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Convencionales constituyentes: la elección más trascendente de las últimas cuatro décadas

Agencia Uno

Ciento treinta y ocho convencionales constituyentes generales -cinco de ellos representantes de Ñuble, y diecisiete convencionales constituyentes indígenas, cuyos nombres conoceremos hoy; tendrán la importante misión de redactar la próxima Constitución de Chile.

Se trata del primer texto eminentemente representativo, que será elaborado de manera paritaria (50% mujeres y 50% hombres); con representantes indígenas y de todas las regiones del país.

“No ha existido en la historia constitucional de Chile otro momento en que hayamos alcanzado este nivel de representatividad. De hecho, tampoco podríamos encontrar otro momento en que se haya creado un nuevo texto constitucional en el marco de una Constitución vigente y respetando las reglas vigentes, modificando la actual Constitución para ello. La mayor cercanía la podríamos encontrar entre las Constituciones de 1828 y 1833, cuando el órgano establecido para la modificación de la Constitución de 1828 se respeta, pero no se respeta el procedimiento, pues ésta se adelanta. Esa particularidad única respecto de la creación de este órgano, altamente representativo, y además, creado en el marco de una Constitución vigente, nos da una oportunidad notable que pocos países han tenido”, sostuvo el Doctor en Derecho y profesor de Historia Constitucional de Chile de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, Manuel Campos.

“Los momentos en que se crea una Constitución sobre la base de un mecanismo establecido en el texto anterior, y no sobre una revolución o un quiebre institucional muy marcado, son contados en experiencia comparada”, relevó.

Jeanne Simon, politóloga y también académica de la UdeC, agregó que la paridad de género incorporada en esta convención constitucional “es un hecho histórico”.

“En general, la política ha sido un asunto de hombres, las mujeres recién tuvimos el derecho a voto en el siglo XX, por lo que lograr una equidad paritaria en esta Constitución es histórico. Ahora bien, mujeres sí han participado en los procesos constituyentes de países como Bolivia y Ecuador, pero en ningún caso ha habido una participación de 50/50, considerando que las mujeres somos un poco más del 50% de la población chilena”, advirtió.

Alfonso Henríquez, Doctor en Derecho y profesor del Departamento de Historia y Filosofía del Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UdeC, resaltó que esta Constitución, además, incorporará escaños para los pueblos originarios.

“Esto también es una circunstancia extraordinaria dentro de nuestra historia constitucional. Este proceso es particularmente representativo de la diversidad de nuestro país, tanto por la paridad de género, como por la incorporación de los pueblos indígenas. Pero hay otro aspecto, ligado a la participación de las regiones. Nuestra historia constitucional se ha caracterizado por cartas fundamentales que se han redactado esencialmente en Santiago, por personas que pertenecen a la élite santiaguina. La posibilidad que las regiones puedan elegir a sus representantes para la redacción de este texto, creo, es una característica que hay que valorar también. Todo esto hace de éste un proceso inédito en el país, y también a nivel comparado”, resaltó.

Expectativas v/s realidad

Correr fronteras, ir más allá mediante esta nueva Constitución, podría ser algo un poco más posible ahora, según Manuel Campos, debido a diversos factores, como la gran diversidad que tendrá esta convención constitucional, a la cual se suma la preferencia de las personas por candidatos(as) “apolíticos” o alejados de la política tradicional.

“Vamos a tener un cambio normativo, pero ojo, los efectos no serán inmediatos, es algo de mucho más largo aliento”, dijo, lo que a su juicio, podría generar una sensación de falsas expectativas.

Jeanne Simon, en tanto, confía en que quienes sean electos(as) generarán una Constitución avanzada, “tenemos una oportunidad histórica, pese a que hay varios candidatos que han recibido gran financiamiento e irán a defender los intereses empresariales. Por eso es importante la transparencia con que este órgano trabaje, se irán generando debates públicos sobre distintos temas, sobre todo en regiones, por lo tanto sí creo que se podrán establecer los derechos más esenciales, conectándolos con lo que la sociedad quiere, y así construir un nuevo modelo de desarrollo. En esto, será crucial la colaboración y la sinergia que se logre en la convención”, aseveró.

Si bien Alfonso Henríquez tiende a tener esperanzas, también le asaltan dudas.

“Lo que suceda este fin de semana marcará en buena medida cómo se dará la discusión. Los porcentajes de participación serán importantes; cómo se barajarán las fuerzas políticas; si es que se lograrán o no los 2/3. Otro aspecto que hay que destacar es que la primera labor que enfrentará la convención será elaborar su reglamento interno de funcionamiento, el que debería incorporar aspectos ligados a la participación ciudadana, mecanismos de rendición de cuentas y normas sobre transparencia y lobby, entre otros aspectos. ¿Qué tan participativa será la discusión de este nuevo contrato social? ¿Será meramente formal o se incorporará a los electores de alguna manera? Esto marcará el sentido de la discusión, pues si la ciudadanía percibe que ésta vuelve a ser una discusión de élites, se puede producir un distanciamiento. La esperanza es que la discusión sea lo más abierta posible a través de una forma más concreta, lo que será un desafío, pues serán solo nueve meses, máximo un año”, manifestó.

