A pocos días del inicio de clases, se ha vuelto a poner en la mesa la discusión sobre el bajo interés de los jóvenes por estudiar pedagogía en Chile -en 2022 las matrículas bajaron 19%-, así como también sobre las cifras de deserción de profesores, una preocupación que lleva a preguntarse si la formación de docentes es una prioridad para Chile, si los profesores que se están titulando reúnen las competencias necesarias para ejercer y si las condiciones laborales que enfrentan son las adecuadas.
Un estudio de la fundación Elige Educar reveló que para 2025 la cantidad de docentes que faltaría sería de 26 mil profesores y siete mil educadores de párvulos. La Enseñanza Media experimentaría un mayor déficit (32%), siendo las asignaturas de Historia y Geografía (44%) y Ciencias Naturales (40%) las más afectadas.
Tal como lo señaló el ministro de Educación, no es un problema nuevo y es un desafío que se está abordando desde el Estado, sin embargo, diferentes voces plantean que no se está haciendo de manera integral.
El año pasado se aprobó en el Congreso un proyecto de ley que modifica los requisitos de ingreso a los programas de pedagogía y que busca aplacar un escenario crítico, atrayendo a estudiantes de buen rendimiento académico y cuidando así que los requisitos no tengan un impacto negativo en la matrícula.
Y si bien se valora la búsqueda de la excelencia en los futuros profesores, se requieren medidas adicionales que aborden integral y robustamente este desafío a través de un trabajo colaborativo y estratégico de las universidades, la sociedad civil, los profesores y el Estado.
En ese sentido, para abordar la atracción y retención docente, es fundamental continuar fortaleciendo la Beca Vocación de Profesor; priorizar la pedagogía como una carrera estratégica, potenciando la atracción a los programas de educación; continuar fortaleciendo la Política Nacional Docente, mejorando las condiciones de ejercicio y reduciendo el número de años requeridos para avanzar en la Carrera Docente en contextos de mayor vulnerabilidad; impulsar políticas para fortalecer el empoderamiento pedagógico y autonomía profesional, así como actualizar el proceso de enseñanza-aprendizaje con los nuevos desafíos del siglo 21.
Precisamente, esta semana, el Colegio de Profesores indicó que el déficit docente que arrastra el país preocupa y debiese también alertar a las autoridades. El presidente del gremio, Carlos Díaz, aseguró que se necesitan políticas de apoyo para mejorar las condiciones de los educadores e incentivos para que más jóvenes accedan a la pedagogía.
Si bien las mejoras salariales han sido una histórica demanda que paulatinamente el Estado ha ido abordando, hay también una necesidad urgente por superar deficiencias en las condiciones laborales, por ejemplo, los problemas de convivencia escolar que en ocasiones amenazan la seguridad de alumnos y docentes o el déficit de infraestructura y equipamiento que dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje y limita el desempeño profesional.
La única herramienta para continuar y profundizar el camino de desarrollo del país es mejorar la cobertura y los niveles de educación, y para ello, el aliado principal es el profesor. Fortalecer la carrera docente no es solo honrar esta profesión, sino que es un imperativo para Chile.