Cuba recibió una visita el pasado miércoles 12 de junio: tres navíos de guerra y un submarino rusos. Una muestra del fortalecimiento de las relaciones entre los dos países, que han sido aliados históricamente.
“Corresponde a las históricas relaciones de amistad y estos ejercicios conjuntos (que ocurrieron en aguas del Atlántico) se producen en el marco de la cooperación internacional”, apuntaron ambos países.
Sin embargo, estando a tan solo 145 kilómetros de territorio estadounidense, Washington tiene la mirada puesta en esta flota en un momento de tensión entre la potencia norteamericana y Moscú debido a la guerra en Ucrania.
A finales de mayo, EE. UU. autorizó a Kiev a utilizar armas en territorio ruso cerca de la frontera con su país, una línea roja para Rusia. Por eso, cualquier acción de los bandos es delicada en estos momentos.
Para Lajos Szászdi León-Borja, doctor en Ciencias Políticas en The Catholic University of America, en Washington D.C., y experto en relaciones internacionales, “esto es una respuesta al hecho de que Washington haya autorizado a Ucrania a utilizar armamento estadounidense contra blancos rusos militares. A la vez, Estados Unidos quiere estar preparado para un eventual ataque contra los países Bálticos, por eso, la OTAN también está haciendo ejercicios en esta zona cercana a Rusia”.
No obstante, de cara al público, el Ejecutivo de Joe Biden asegura que estas maniobras no suponen una amenaza para la seguridad nacional estadounidense.