Señor Director:
El recientemente creado “Día de los Pueblos Originarios”, a mi modo de ver, presenta dos problemas: uno de forma y otro de fondo. Con respecto al primero, una muestra más del populismo y desconexión de la realidad que se vive en el Congreso y parte del Gobierno, solo diré lo que cientos de miles de chilenos debieron pensar de nuestra clase política, mientras veían sus trámites esenciales y horas médicas ser suspendidas: “nada nuevo, más de lo mismo”. La solución a este problema se podrá vislumbrar en las elecciones de fin de año.
En cuanto al segundo, es importante preguntarse el porqué de un nuevo feriado para recordar una parte de nuestra sociedad. ¿No hubiera sido preferible mantener el 12 de octubre y darle un significado más amplio y enaltecedor? En estos momentos de división y conflicto que atraviesa el país y el continente, ¿no habría sido mejor convertir ese día en una celebración en la que se festeja no solo la llegada de los españoles, o el descubrimiento de un continente y su población nativa, sino el inicio de la mezcla de culturas, en su mayoría occidentales y nativas, que hoy nos permite existir y de las cuales somos herederos?
Tal vez así, festejando la verdadera y especial identidad de Hispanoamérica, la “mestiza”, podamos reconocer nuestros orígenes y dejar de lado problemáticas artificiales enquistadas en nuestra historia.
Fernando San Cristóbal Brahm