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Decir adiós al colegio en tiempos de pandemia

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Las actividades escolares fueron las primeras en sufrir las consecuencias del Covid-19 con la suspensión de las clases en el mes de marzo, obligando a que la enseñanza se impartiera vía online y dejando sin efecto una serie de actividades de gran significado para los alumnos de cuartos medios, quienes no vivieron momentos y rituales especiales que son propios del cursos y que marcan la transición de la enseñanza media a la universitaria.

Así fue para la alumna del Liceo Polivalente Juan Arturo Pacheco Altamirano, Loreto Rodríguez de 19 años, que soñaba con fotos del recuerdo con sus compañeros y una gran fiesta de gala, y nada de eso fue posible por la pandemia. El pasado 11 de diciembre fue su licenciatura en una ceremonia virtual donde los alumnos junto a los profesores jefes dieron término a una importante etapa de los jóvenes.

“Lo idealicé presencialmente, así como lo habíamos visto en otros años con una ceremonia, tampoco hubo fiesta. Me hubiera gustado la licenciatura en el liceo, un día sábado ir a una fiesta de gala súper bonita, celebrar con mis compañeros y compartir el último año que teníamos juntos, pero nada de eso se pudo hacer”, dice.

La chillanvejana recuerda que cuando comenzó el año escolar estaba entusiasmada por el último curso, pero a pocos días, el Covid-19 transformó drásticamente sus actividades escolares.

“Este año lo empezamos con un muy buen ánimo, y ya a la semana cuando supimos lo del coronavirus pensamos que era mentira, después cuando llegó nos cambió todo y comenzamos con las clases online. No entendía nada, y apenas me puse las pilas para poner atención y aquí estoy, terminé mi cuarto medio”, comenta.

Loreto confiesa que las clases vía internet fueron un desafío porque le costó adaptarse a la nueva metodología de enseñanza, se le dificultó entender y concentrarse.

“El cambio fue muy rápido, de un día para otro. Me costó mucho adaptarme, incluso me pedían que hablara en las clases y mostrara la cara y no quería, entonces me sentí súper mal, andaba súper bajoneada, muy estresada”, indica.

La joven estudiante admite que por un momento pensó en abandonar los estudios mientras pasara la pandemia y pudiera volver al salón de clases, sin embargo, el apoyo de su familia fue clave para terminar el cuarto medio.

“Mi familia me apoyó mucho, ellos solo querían que siguiera estudiando porque incluso me dio por querer dejar de estudiar, dejar eso así y congelar el año escolar porque me llegué a estresar mucho en las primeras clases, no entendía. Mi hermana chica de cinco años fue mi apoyo, cada vez que me sentía como sin ánimos de estudiar ella estaba, me subía el ánimo y como a ella también le tocaba hacer tareas yo la ayudaba”, agrega.

Loreto recibió su título de Técnico Profesional de Atención de Párvulos por lo que aspira a continuar sus estudios de Educación Parvularia, pero sería una vez que termine la crisis sanitaria.

“Quiero esperar a ver cómo sigue el asunto de la pandemia porque de verdad que para estar haciendo una práctica vía online es difícil y sé que a los niños les cuesta entender, entonces me gustaría estudiar presencialmente porque entendería más, al igual que los niños”, señala.

“No todo está perdido”

Desde kínder, al igual que la mayoría de sus compañeros de cuarto medio, Esteban Daza Reyna ha sido parte de la comunidad educativa del Instituto Santa María, donde también ha prestado servicios a la Pastoral desde que estaba en tercero básico, por lo que esperaba concluir su último año en el colegio de manera especial, con las tradicionales actividades que marcan la etapa de transición a la educación superior o al trabajo. Sin embargo, la pandemia cambió sus planes. “Me marcó harto, porque era un año que todos esperábamos, teníamos hartos proyectos”, dice.

Por el coronavirus dijo adiós a la “despedida de los cuartos”, a la “gala” y al último paseo de curso, actividades que no pudieron seguir adelante al igual que la labor solidaria en terreno de la Pastoral, lo que deja una sensación de frustración en este joven chillanejo, que por años ha trabajado activamente en su colegio.

“Porque llevo hartos años en la Pastoral, era presidente. Entonces, me ha tocado por bastante tiempo estar a cargo de las actividades y el último año era la instancia para cerrar mi trabajo y despedirme de todos y que otro quedara al mando. Es un poco triste irse de esa manera, fue frustrante dejar de hacer las actividades, dejar de ir, de compartir”, revela.

