Recientemente se promulgó la ley de reforma tributaria o también llamada “Modernización tributaria”, un paquete de medidas que apuntan a entregar mayores certezas y beneficios para el emprendimiento y las pymes, y para sectores sociales clave, como los adultos mayores y la clase media, así como incrementar la recaudación de impuestos en US$2.200 millones, lo que permitirá financiar parte de la nueva agenda que impulsa el Gobierno para dar respuesta a las demandas sociales.
Un aspecto a destacar de esta reforma es que las regiones recibirán nuevos ingresos permanentes, como el 1% de la inversión de grandes proyectos que se realicen en su territorio -mayores de US$10 millones- así como también recursos distribuidos mediante un mecanismo de compensación interregional.
En esa línea, y con un claro objetivo dinamizador de la economía, también se estableció la depreciación instantánea del 50% del total de la inversión en activos fijos, lo que en el caso de la Región de La Araucanía será de 100% por dos años con el fin de incentivar la inversión.
En este último punto, resulta lamentable que no se haya logrado extender el beneficio de la depreciación instantánea del 100% para Ñuble, la segunda región más pobre de Chile y que requiere con urgencia de estímulos a la inversión en un contexto de desaceleración económica. De hecho, antes del estallido social una de las gestiones que realizaba el intendente Martín Arrau ante el ministro de Hacienda de entonces, Felipe Larraín, era precisamente replicar dicho beneficio a Ñuble. La crisis iniciada en octubre y la salida del secretario de Estado dejaron en suspenso dichas conversaciones y se espera que este año se puedan retomar.
Otra medida clave para las regiones que considera esta reforma es la extensión de los beneficios para zonas extremas hasta el 2035, puesto que los vigentes finalizaban en 2025, como el crédito tributario para las inversiones productivas, bonificación a la mano de obra, devolución de IVA a turistas, entre otros.
Sobre este punto, no son pocos los líderes gremiales y políticos de Ñuble que han planteado la necesidad de introducir mecanismos de atracción de inversiones en la región, como los beneficios tributarios para las zonas extremas o una zona franca agroindustrial para la exportación, sin embargo, sus voces parecen chocar contra el espeso muro de la Intendencia, dado que hasta el momento no han sido tomados en cuenta con el argumento de que no se considera hacer excepciones tributarias con la naciente región.
Desafortunadamente, cuando los tecnócratas se imponen sobre los políticos se produce un alejamiento entre la autoridad y la ciudadanía; ejemplos recientes hay muchos.
En el caso de Ñuble, sobran las razones para implementar medidas excepcionales, como se ha hecho con La Araucanía y con las zonas extremas, puesto que la nueva región no solo exhibe una enorme brecha de ingresos respecto al resto del país, sino que también muestra un evidente rezago en inversión, infraestructura, empleo, competitividad y desarrollo humano, entre otros indicadores.
