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El camino al éxito profesional de tres ñublensinos rehabilitados en Teletón

María Ignacia, Luis Felipe y Andrés son tres ñublensinos profesionales, que tienen en común un camino recorrido en la Teletón y que hoy ponen en valor en el aprendizaje adquirido en la fundación, el cual les ha permitió abrirse camino en la sociedad y desplegar sus habilidades como trabajadores realizados que buscan contribuir, desde sus distintas veredas, a la Región de Ñuble.

Desde los dos años María Ignacia Galarce Muñoz (32) ha estado en la institución a raíz de una parálisis cerebral, que se manifiesta en su dificultad para caminar y en sus habilidades motrices, pero no es su capacidad intelectual. La joven chillaneja es psicóloga, magíster en Psicología Educativa y tiene un diplomado en habilidades sociales e inserción laboral. Sus primeros pasos como profesional fueron en 2013, en el Programa de Integración Escolar (PIE) en Pinto, y en la actualidad se encuentra trabajando en el Liceo Libertador Bernardo O’Higgins y como docente colaboradora en la supervisión de prácticas en la Universidad de Concepción.

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“Es una institución que te da posibilidades a ti y a tu familia de entender el diagnóstico más allá del modelo clínico rehabilitador, sino más bien desde un modelo biopsicosocial, el cual te permite desarrollarte en distintas áreas. Con mi familia íbamos alrededor de cada seis meses a controles con fisiatra”, recordó.

Su paso por la institución fue fundamental, sin embargo, advirtió que su camino para convertirse en profesional no estuvo libre de escollos, que debió superar de la mano de su familia, su motor para perseverar en sus objetivos.

“En general, las expectativas para las personas que tienen discapacidad son menores, sobre todo pensando en que el mayor porcentaje de personas a nivel mundial que tienen mi diagnóstico, no llegan ni siquiera a cuarto medio, por distintas barreras. La Teletón, en ese sentido, también es una guía, porque te indica, por ejemplo, entrar a estudiar al sistema regular, ojalá a un colegio pequeño, por eso que al principio mis padres me pusieron en un colegio particular, donde tuviera las condiciones más propicias para aprender, pero el aprendizaje al comienzo siempre es complicado por el tema motor. Aprender a escribir, por ejemplo, para uno es difícil”, comentó.

Ignacia comentó que durante la niñez vivió episodios amargos por su condición en el plano social. Sin embargo, esa carga se fue aligerando en su juventud, en la medida que se avanzaba en materia de inclusión.

“Al principio fue difícil, porque los chicos no entendían mucho lo que yo tenía. En mis tiempos, no existían los programas de integración, entonces, fue bastante difícil, en algún momento yo diría que fui víctima de discriminación, bullying y acoso escolar, pero luego en la adolescencia, cuando entendían más mi condición, fue cada vez más fácil, hasta llegar a la universidad, donde no tuve ningún tipo de problema, porque la gente está más abierta a la inclusión en todo sentido. En esos tiempos fueron más difícil para mi familia, porque la verdad es que yo no era muy consciente de la discriminación”, explicó.

En un inicio, ingresar al mundo laboral no fue una tarea fácil. Sin embargo, gracias a un contacto logró conseguir un trabajo en el PIE en Pinto. Más tarde, los continuos viajes entre su casa en camino a Coihueco y la comuna cordillerana, la hicieron buscar nuevos rumbos en Chillán, donde hoy se siente realizada.

“Siempre la gente le dice a la familia, pero para qué la vas a exponer a estudiar, a encontrar trabajo, si no la van a querer. (…) He logrado superar bastantes barreras y prejuicios que se tienen, hasta uno mismo y finalmente te das cuenta que si eres capaz de lograr todo lo que te propones, de a poquito uno va avanzando y superando cada cosa que al principio parecía imposible. Es importante el entorno cercano”, destacó.

