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Cuestión de confianza

Diario Concepción

Después de una década de escándalos por sucesivos casos de corrupción y abuso de poder de la elite política y económica, pareciera que los chilenos deberíamos ponernos a la tarea de encontrar en qué confiar y en quiénes confiar. Sin embargo, está fallando la oferta.

Organizaciones y personas que forman parte de las instituciones donde debería dirigirse nuestra mirada no se encargan de dar señales verdaderas que permita creer en ellos. Y cuando falla la confianza, el orden entero de una sociedad se ve entorpecido, y actividades socialmente beneficiosas como el intercambio de bienes y servicios o el desempeño de nuestra política, no pueden realizarse correctamente.

Lamentablemente, de acuerdo a la última encuesta CEP, los partidos políticos apenas tienen un 2% de confianza, el Congreso 5% y el Gobierno 7%. La situación es igual de mala para los empresarios, la Iglesia Católica y Carabineros.

Como éste, son varios los estudios que muestran que una serie de problemas que enfrentamos como sociedad tienen como causa última la falta de confianza. Dudamos unos de otros y bajo esa premisa es imposible establecer relaciones estables, duraderas y positivas.

La confianza interpersonal permite a las personas establecer vínculos sociales para desarrollar acciones conjuntas (desde formar un matrimonio y una familia, un emprendimiento o una ONG para proteger los lobos marinos). Por su parte, la confianza institucional permite que las instituciones posean un mayor grado de legitimidad y estabilidad.

Uno de los hechos que más erosiona la confianza es la corrupción, ya que ésta no solo implica el beneficio personal en detrimento de lo público, sino que causa un profundo quiebre en la confianza de la institución involucrada y en las personas que la integran.

Cuando una institución entrega programas sociales a beneficiarios que no califican para ellos; cuando los partidos políticos actúan sin transparencia; cuando se escogen autoridades acusadas de corrupción para asumir cargos políticamente relevantes; cuando las empresas se coluden, las expectativas no se ven cumplidas y la confianza se debilita si es que no se rompe y a veces para siempre.

Cabe entonces preguntarse ¿cómo es posible recomponer la confianza?

Lo primero es entender que la confianza no se recupera de la misma manera en que se recuperan otras cosas, hay que ganársela. La transparencia es un factor decisivo. Comunicar abiertamente las razones por la cuales se toman ciertas decisiones o se ejecutan ciertas acciones; rendir cuenta de los recursos usados; conocer el nivel de logro de las promesas electorales, son elementos que permiten a los ciudadanos fiscalizar y evaluar el desempeño institucional, formándose una opinión informada de una institución y así no caer en el juicio apresurado de que las cosas no se hacen de la manera adecuada porque las instituciones que las ejecutan son corruptas.

Las personas muestran credibilidad y confianza para quienes actúan de manera proba, transparente e integra. En este sentido, el desafío es avanzar hacia una cultura en donde la trampa, el abuso, y el aprovechamiento personal ya no tengan cabida.

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