Sin embargo, reconoce que no todo está perdido, ya que comenta que su colegio sí les brindará la oportunidad de vivir la licenciatura en modo Covid-19, lo que le genera una enorme satisfacción, la misma que sintió cuando su profesora jefe les preparó una sorpresa en el colegio, donde asistieron en grupos de ocho personas para revivir de manera simbólica las diferentes etapas en las aulas.

“La (licenciatura) vamos a poder tener este lunes, con eso ya nos damos más que pagados. Será en el complejo deportivo del colegio que pertenece a la comuna de Coihueco y por la fase en que está nos corresponde hacerla ahí con un aforo bastante reducido. Podemos tener un invitado y la duración es muy breve en comparación a lo que era antes. Ahora serán 40 minutos, pero lo importante es el gesto y lo bonito de la ceremonia, de poder estar con nuestros compañeros por última vez”, explica.

Durante los meses de la emergencia sanitaria, reconoce, que no fue fácil pasar su último año de clases a través de una pantalla, donde el horario académico fue similar al que tenían en forma presencial y con énfasis en aquellas asignaturas vinculadas a la PTU.

“A uno le cuesta de repente concentrarse porque en la casa había ruido, entonces, habían hartos factores que influían en que uno no pudiera prestar la atención necesaria o pudiera entender los conocimientos. No es lo mismo estar en clases online que estar en la sala, porque es fácil plantear una duda y que el profe se acerque, aquí como que se paraba toda la clase. Entonces, había más dificultad para aprender. Igual aprendí, no lo que esperaba, pero no fue un año perdido”, manifiesta.

De cara al futuro, Esteban espera estudiar Ingeniería Comercial en Santiago, ya que desea desempeñarse en el área de los negocios y seguir el camino recorrido por su padre, quien tiene dos empresas relacionadas con el riego.

Cambio de rutina

La estudiante del Colegio Seminario Padre Alberto Hurtado, Javiera Díaz Ramírez (17), reconoce que terminar cuarto medio en tiempos de pandemia genera una sensación de tristeza, al dejar de vivir algunos ritos que han marcado a las generaciones que egresan. Sin embargo, advierte que está tranquila, ya que el balance en estos 16 años de intensa vida escolar es positivo y eso la reconforta.

“Soy fiel creyente de que todas las cosas que pasan en la vida son por algo, por lo tanto, a pesar de que no puedo negar de que da pena, estoy tranquila porque igual de una u otra manera pude estar en varias de las actividades de mi colegio. En especial, en mi querido movimiento Arkontes, que a pesar de todo esto seguimos funcionando y con más fuerza que nunca. Creo que eso es lo que para mi compensa todo”, subraya.

Pese a que el fin de su etapa escolar no fue lo que imaginó producto del coronavirus, que cambió las rutinas y prioridades de las personas, la alumna chillaneja ha logrado mantener una actitud optimista y rescatar lo aprendido.

“A principio de año estaba muy emocionada por este último año de colegio y a pesar de todo, intenté no desmotivarme, ya que no era culpa de nadie. Intenté concentrarme en el estudio y en mi bienestar personal. El colegio en el segundo semestre inició los encuentros sincrónicos que para muchos fue una mejor forma de continuar el año, incluyéndome. En especial, con mi curso no perdimos comunicación, nos veíamos todos los lunes en la Acogida junto a nuestra profesora Roxana Contreras, quien nos ayudó y motivó lo más que pudo pese a la distancia. Gracias a ella nunca nos sentimos solos”, destaca.

Pese a la emergencia sanitaria, Javiera asegura que tendrá licenciatura, aunque se deben afinar algunos detalles que dependen de la evolución del Covid-19 en Chillán.

“La licenciatura se realizará luego de rendir la Prueba de Transición. Esto fue un acuerdo de todos los cuartos para poder cuidarnos y no tener dificultades al rendir la prueba. Esta se realizará por curso, pero todavía no sabemos si estaremos acompañados de papás, o no, ya que todo depende de la fase del Plan Paso a Paso en la que nos encontremos. Pero sabemos que el colegio, y en especial los profesores, están interesados en que a pesar de que estemos en pandemia podamos tener un lindo desenlace de nuestra etapa escolar”, valora.

Javiera piensa estudiar Arquitectura, ya que reúne las dos asignaturas que más ha disfrutado en el colegio, las matemáticas y el arte. Incluso hizo un curso en la Universidad del Desarrollo que le permitió reafirmar su vocación. “Al igual que varios de mis compañeros, nos concentramos mucho en estudiar para la PTU. En mi caso, desde inicio de año estuve en un preuniversitario y me fui apoyando con mis conocimientos de los años anteriores del colegio”, enfatiza.

Texto: Susana Núñez/ Antonieta Meleán

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