“Con Carlos Campos fuimos compañeros de enseñanza básica en la Escuela 28 del Barrio Plaza Chacabuco en Independencia. Teníamos 8 a 9 años y en los recreos era el pailón más grande y fuerte que se hacía notar. Crecimos en un barrio futbolizado, yo vivía frente al Estadio Santa Laura. Se fue el más grande goleador de la ‘U’”, recuerda el historiador y decano de la Facultad de Educación y Humanidades de la UBB Chillán, Marco Aurelio Reyes, quien creció viendo los goles de Carlos “El Tanque” Campos, histórico artillero de la Universidad de Chile, que dejó de existir a los 83 años, enlutando al fútbol chileno.
El destacado historiador, que se hizo fanático de la “U” cuando ingresó a estudiar Historia y Geografía a la Universidad de Chile, desclasifica datos de la infancia de Campos, quien llegó a los 11 años a la “U”, sumó seis títulos como referente y leyenda del “Ballet Azul” (1959, 1962, 1964, 1965, 1967 y 1969), y es hasta hoy el máximo goleador histórico del club -con 199 conquistas”, integró la Selección Chilena que logró el tercer lugar en el Mundial de 1962 y disputó el Mundial de Inglaterra 1966.
“9” de laboratorio
“Carlos Campos fue un centrodelantero de laboratorio, porque nunca fue muy bueno para la pelota, pero era fuerte y cabeceando era espectacular. En la escuela nos dirigía el profesor de gimnasia Hugo Tassara, quien después fue entrenador de la Selección Chilena y Costa Rica. Él lo llevó a la primera infantil de la ‘U’ a los 11 años donde lo terminó de moldear ‘Pepe’ Ruiz y no Luis ‘Zorro’ ‘Alamos como se dice. Carlos era el más grande de todos nosotros en el barrio. Humilde, de una familia sencilla, vivía en unas casitas de la Caja de Empleados Públicos”, repasa Marco Aurelio Reyes, quien después comenzó a seguir a su vecino y compañero de escuela, como figura de la “U”.
Reyes confiesa que viajaba para ver a los azules. Que con sus compañeros compartía, en la antigua sede del ‘Romántico Viajero’ del sector Santa Lucía, no solo con Campos, sino que con leyendas de ese inolvidable Ballet Azul como Leonel Sánchez, Luis Eyzaguirre, Manuel Astorga y Braulio Musso.
“En 1959 explotó el ‘Negro’ Campos cuando en la final le metió los goles en el triunfo a Colo Colo. Fíjate que Campos no era técnico y quizás menos que el exquisito nueve Luis Orlando Meléndez y que el argentino Norberto Ferrari, que era un cabeceador eximio y quien le enseñó a cabecear a Campos, que por eso es de laboratorio, siempre al comienzo le decían ‘Chuzo’, no tenía buen pie como Rubén Marcos, Musso o el Chepo Sepúlveda”, describe el historiador, fanático del fútbol.
Marco Aurelio fue testigo de los innumerables goles de cabeza de Campos en el Estadio Nacional, Santa Laura y otros estadios del país. También lo vio jugar por Chile cuando la Selección venció a Yugoslavia por 1-0 con gol de Eladio Rojas y logró el tercer en el Mundial del 62’.
“El ‘Negro’ Campos terminó jugando en una pata, estaba lesionado al igual que Manuel Rodríguez, pero no se permitían los cambios”, repasa.
“Lo vi hacer muchos goles y en esa época la jugada patentada era centro de Leonel Sánchez y gol de cabeza de Campos. Era la fórmula que no fallaba”, enfatiza el docente.
Después Reyes se fue a estudiar el sexto de humanidades al Liceo Gabriela Mistral, desde donde recuerda, también salieron grandes jugadores como Washington Villarroel, que brilló en la Universidad Católica, fue su amigo y compañero de banco en el liceo y no quiso ir a la Selección.
Cuando se retiró, cuenta Reyes, su ex compañero e ídolo después, Carlos Campos, ingresó a trabajar al Instituto de Ensayos de Materiales en el Departamento de Ingeniería, donde jubiló. Pero su legado como terrible goleador traspasó generaciones. Por eso Jean Beausejour, lateral azul y seleccionado chileno, recalcó que con la partida de Campos se iba parte del “patrimonio de la ‘U’”.
La ANFP decretó duelo institucional por su deceso.