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Convencionales locales se definen en torno al sistema político

La comisión de Sistema Político de la Convención Constitucional comenzó la semana pasada a intercambiar posturas sobre los cambios que debería contener la nueva Constitución en materia de régimen político para el país, oportunidad en que los convencionales expresaron sus posturas iniciales sobre la materia.

Varios puntos en común se evidenciaron sobre el sistema de gobierno. La totalidad de integrantes de la comisión expresó la necesidad de limitar las actuales facultades presidenciales, aun cuando existen diferencias respecto de si esto se debe llevar a cabo a través de un régimen parlamentario, o corregir el sistema presidencial.

Al respecto, los convencionales ñublensinos tienen distintas posturas.

Felipe Harboe, independiente y miembro del Colectivo del Apruebo, sostuvo que hay que mirar la experiencia chilena e internacional.

“Lo primero es ver cuál es el objetivo que se busca; luego, buscar la herramienta. Si el objetivo que se busca es que el gobierno y el congreso funcionen bien y no haya bloqueos recíprocos, entonces se requiere un sistema donde haya competencias compartidas. Alguien podría decir que en ese caso, la garantía de estabilidad sería el parlamentarismo, pues el primer ministro asume cuando tiene mayoría parlamentaria y nunca habría bloqueos. Pero por otro lado, la tradición republicana chilena señala que la percepción ciudadana respecto de los partidos políticos no es buena, y explicarle a la gente que no va a votar por un presidente sino por parlamentarios, y que ellos escogerán al Presidente puede resultar bastante contraintuitivo”, sostuvo.

Harboe cree que para lograr que la democracia funcione mejor, se requiere tener pesos y contrapesos, equilibrio, y hay que entender que la modificación del régimen político chileno pasa por tres elementos: la relación gobierno-congreso; sistema electoral y régimen de partidos.

“Cualquier modificación debe enfrentar estos tres temas. El gran pecado que cometimos fue haber modificado el sistema electoral sin habernos metido en el régimen de partidos, lo que nos hizo terminar con un sistema proporcional muy inclusivo, pero con 18 partidos en formación, 15 vigentes y siete en proceso de disolución. Es decir, con una atomización política”, aseveró.

Para Felipe Harboe, entre las medidas que pudieran tender hacia un presidencialismo atenuado están, primero, la mantención de un congreso bicameral, evitando duplicidad de funciones, pero sí manteniendo la función revisora entre cámaras, para evitar que el TC o los jueces tuvieran esta función.

“Tendría un Senado que participara activamente en el nombramiento de embajadores, miembros del TC, Corte Suprema, etc., y que tuviera potestades en materia presupuestaria no de iniciativas, sino de competencias durante la discusión del presupuesto, pudiendo negociar glosas con justificación. Eliminaría el veto presidencial salvo para casos muy puntuales, y creo que sería una buena idea elegir al congreso junto con la segunda vuelta presidencial”, sostuvo.

Mantener facultades exclusivas

Desde Chile Libre, el convencional Martín Arrau, afirmó que también es partidario de mantener el presidencialismo, “sin perjuicio de que podamos mejorarlo, revisando tanto las facultades del Presidente como las del Congreso y la relación que existe entre ambos. Pero es muy importante en esto, velar -como siempre recalco- por los principios de eficiencia y de realidad, que son muy importantes en este caso, ya que son hechos sabidos las malas experiencias de nuestro país con los intentos parlamentaristas, porque nuestra idiosincrasia, nuestra cultura política, no es coherente con este sistema. Es muy importante, por ejemplo, mantener algunas facultades exclusivas en el Ejecutivo, como el presupuesto y el gasto”, aseveró.

Arrau también es partidario de mantener el bicameralismo.

“Creo que si algo nos enseñó la última elección parlamentaria es que Chile quiere y necesita contrapesos. Por eso, a los intentos refundacionales de un sector de la Convención, la ciudadanía respondió con mesura. Y yo también soy partidario de esto, es un sistema bicameral el que le hace mejor a Chile, impidiendo que unos pocos se atribuyan más competencias de las debidas. Sin embargo, también he dicho que creo en un Congreso más pequeño y mejorable en su conformación, buscando mayor austeridad en el gasto de los contribuyentes y mayor eficiencia”, dijo.

Respecto de la fecha en que deben realizarse las elecciones parlamentarias, precisó que éstas no deben coincidir con las presidenciales, tal como ocurría antes. “Es una buena forma de evaluar la conducción política de un Gobierno o un Parlamento y generar un contrapeso sano”, planteó.

Cruzar el debate

Desde las organizaciones sociales, el convencional de Pueblo Constituyente, César Uribe, sostuvo que dentro de la Convención se están teniendo discusiones bastante profundas, y en ese sentido, “debemos entender que tenemos un país muy concentrado y verticalizado en la toma de decisiones. Nuestra forma de Estado es unitaria, con una capital muy fuerte y un hiper presidencialismo que refuerza esta idea de centralismo. Por ello, yo estoy por quitarle atribuciones al Presidente, y en ese sentido, avanzar hacia un sistema semipresidencial en que el Ejecutivo tenga un vínculo más directo con el Parlamento, atendiendo también a que en época de campaña las principales propuestas que nacen de los candidatos están asociadas más al trabajo legislativo, por lo tanto ese vínculo tiene que existir de una forma mucho más concreta. Hoy estas fuerzas compiten, y el Presidente tiene una serie de atribuciones, como el veto, las urgencias o recurrir al TC, que hablan de una lógica de trabajo no en conjunto”, aseveró.

Además, expresó, “dentro del nuevo sistema debe existir un control ciudadano mucho más fuerte respecto del Presidente y del congreso. Esto significa democracia directa, iniciativas populares de ley, posibilidad de rechazar iniciativas de ley vía referéndum. Podría también instaurarse la figura de vicepresidente o jefe de gabinete, para tener un mayor vínculo con el parlamento, y que esto fuera paritario, un hombre y una mujer, para tener una visión más amplia, y creo que las elecciones parlamentarias sí podrían coincidir con la segunda vuelta, atendiendo a la necesidad de relación intrínseca entre el jefe de Gobierno y el parlamento, para que la línea política del presidente de turno pueda tener mayoría en el congreso”, manifestó.

Paralelamente, como integrante de la comisión de Forma de Estado, Uribe plantea la necesidad de entregar mayor poder a las regiones, lo que significa que las autoridades sigan eligiéndose democráticamente, pero que tengan mayores atribuciones, no produciéndose duplicidad de funciones como ocurre hoy con el nivel central y los delegados presidenciales regionales.

“Es importante cruzar este debate con el del Sistema Político, pues va en la línea de generar autonomía territorial y cambiar las atribuciones que hoy tiene el Presidente”, sentenció.

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