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Bomberos: otra “primera línea” pero que trabaja casi sin medidas de protección

Establecer que los accidentes de tránsito bajaran en un 90% en la Región de Ñuble y que no ha habido fallecidos a consecuencia de ellos, podría plantearse como un escenario positivo en grado histórico.

Sin embargo, lejos de ser una consecuencia de una conducta vial admirable, es sólo debido a las restricciones sanitarias como la cuarentena, el toque de queda y, por sobre todo, el cordón sanitario, lo que ha significado una baja evidente en el tráfico vehicular.

Sólo 13 eventos en la Ruta 5 Sur y ninguno en el radio urbano hasta antes del fin de la cuarentena.

“Pero ahora, cuando se levante el cordón sanitario, lo más probable es que nuevamente se vuelva a las tasas de accidentes normales, y eso para nosotros es algo que, en estas condiciones de salud pública, es muy complejo”, advierte el comandante de Bomberos, Chillán, Gustavo de La Fuente.

Esto porque Bomberos Chillán, siguiendo con los protocolos que se debieron actualizar por la aparición del coronavirus, con ayuda de la Junta Nacional de Bomberos y un aporte interno, se logró comprar equipamiento especial para que los voluntarios minimicen los riesgos de contagio, que les permite la asistencia segura para cerca de 50 casos.

“Y si en abril, como decía, hubo 3 concurrencias en total, el primer día en que se levantó la cuarentena, hubo cinco accidentes a los que tuvimos que asistir”, añade.

Por aritmética simple, se puede prever que el material de seguridad conseguido por los voluntarios en la capital regional, apenas duraría para algo más de una semana.

Y eso sin contar con la eventualidad de concurrencias a incendios u otro tipo de accidentes en que el contacto con otras personas -por lo tanto, posibles vectores- es inevitable.

De la Fuente, admite que “nosotros nos habíamos preparado para poder operar entre uno y dos meses como máximo, siempre y cuando se hubiesen mantenido las medidas sanitarias que estaban vigentes. Habrá que analizar cómo lo haremos, ahora, tal vez buscar ayuda extraordinaria, sin embargo, estamos conscientes que los recursos se están destinando a otro tipo de servicios, como la salud, lo que es entendible”.

En detalle, las medidas que tomaron fue la de comprar -con recursos de cada voluntario- mascarillas de alta capacidad de filtro, antiparras especiales que se agregan a las que tienen incorporados los cascos, además de cajas de guantes desechables.

Y aunque De la Fuente dice con genuino orgullo que estas adquisiciones se hicieron “gracias a un alto desembolso” se refiere en realidad a sólo 2 millones de pesos, cifra que se entiende enorme cuando sale del bolsillo de los voluntarios, pero que asoma casi marginal, cuando se la compara a otro tipo de gastos de menor relevancia hechas por entidades estatales, fiscales o municipales.

“No se nos toma en cuenta”

Declarada la fase tres de la pandemia en Ñuble, a fines de marzo, todo cambió en los cuarteles.

Al personal rentado, como maquinistas u operadores telefónicos, se les debe ir a buscar y a dejar a sus domicilios en los vehículos de la institución, para no exponerlos a contraer el Covid-19 en la locomoción pública.

Por lo demás, se decretó que se mantendría un acuartelamiento permanente, pero sólo con cuatro bomberos, más el personal rentado en el cuartel y un oficial. El resto de los voluntarios deben sumarse desde sus domicilios en caso de emergencia.

Así, queda totalmente prohibida la entrada al cuartel de cualquier otra persona.

Pero hay una modalidad protocolar que destaca por sobre el resto.

“En caso que se nos reporte que en una de las emergencias hay personas en cuarentena, o derechamente, contagiadas con coronavirus, entonces debemos ocupar unos trajes especiales que le permiten al voluntario encapsularse totalmente”, puntualiza el comandante.

Junto a esto, es el personal de la Quinta Compañía de Bomberos, especialista en manipulación de elementos peligrosos, quienes deben hacer un trabajo de aislamiento del lugar de la emergencia y preparar el terreno para sus colegas rescatistas.

“El problema es que nadie nos avisa si es o no el caso. Por ejemplo, para el incendio que hubo durante la cuarentena, en la población 11 de Septiembre, había mucha gente en las calles y sin protección alguna. Lo mismo cuando hemos ido a los accidentes, no tenemos cómo saber si hay personas contagiantes o no”, advirtió el comandante.

Y es en este punto donde se detiene y sin tapujos plantea que “nos molesta que nunca se incluya a Bomberos en las mesas de trabajo en materia de seguridad. Y ahora se repite el caso, porque nunca nos han incluido en las mesas de coordinación en esta pandemia, acá en la ciudad”.