Respecto de las expectativas, agregó, “si el texto resultante es muy amplio, con muchos detalles, puede generar expectativas que después se verán frustradas; por el contrario, si el texto es breve, conciso, con muchos más espacios, esa percepción de distanciamiento será menor. Hay que poner mucha atención a la manera cómo se vaya dando el proceso, lo que nos dará claridad respecto de si las expectativas serán o no satisfechas”, dijo.

Larga génesis

¿Se parece el contexto social previo a la Constitución de 1925 al actual?

Según Manuel Campos, “éste también estuvo marcado por las élites, el ruido de sables generó el conflicto social que fue la antesala a ese texto. En cambio, lo ocurrido en 2019 fue distinto, pues si bien hubo un detonante, como las protestas sociales, la génesis de esta futura Constitución es algo que se viene discutiendo hace mucho tiempo. Incluso antes de la entrada en vigencia de la Constitución de 1980 ya se discutía sobre reformarla, hubo una serie de intentos por cambiarla; las grandes reformas de 2005 y luego los movimientos Marca tu Voto y la iniciativa que lideró Bachelet. Este momento es mucho más social y más dilatado en el tiempo, durante toda la vigencia de la Constitución de 1980 se ha estado hablando sobre cómo cambiarla, pues no nos representa. Es como un largo período de la génesis de una nueva Constitución”, aseveró.

Según Alfonso Henríquez, “no hay que perder la perspectiva respecto del momento social que vive Chile y muchos países. Estamos inmersos en un agotamiento de la transición política, de la democracia tutelada, y el ejemplo más claro es el proceso que habilita la elección de esta convención. No hay que olvidar que la Presidenta Bachelet intentó impulsar un proceso que fracasó no solo porque la oposición de la época se opuso, sino porque hubo poco piso político en general para avanzar. Esta Constitución no surge del estallido social, tiene una génesis mucho más amplia, y hay que identificar cuáles son las peticiones de la ciudadanía. Existe un cuestionamiento al modelo económico de desarrollo y a la forma en cómo hemos ido articulando nuestro sistema político, las Constituciones no surgen cuando las cosas están bien. También hay que estar atentos al contexto mundial, al aumento de la desigualdad, al surgimiento de fuerzas políticas de extrema derecha, por lo tanto, es un proceso que no solo se inserta dentro de un escenario complejo nacional, sino que además, convive con una pandemia mundial”, planteó.

– ¿Cuál es la trascendencia de la elección que culmina hoy?

Manuel Campos: La posibilidad histórica que tenemos de elegir a los integrantes del órgano que redactará esta nueva Constitución es única, por lo que no hay que desaprovecharla. Si queremos que se produzcan los cambios que esperamos es necesario ir a sufragar de manera informada, conociendo las propuestas e ideas de los candidatos. Es importante que este proceso no sea considerado como uno más, sino que sea un acto mediante el cual estamos decidiendo qué tipo de Constitución queremos para nuestro país. Hay que darle la mayor importancia, sé que las circunstancias son complejas, pero debemos hacer el esfuerzo para sentir que este órgano nos va a representar y plasmará nuestras convicciones, que este texto nos representará y nos permitirá desarrollarnos en una sociedad democrática, republicana y liberal.

Jeanne Simon: Destaco este proceso, en cada etapa debemos participar y votar informados para demostrar que sí hay interés de la ciudadanía en la democracia. El proceso no termina acá, hay que seguir conversando en familia, con los niños. Esto es una fiesta cívica, y la nueva Constitución permitirá construir un país más republicano.

Alfonso Henríquez: Ésta es una de las elecciones más importantes de los últimos cuarenta años en Chile, porque la Constitución importa e importa mucho. Para el plebiscito se quiso instalar la idea que ésta era una discusión de las élites, que lo importante era aprobar leyes en el Parlamento y que la Constitución tenía poco impacto en la vida de los ciudadanos. Durante este último año hemos sido testigos de todo lo contrario, el diseño de la actual carta fundamental tiene un impacto directo en la calidad de vida de la población, lo hemos visto en los proyectos en materia tributaria, en el retiro del 10%, en la tensión entre el Presidente y el congreso, etc. Quienes elijamos tendrán una gran responsabilidad, pues redactarán esas reglas del juego que tarde o temprano nos van a afectar positiva o negativamente, según como se vaya dando la discusión. Hay que recordar que éste es el primer proceso participativo y democrático en nuestra historia, es primera vez que podremos incidir en el texto de una Constitución, y eso debe ser valorado positivamente, y como ciudadanos debemos estar a la altura de las circunstancias.

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