“Me encanta mi trabajo. Desde chiquita quise ser psicóloga, porque encontré que tenía hartas herramientas para escuchar a la gente y apareció lo de la educación y me encantó, porque es un trabajo donde me puedo desempeñar bien. Llevo hartos años siendo profesora en la UdeC. He hecho clases, supervisiones. Ha sido bastante bonito esa área. Cuando estudié el Magíster, mi supervisora de tesis me preguntó si podía ingresar a trabajar allá”, relató.

Ignacia fue elegida “Mujer destacada de año” en 2015, una distinción que le entregó la Municipalidad de Chillán por su historia de superación y su capacidad de adaptación al mundo laboral pese a las barreras.

“Mis proyectos son cada vez ir tomando mayor autonomía y lograr ser más independiente, porque actualmente vivo con mis papás. En lo profesional, seguir desarrollándome, ya he logrado bastante con el tema del magíster, las supervisiones en la universidad. Creo que seguir encontrando nichos ahí, me ha gustado bastante. Ahora estoy tratando de aprender a manejar, la principal barrera para uno es la movilidad”, señaló.

María Ignacia Galarce

“La empresa adaptó todo para mi”

La historia de Luis Felipe Venegas (33) en la Teletón comenzó tras sufrir un accidente cuando tenía 15 años. Un “piquero” mal ejecutado le fracturó la columna a nivel cervical, lo que le generó un daño medular, quedando de inmediato sin movimiento desde su cuello hacia abajo.

El joven chillanejo quedó con una tetraplejia por la cual, en un inicio tuvo que trabajar en forma intensiva durante todos los días por un periodo de cinco meses con ejercicios físicos constantes para ir cumpliendo metas a corto plazo.

“Mi familia estuvo día y noche apoyando, dándome palabras de aliento, de que tenía que seguir adelante, porque fue un accidente tan radical que no voy a negar que en algunos momentos quería morir, no quería aceptar la silla de ruedas. Tuve momentos de negación que no quería nada con la vida, un montón de desequilibrios mentales que se dan por el tema del cambio que hay que hacer. Mi familia fue siempre mi apoyo y el instituto. Tuve la suerte de ir a rehabilitarme en una clínica, donde estuve un año, donde tuve unas complicaciones. Mi rehabilitación tenía que haber sido en seis meses, ya estar sentado en una silla con la espalda 90 grados, pero me atrasé porque hice una apendicitis. Como no tenía sensibilidad no sentí la apendicitis que pasó a peritonitis y ahí estuve me atrasé montón de meses para poder sentarme e irme al teletón”, recordó.

Luis Felipe valoró el apoyo que recibió en el centro de la Teletón, sin embargo, reveló que tras egresar sintió miedo de enfrentar el futuro. Pese a eso, estudió dos años psicología y luego encontró su vocación en la carrera de Administración en Inacap, lo que le ha permitido hoy desempeñarse en el área de operaciones, proyectos y lecturas de Copelec, donde realiza compras y rendición de cuentas de los implementos que utiliza el personal del área eléctrica.

“La Teletón tiene un área encargada de buscar trabajos a personas que han egresado. Se encargan de recibir curriculum y enviarlos a una empresa. Todo esto se gestionó por parte de Teletón”, añadió.

Si bien la institución fue un puente para encontrar trabajo en Copelec, antes de llegar ahí Luis golpeó varias puertas sin éxito, dejando entrever la falta de empatía que existiría en algunas organizaciones para integrar a personas con movilidad reducida.

“Cualquier empresa me pudo haber contratado, y claro, existe el temor en algunas de contratar personas con alguna discapacidad física mayor. Hay una diversidad tremenda de discapacidades físicas, pero con silla de ruedas siento que varias empresas le hacen la equis, porque tienen que reestructurar oficinas, adaptar baños, un montón de cosas, que yo creo que igual es un gasto, no se la juegan. Hay un tema de consciencia. Mi jefe es muy humano y desde un principio me dijo que estaba para el puesto y que esperara tres meses para adaptar todo (…) Es rico cuando líderes o jefes te dicen que te quieren en su empresa y más aún cuando hacen modificaciones dentro de la infraestructura para que te desenvuelvas cómodo y no existan límites al momento de realizar las tareas laborales”, reflexionó.

