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Basura en la cordillera

La reactivación del turismo interno nos mostró esta semana su peor cara en la cordillera de Ñuble: toneladas de basura abandonada a orilla del camino, como también en espacios de alto valor natural. En una extensión de 15 kilómetros, desde el sector de La Virgen en el centro de esquí Nevados de Chillán hasta la curva en U, más de 40 voluntarios estuvieron un día entero llenando bolsas con los deshechos que dejaron los miles de visitantes que hubo el fin de semana pasado. Desde restos de fogatas y asados, pasando por latas, botellas y bolsas, hasta incluso restos de trineos y graffitis en las rocas, se pudo ver durante el operativo realizado el martes.

Ya deberíamos saberlo, el crecimiento del turismo guarda una relación directa con la mayor generación de residuos. Un turista produce hasta dos veces más basura que un residente. Por lo mismo, los réditos económicos que brinda una mayor afluencia de público sin el correspondiente correlato en un proceso de planificación, adecuación de infraestructura y educación a la comunidad deja a la vista sus efectos, especialmente en el invierno, cuando Las Trancas y Termas de Chillán son los destinos preferidos de miles de visitantes.

Paradójicamente al mismo tiempo que los lugares turísticos sufren la contaminación del entorno, los turistas demandan espacios limpios: Según la última encuesta de satisfacción realizada por Sernatur, más del 70 por ciento de los visitantes considera que la contaminación, especialmente debido a la basura, es el aspecto ambiental más importante por resolver.

En la medida que se ha avanzado en el desconfinamiento, en muchos sitios atractivos de Ñuble se produce un fuerte aumento de residuos, pero es pertinente reconocer que en mucho se debe a la ausencia de educación de los visitantes, que arrojan los desechos más sorprendentes. En algunos casos también cabe reconocer que la ausencia de contenedores ayuda a que este fenómeno sea aún peor. Por eso una adecuada gestión no solamente responde a un problema de infraestructura, sino a la necesidad de adecuadas campañas de concientización.

Son muchos los factores que colaboran con la generación de basura, y su reducción requiere disminuir la cantidad de residuos con destino a su disposición final y promover métodos adecuados para su valorización. Los residuos son tales en la medida en que no sepamos aprovecharlos para otro destino que no sea su disposición.

Claro que es necesario que el Estado respalde la acción municipal y ponga en marcha un sistema que asegure una gestión integrada de los desechos. Si los gobiernos locales son abandonados en esta materia, será imposible enfrentar los impactos de la actividad turística en el medio ambiente y en la calidad de vida de las comunidades.

Ñuble reclama que el turismo pase a una segunda fase de desarrollo y resuelva estas deficiencias para lograr no solo la sustentabilidad ambiental, sino también económica, ya que la naturaleza, y los destinos turísticos asociados a ella, también pueden desvalorizarse.

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