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Anticipan bajas precipitaciones y altas temperaturas para el otoño en Ñuble

La Dirección Meteorológica de Chile (DMC) en su último informe para este trimestre -marzo, abril y mayo- anticipó que en la zona centro sur del país las temperaturas estarán por sobre lo normal y la precipitación por debajo de lo normal.

El meteorólogo de la Oficia Servicios Climáticos de la DMC, Diego Campos, explicó que “será más seco, no necesariamente que los años anteriores sino que más seco de lo normal, y lo normal es un periodo de 30 años donde se hace un promedio y lo comparamos todos los años entre 1991 y 2020. Para Chillán la normalidad en el otoño estará entre los 190 y 320 milímetros”, por lo tanto se esperan lluvias por debajo de los 190 milímetros.

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Mientras que, las temperaturas se verán afectadas en las máximas y en las mínimas, “asociados a la baja de precipitaciones, nosotros esperamos que en la zona sea con las temperaturas más altas de lo normal, es decir, que las tardes sean más cálidas que el promedio, pero que las temperaturas mínimas, en las noches y temprano en la mañana, serán más bajas de lo normal, de la mano de poca lluvia, es el comportamiento de una zona que está muy seca”.

Todo esto viene de la mano de las previsiones estacionales de la Universidad de Columbia, que de la misma manera que la DMC, hacen una proyección de cómo serán los siguientes meses mediante un mapeo con las zonas más críticas de bajas precipitaciones, que en Latinoamérica se anticipan para la zona centro sur de Chile.

El académico de la Universidad de Concepción, experto en recursos hídricos e investigador principal del centro CRHIAM ( Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería), José Luis Arumí, comentó que “están complejos los pronósticos, la parte oscura (ver gráfico), es el pronóstico del invierno, no solo el otoño. En la zona central estamos en un 70% bajo lo normal, lo que significa que es posible que tengamos otro invierno seco”.

A esto se suma que, “el promedio histórico en Chillán, es que el 85% de la lluvia ocurre en invierno, finales de otoño y principios de primavera (…) Entonces el pronóstico de junio, julio y agosto, es clave porque es cuando cae la nieve, y es claro que nos afecta directamente, porque nuevamente vamos a tener un año con baja acumulación de nieve, puede ocurrir como en años anteriores que haya lluvia en primavera, pero eso también nos complica el patrón agrícola”.

Esta baja precipitación y poca acumulación de nieve trae consigo una serie de consecuencias, como afectación en la turística de Las Trancas, menor acumulación de agua para el verano con la infiltración de agua hacia las napas, por ende, los pozos y los APR (Agua Potable Rural) se secan. Y como desde 2006 no hay una crecida por aguas lluvias, no hay transporte de arena hacia el mar y cuando esto no ocurre las playas se achican.

Por esto, Arumí hizo hincapié en que “revertir la situación depende de la condición climática, en lo tenemos que pensar es en nuestra adaptación y mitigación de las nuevas condiciones, si esto significa sacar el pasto del jardín, hay que hacerlo, es parte de un cambio cultural”.

¿Qué hacer?

La ausencia de una cantidad normal de lluvias para esta zona y específicamente para Ñuble se registra desde hace más de 10 años y se denomina como Megasequía, lo que lentamente afecta a distintas áreas productivas de la región.

El experto en Recursos Hídricos se refirió a que hay mucha discusión y pocas medidas para paliar la situación. “Hay que empezar a tomar medidas como construir embalses, pero cada vez que se habla de esto es un tremendo problema, nos llenamos de discusiones y la desertificación avanza”.

Plantea que los embalses deben ser de un tamaño pequeños o medianos en la precordillera, ubicados en lugares estratégicos y bien pensados. Un buen ejemplo de esto es el Embalse Digua, ubicado en la Región del Maule.

“El Embalse Digua es el más sustentable que tenemos es Chile, es una joya de diseño y es un embalse lateral, (…) y permite arreglar toda la zona de Parral, este tipo de embalse es de bajo impacto ambiental y se pueden construir en los ríos”, afirmó el académico de la UdeC y agregó que el proyecto de Zapallar es una buena opción, pues se emplazan en zonas de impacto ambiental relativamente bajo y genera capacidad de almacenamiento.

El invierno recién pasado registró bajas precipitaciones, de 550 milímetros de lluvia, mientras que en la misma fecha del año 2020 se registraron 569. Lo normal está en alrededor de los 1.000 mm.

Texto: Antonieta Henríquez

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