Sus intenciones de seguir aportando y creciendo en lo laboral, han llevado a Luis a plantearse la meta de continuar ingeniería en administración.

Luis Felipe Venegas

“Mis metas son colectivas”

Andrés Lavanderos (41) es trabajador social y actualmente trabaja en el Gobierno Regional. Antes se desempeñó en la Oficina de Información, Reclamos y Sugerencias (OIRS) del Serviu. Desde muy joven estuvo vinculado a organizaciones sociales, vocación de servicio que lo condujo a su carrera. Trabajó en una pastoral y en Techo para Chile, donde desempeñó diversos cargos.

El profesional chillanejo tiene una displasia de cadera y una de sus manos no presenta el desarrollo esperado. Desde pequeño fue sometido a varias cirugías para corregir sus pies y rodilla, condición que no ha sido una barrera para llegar a ser seleccionado de tenis de mesa paralímpico.

“Soy del año 1981 y la Teletón viene abrir un poco la mente a una ciudadanía que miraba a las personas con discapacidad como a los pobres niños y personas que no tenían nada más que hacer y la familia escondía a los niños de la sociedad. Mis padres fueron totalmente distintos. Me dejaron ser, me iba solo a la escuela que estaba a una cuadra. En ese sentido, es muy importante que los padres te dejen ser. Hoy es completamente distinto, pero en mis tiempos era otra cosa”, recordó.

En el ámbito social en sus tiempos de estudiante, Andrés se sintió acogido e integrado. “Cuando estudié en Santo Tomás era más grande, tenía 35 años. En ese momento estaba trabajando en el Minvu, entonces, venía con una experiencia de vida y laboral distinta. También por mi forma de ser se abrieron mucho más fácil ciertos caminos, pero me imagino que una persona más joven con un grado más de discapacidad, tiene que ser un poco más complicado. Hoy no te tratan como ‘cojito’, sino te tratan por el nombre, hubo una política bastante integradora”.

Desde su punto de vista la ciudad tiene deudas pendientes con las personas con discapacidad, ya sea en accesibilidad e inserción laboral.

“La misma plaza de armas se ha tratado de mejorar, pero los accesos son horribles para personas con algún problema de movilidad. En sí las ciudades se tratan de acomodar a estos conceptos de integración que al final no resultan como debieran ser. El ejemplo más claro fue las veredas, que tuvieron que rediseñar el tema de las mezclas porque quedaban muy peligrosas”, criticó.

En la actualidad se manifestó agradecido de las personas que le dieron una mano para crecer en lo profesional y ser parte del desarrollo de la región, a través de la División Desarrollo Social y Humano, del GORE, donde revisan los proyectos presentados para las organizaciones que postulan a subvenciones.

“Trabajo junto al gobernador Óscar Crisóstomo. Estoy agradecido de las personas que me han abierto camino en la vida, seguir trabajando acá, seguir profundizando el gobierno que tenemos, lo cual significa cumplir los sueños de la ciudadanía. (…)Ñuble es una de las regiones más pobres del sur de Chile y no solamente el acceso en telecomunicaciones, en muchos más temas”, indicó.

Andrés Lavanderos

Cifras

En el presente 815 pacientes que atiende Teletón provienen de la región de Ñuble en los últimos 12 meses, de los cuales 345 pertenecen a Chillán. Un aumento de 3,3% ha experimentado el crecimiento de pacientes ñublensinos en los últimos cinco años en la institución. De cara al futuro, se espera que una vez construido el centro de rehabilitación en la capital regional se puedan atender 600 usuarios aproximadamente en los dos primeros años de operación (2024-2025).

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