicletas.

“Andrés es el que lleva las cuentas del taller y maestrea, me ayuda mucho porque a mí por la edad se me olvidan las cosas”, relata, mientras los vecinos lo saludan con admiración en el frontis de su taller ubicado en Avenida Argentina casi al llegar a Collín.

Abriendo ruta

Don Luis comenzó a hacer ciclismo el 11 de septiembre de 1961 luego que un amigo, que posteriormente fue carabinero, lo invitara a correr a Bulnes.

“Me dijo que tenía condiciones y ahí empecé con una ‘Chanchita’”, evoca, quien marcó una época en el ciclismo local junto a sus otros tres hermanos que corrían también.Jugó fútbol, pero no siguió en este deporte, “porque era malo, jugaba de lateral izquierdo en Ferroviarios”

Corrió innumerables carreras, pero recuerda una en especial. “La que más recuerdo es la 5 Provincias del Sur, una que se hacía de Concepción- Linares, Chillán, Los Ángeles, Angol, Cañete-Concepción.

Homenaje

Fue formador de varios pedaleros, los mismos que lo van a homenajear este sábado con una prueba que lleva su nombre y que partirá a las 15.30 horas desde la parcela de Héctor Parra.

“Me siento orgulloso, pero no sé si me lo merezco o no porque han habido tantos que se lo merecen y no han tenido la suerte que he tenido yo que me harán un homenaje”, confiesa humilde.

“Nunca pensé que me iba a ganar la vida arreglando bicicletas, pero quedé sin trabajo y como me gustaban las bicicletas, me puse a trabajar en un tallercito de bicicletas. Y acá estoy, en el mismo local por más de 30 años y con mucha pega”, relata.

De su época destaca a ciclistas como el ‘Culebra’ Iván Carrasco, el Macaya, Benicio Fuentealba y Guillermo González. De los 90’ a Juan Fierro, su hijo Andrés Rosales, Carlos López, Miguel Gutiérrez, Claudio García y ‘Parrita.

De sus participaciones’ en la “Ascensión”, donde brilló, recuerda que “cuando todo era de tierra, el puente Marchant había que pasarlo por el agua y cuando llovía el agua llegaba hasta la mitad de la bicicleta”.

Con la emoción a flor de piel, tras tantos recuerdos, deja un mensaje para las nuevas generaciones.

“Que entrenen para que vean hasta donde pueden llegar y que nos les pase lo que me pasó a mí porque nunca pude entrenar, ya que tenía que siempre trabajar y nunca supe hasta donde pude haber llegado”.

 

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