Esta ausencia hace que, por ejemplo, no cuenten con la posibilidad de tener acceso a conocer cuáles son los domicilios con personas en cuarentena, ni tampoco se les provee de medidores digitales de temperatura, lo que asoma indispensable para garantizarles un actuar seguro.

Lo que han debido hacer, es una pequeña encuesta al momento de recibir los llamados de auxilio. Y como es de esperar, esta “pequeña encuesta” suele irritar a quien llama.

“Si por esas circunstancias, nos llegamos a enterar que acudimos a un rescate determinado, en el que tuvimos que asistir, o entrar en contacto con personas en cuarentena, eso significaría incluso el cierre total de algunos cuarteles, ya que todos sus voluntarios deberían estar haciendo cuarentena obligatoria por dos semanas. Imagínese que haya una emergencia, pero con los bomberos en cuarentena…”, formuló.

La exclusión de Bomberos de todas las mesas de planificación y seguridad es cuento viejo.

Por tanto, viejo sus reclamos sobre el diseño vial de algunas villas que cuentan con calles tan estrechas que hacen imposible el paso de un carro bomba, en caso de incendio.

Restricciones legales

La solicitud de acceder a la base datos de las personas contagiadas, se hizo ya hace unas semanas por parte de algunos alcaldes tanto de Ñuble como del resto del país.

Y la respuesta -para argumentar la negativa a la petición- entregada por el Gobierno es la misma que desde la intendencia, esta vez, en voz del coordinador regional de Seguridad Pública, Alan Ibáñez.

“Hay un impedimento legal que se basa en el espíritu de proteger el derecho a la intimidad de los pacientes. Es por esa razón que sólo la seremi de Salud puede tener acceso a esa información que es de carácter confidencial y ninguna otra institución más en el país”, dice.

Para sustentar con ejemplos, explica que todas las fiscalizaciones domiciliarias que se han estado realizando, “para controlar que las personas a quienes se les envió a realizar una cuarentena, se ha estado realizando por parte de personal de Carabineros, el Ejército o la PDI, pero en compañía de personal de la Seremi de Salud”.

Por lo demás, a Carabineros se les proveyó de una aplicación especial en la que al ingresar un rut determinado, se confirma si la persona fiscalizada está o no con obligación de cuarentena, pero no se les ha entregado, tampoco, la base confidencial de datos.

Finalmente, el Intendente, Martín Arrau, atendiendo las necesidades planteadas por Bomberos, “en adelante serán invitados a las mesas de coordinación de emergencias que tengamos en la Región”.

De aquí en adelante

En comunas como Chillán ha habido un promedio de entre cinco y siete concurrencias diarias en estas últimas semanas.

Incluyendo incendios, inflamaciones de estufas, fuego en vehículos, quemas descontroladas de basura y los inacabables incendios de pastizales.

Pero en las últimas semanas también ha habido emergencias en comunas como Pinto, Coihueco, Bulnes, Chillán Viejo, o sectores rurales como Quinchamalí, Santa Blanca o Santa Cruz de Cuca.

“Y si en Chillán, que es una de las compañías más profesionalizadas del país, hay problemas de equipamiento, para cuarteles de comunas rurales, la situación es definitivamente alarmante”, dice el prevencionista de riesgo y experto en emergencias por materiales peligrosos, Pablo Pinto Hamm.

Sumando experiencia, además, como bombero, dice que los voluntarios “que trabajan en este contexto deben usar protección máxima, porque el que no lo usa se arriesga fuertemente a contaminarse. El problema, para las compañías de sectores rurales es que ellos tienen incluso mucho menos recursos que las compañías de las ciudades”.

Por lo mismo, añade que “por frío que suene, si a Bomberos no se les asegura que pueden trabajar con los estándares básicos de seguridad, sencillamente no deberían trabajar”.

La encrucijada, a juicio del experto, está en que hasta el momento, todo lo que se está haciendo para prevenir el contagio -a nivel mundial- “es meramente experimental. Cada día se descubren cosas nuevas respecto al coronavirus. No hay vacuna y nadie en el mundo puede decir hoy, cuándo se va a detener esta situación”.

El futuro bomberil, por lo tanto, se avizora complejo. Los protocolos pueden perfeccionarse y adaptarse, pero siempre girarán en orden de proteger al voluntario.

“Con el tiempo sabremos si se exigirá otro tipo de trajes, mascarillas permanentes y procedimientos de rutina con exigencias nuevas. Necesitan trabajar, entonces, coordinados con el resto. No se les puede seguir excluyendo”.

Foto: Comandancia Chillán

Felipe Ahumada

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