“¡Vamos a expandir el deporte comunitario!”.
Esa fue la única frase con la que el Presidente electo de Chile, Gabriel Boric, durante su primer discurso, consumada su victoria, le hizo un leve guiño a la gestión deportiva que proyecta bajo su mandato, una vez que asuma el 11 de marzo.
Lo cierto, y digámoslo abiertamente, es que el deporte jamás fue un eje temático en entrevistas o debates en plena campaña.
Más allá de una entrevista especializada de un medio dedicado al mundo deportivo, donde el nuevo mandamás del país, fanático de la Universidad Católica y del boxeo, pudo dar más luces de sus objetivos en el área, la verdad es que el deporte prácticamente no se abordó.
Pues bien, para quienes no saben, y a propósito del vergonzoso final del fútbol chileno, con clubes administrados por sociedades anónimas deportivas, que se acusan mutuamente por “dobles contratos” y “pagos” negros, Boric pretende crear un nuevo modelo de administración para el balompié criollo.
Considera que las S.A. alejaron a los hinchas y su objetivo es recuperar ese rol social.
Es partidario de la separación de la ANFP y de la Federación del Fútbol de Chile y anticipa la unificación del Ministerio del Deporte con el Instituto Nacional del Deporte, para fortalecer la gestión del Estado, preocupándose de todo el ciclo de vida de los clubes de barrios y deportistas.
Además, considera terminar con el Plan Estadio Seguro, para abordar con una fórmula más “social” la violencia en los estadios, la Creación de una Ley Laboral de Deporte y fortalecer las Federaciones Deportiva. ¿Podrá lograrlo?
