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Anuncios con mucho ruido, pero con pocas semillas

El futuro de Ñuble depende exclusivamente de lo que hacemos o dejemos de hacer en el presente. Las buenas intenciones que se guardan en las ideas, en el discurso o en los documentos de planificación, son la vía más expedita para mantener el rezago y la pobreza en el territorio.

El despertar del año 2019 se inicia con un significativo cambio en la división político-administrativa del país. En plenitud inicia su funcionamiento la nueva Región de Ñuble, compuesta por 21 comunas, 470 mil habitantes y un territorio de poco más de 13 mil kilómetros cuadrados. Dos son los principales atributos del nuevo territorio: lidera el índice de ruralidad y es la segunda región más pobre del país. Tres años después, nada ha cambiado.

Con un presupuesto el año 2019 superior a los dos mil millones (77% de los cuales están imputados como “Gasto en Personal”), el Ministerio el Interior le dio el vamos al funcionamiento del Gobierno Regional de Ñuble. En materia de inversión pública regional, la cifra rozó los $49 mil millones, 35 de los cuales se asignaron a proyectos de inversión (72%).

Corfo Región de Ñuble es el organismo público que apoya el emprendimiento, la innovación y la competitividad, fortaleciendo, además, el capital humano y las capacidades tecnológicas. Para cumplir dicho cometido, la institución en medios de prensa de la época (2019) cifró en más de dos mil millones de pesos la adjudicación de fondos regulares, con una cobertura de casi 500 beneficiarios.

Sin embargo, a pesar de la difusión del esfuerzo realizado, la estructura del tejido empresarial local se mantuvo inalterable. En efecto, el Servicio de Impuestos Internos registra para Ñuble durante el período 2016 – 2020 una composición relativamente estable por tamaño de empresas. El 82% son microempresas; el 16% son empresas pequeñas; el 1,5% son empresas medianas; y el 0,5% son empresas grandes.

En términos de los trabajadores contratados (dependientes y honorarios), la microempresa aporta con el 19% en forma estable durante el período. La pequeña empresa redujo su participación a niveles del 31% hacia el final del período. La empresa mediana y grande se mantuvieron relativamente estables en torno al 24% y 26% de participación, respectivamente.

La competitividad – medido por el gasto en personal como porcentaje de las ventas – tuvo un comportamiento disímil según tamaño de la empresa. La microempresa fue por lejos la que mostró una fuerte caída de la competitividad, la cual fluctuó entre el 17% a inicios del período a 20% hacia fines del período, con la mitad de la productividad media del trabajo de la mediana y pequeña empresa y un cuarto de la que registró la empresa de mayor tamaño. Esta realidad, dejó a la microempresa sin chance de escalar el nivel de ventas.

En resumen, los anuncios de la política pública, a través de los organismos encargados del fomento, no han tenido un correlato en la actividad económica que generan las empresas de la región. En este escenario, las cifras condenan a Ñuble a estar en los últimos lugares en materia de desarrollo económico y social. Por ello, la tarea prioritaria es cambiar la estrategia, priorizando menos anuncios, pero muchas más semillas. 

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