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Antibióticos: el desafío de usarlos racionalmente

El hecho de que las bacterias desarrollen resistencia a los antibióticos es normal y esperado, porque es un mecanismo de defensa de éstas frente a estos agentes químicos cuya intención es eliminarlas.

Los antibióticos están diseñados para tratar las infecciones causadas por bacterias, no las infecciones causadas por virus. Por ejemplo, un antibiótico es adecuado para tratar una amigdalitis estreptocócica, que la produce una bacteria, pero no es el tratamiento indicado para la mayoría de los dolores de garganta, que los causan los virus.

La resistencia antimicrobiana (RA) aumenta cuando son mal utilizados y el principal riesgo es que deja sin efecto al medicamento ante este tipo de enfermedades, explica el Dr. Christian Esveile, infectólogo, del Hospital Clínico Herminda Martín, quien llama a usarlos en forma responsable, solo cuando un médico los receta y por el período específico indicado por el profesional.

Esta manifestación (RA) tiene dos efectos. El primero, sobre las personas que el especialista ejemplifica de esta manera: “Supongamos que tienes una infección causada por un millón de bacterias, dentro de esa población bacteriana, una será naturalmente resistente al antibiótico ‘X’. Al utilizar este antimicrobiano, todas las bacterias morirán, excepto una –la que era resistente- y esa se reproducirá a pesar de que la persona con la infección siga recibiendo el medicamento ‘X’, por lo que no habrá mejoría, sino que su cuadro empeorará, incluso pudiendo agravarse hasta la muerte”.

El segundo impacto es en la población. “Si observamos, por ejemplo, a los habitantes de una localidad, el uso inapropiado de este tipo de medicamentos hará que las bacterias que puedan enfermar a las personas de forma mayoritaria sean resistentes, entonces los médicos no podremos utilizar el antibiótico ‘X’ sino que tendremos, que usar el ‘Y’, más costoso y con más efectos adversos”, puntualiza el facultativo.

En el Hospital Clínico Herminda Martín, el doctor Esveile, lidera el Programa de Optimización del uso de Antimicrobianos (PROA), una estrategia nacional orientada al buen uso de estos productos, que no se prescriban en forma excesiva y que, si se hace, sea en las dosis y por los días que corresponde.

El programa, además, es integrado por médicos/as, químicos/as farmacéuticos y tecnólogos médicos/as de microbiología, que “abordan este desafío de manera integral y se ha comprobado que, con su trabajo, mejora el pronóstico de las personas que se tratan con antibióticos y también se disminuyen los costos asociados en salud”.

De acuerdo con el infectólogo, existen otros efectos adversos del uso inadecuado de los antibióticos porque “éstos también destruyen las bacterias buenas del organismo como las del microbiota intestinal, además de generar muchas veces molestias digestivas, alergias y también podrían interactuar con otros fármacos”.

Con el PROA, buscamos fortalecer el mensaje de que “solo algunas infecciones deben tratarse con antibióticos y que su uso inadecuado causa daño”, destacó el facultativo.

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