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Un análisis de los distintos factores que inciden en el desarrollo de Ñuble permite advertir que hay brechas importantes en inversión pública y privada, infraestructura y capital humano entre quienes residen en sectores urbanos y rurales y que son determinantes en la condición de postergación de estos últimos. Algunos corresponden a servicios básicos, sin embargo, existe otro tipo de atraso y pobreza, asociado a factores diferentes de los que suelen tenerse en cuenta para realizar mediciones. En virtud de ello puede sostenerse que el concepto de desarrollo y su contracara, el atraso, evolucionan.

En efecto, hoy la pandemia que sufrimos también nos muestra a los postergados de los adelantos tecnológicos, pues quien hoy no esté conectado a las redes de información tiene un nuevo factor de desigualdad social y estará cada vez más excluido de los beneficios del desarrollo. El tema no es menor, en Ñuble un tercio de los hogares son rurales y tal como ocurre a nivel nacional, se replican las grandes brechas de acceso a Internet.

Como en muchos aspectos, en la educación el Covid-19 ha puesto en evidencia la desigualdad en el acceso a las tecnologías de información y los problemas que existen para la formación a distancia, teniendo a Ñuble como un caso paradigmático a nivel país. Según un estudio del Centro de Estudios de la Realidad Regional, la región tiene la tasa más bajas de conexiones fijas a nivel nacional, 119 por cada mil habitantes, solo comparable a La Araucanía.

Esta baja penetración de Internet en los hogares de la región, además de representar una inequidad, es también un factor de freno para el desarrollo económico de las zonas rurales, limitando las posibilidades de generar negocios, de promover productos y de acceder a nuevos conocimientos y a oportunidades de financiamiento para emprendimientos, entre otras.

Por lo mismo, resulta clave que el Estado refuerce su rol en esta materia, siguiendo el mismo camino trazado hasta ahora, en proyectos asociativos con empresas de telecomunicaciones, pero con mayor velocidad y más recursos, de manera de aumentar sustancialmente la cobertura en zonas rurales.

De igual forma, el sector privado también tiene el deber de subirse a este carro, de lo contrario, corre el riesgo de anclarse a un modelo de desarrollo sin proyecciones de crecimiento.

El desarrollo rural de Ñuble presenta diferentes aristas y matices. Si bien urge en primer término dar solución a problemas básicos, como agua potable, alcantarillado, luz eléctrica y caminos, una pandemia impensada en pleno siglo XXI nos muestra que no deben descuidarse aspectos como la conectividad digital, toda vez que en escenarios como el actual y después de él, un desplazado de la tecnología, niño o adulto, será cada vez más discriminado, sus oportunidades se recortarán y se dificultará su participación en la vida educativa, económica y social.

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